El motivo por el que la Infanta Elena no se ha vuelto a enamorar 16 años después de su divorcio

La Infanta Elena y Jaime de Marichalar se dieron el «sí, quiero» en una romántica boda celebrada el 18 de marzo de 1995. Un cuento de hadas que no tuvo final feliz. A finales de 2009, en un comunicado la Casa Real anunciaba el cese temporal de la convivencia. Lo que en un momento se comunicó como un hecho transitorio por la Casa Real, intentando suavizar así la separación entre ambos, terminó demostrándose que era definitivo con el paso del tiempo. Lo que llama la atención es que, desde entonces, a la hermana del Rey Felipe VI, que está a punto de cumplir 60 años, no se le ha conocido ninguna otra pareja sentimental.

Muy discreta en lo que a su vida personal se refiere, la Infanta Elena se ha mostrado siempre muy volcada en el cuidado de sus dos hijos –Felipe y Victoria Federica, fruto de su matrimonio con el duque de Lugo–, y en su trabajo como miembro de la realeza de nuestro país. Es habitual ver a la hija del Rey Don Juan Carlos acompañar a este en sus regatas, acudir a corridas de toros con su circulo de amigos más personal y personarse en diferentes actos culturales, siempre con una gran sonrisa. Pero en lo que a relaciones sentimentales se refiere, ninguna se ha oficializado desde que finalizase su primer matrimonio.

A pesar de que han existido rumores siempre en torno a su figura, ha sido el jinete Luis Astolfi con quien más se ha relacionado a la Infanta Elena en las últimas décadas. Ambos se conocieron cuando la primogénita de la Reina Sofía tenía solo 23 años y, aunque nunca se confirmó por la Familia Real, ambos mantuvieron un amor de juventud. Sin embargo, su vínculo, que nació de su pasión por los caballos, se extendió en el tiempo y ambos se han mostrado siempre de lo más cercanos y cómplices durante sus encuentros públicos.

Precisamente, era este pasado fin de semana cuando ambos volvían a coincidir en el Campeonato de España de Veteranos del Real Club Pineda Sevilla. En el evento, la hija del Rey Don Juan Carlos no dudó en compartir confidencias con el jinete y demostrar la buena relación que les une. Aunque al menos, a nivel público, parece que solamente se ha tratado siempre de una simple amistad. Y es que una de las razones principales por las que la Infanta Elena no se habría vuelto a enamorar tras su divorcio de Jaime de Marichalar sería la que atañe directamente a sus convicciones religiosas.

Firme devota, el hecho de haber pasado por el altar junto al duque de Lugo podría llevarla a no querer enamorarse de nuevo. No solo por haber estado ya casada, sino porque durante el matrimonio junto al padre de sus dos hijos lo habría pasado realmente mal. Así al menos lo desvelaron algunas fuentes, haciendo referencia a que, cuando le dio el ictus a Jaime de Marichalar, «empezó un infierno para ella» a causa del carácter «malhumorada e iracundo» que comenzó a mostrar el duque. Por eso, en el límite de su situación, la Infanta terminaría confesando a su padre en 2004 «que no podía más», aunque no fue hasta 2009 cuando puso fin a su relación con él.