La mano negra que quiere desprestigiar a Carlos III y la Princesa de Gales
En la versión holandesa del libro Endgame aparecen «por error» los nombres de las personas acusadas de racismo
Cuando la Reina Isabel, el entonces Príncipe de Gales y el Príncipe Guillermo no llegaron a un acuerdo con el Príncipe Harry en la llamada 'cumbre de Sandringham' en 2020 sobre la función de los Duques de Sussex en el seno de la institución, la Casa Real británica con toda su maquinaria no había calculado las consecuencias del Megxit, o quizás sí. Han pasado más de tres años desde la ruptura y continúan los ataques a esta monarquía vulnerable.
Todo comenzó en la entrevista con Oprah Winfrey el 7 de marzo de 2021. Meghan Markle afirmó que en la Familia Real, no dijo quién pero descartó que fuera la Reina Isabel o el Duque de Edimburgo, se habían planteado «preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser la piel de Archie», el hijo mayor de los Duques de Sussex, antes de que naciera. La entrevista, que siguieron más de 49 millones de espectadores según la CBS, de los cuales más de 12 millones eran de Reino Unido, destapó la caja de los truenos: el debate acerca de si la familia real británica era racista o si existían prejuicios inconscientes en la institución.
El Rey y Kate, autores del polémico comentario
Aquel episodio tan peligroso para la monarquía británica y doloroso para la familia real vuelve a cobrar actualidad. La noticia saltaba el pasado 29 de noviembre, un día después de que saliera a la venta Endgame (Fin del Juego). Dentro de la Familia Real y la lucha de la Monarquía por la supervivencia, el nuevo libro de Omid Scobie, conocido por ser el portavoz no oficial de Meghan Markle. Los periódicos de Reino Unido publicaban que en la edición del libro en lengua holandesa aparecían los nombres de los dos miembros de la Familia Real que habrían realizado el polémico comentario, aunque no revelaban que se trataba del Rey Carlos y de Kate Middleton, bien por respeto de la prensa a la Firma, por miedo a las consecuencias legales de publicarlo o ambas cosas.
Cuando los nombres empezaban a circular por las redes sociales y la editorial retiraba de las estanterías las copias distribuidas en Países Bajos y Bélgica que incluían la identidad «por error», Piers Morgan, uno de los periodistas más famosos de Reino Unido, era el primero que se atrevía a decir que se trataba del Rey Carlos y de la Princesa de Gales. En su programa Uncensored (Sin censura), de Talk TV, el columnista de The Sun afirmaba que «los ciudadanos británicos también tienen derecho a conocer de qué miembros de la familia real se trata», aunque él aseguraba que «ningún miembro de la familia real hizo nunca comentarios racistas». Precisamente cuando en marzo de 2021 criticó la entrevista de Oprah diciendo que no se creía las afirmaciones de Meghan, que incluían las acusaciones de racismo en la familia real, esto le costó su puesto de presentador en Good Morning Britain de ITV, después de que la autoridad británica reguladora de las comunicaciones recibiera más de 57.000 quejas de los telespectadores, incluida una de la propia Meghan. Era el servicio a la Corona de un periodista relacionado con las escuchas telefónicas ilegales a miembros de la familia real en la época en que fue editor de Daily Mirror, un tabloide demandado por el Príncipe Harry, cuyo juicio continúa en la Corte de Londres.
Llama la atención que los periódicos británicos como The Times, The Telegraph, The Sun o The Mirror no incluyeran en la noticia que se trataba del Rey Carlos y Kate Middleton, a pesar de que los nombres habían sido desvelados dos días antes. The Times, el periódico de cabecera de la monarquía, titulaba «Los holandeses investigan el fiasco de “Endgame» y aprovechaba para calificar la entrevista de los Sussex con Oprah de «infame», desactivando los más de 1.300 comentarios de sus lectores. El ex Primer Ministro Boris Johnson, que ha vuelto al periodismo, en su columna de Daily Mail, afirmaba que «la cultura woke está dañando a Occidente» en referencia a Scobie, y, sin nombrar en ningún momento al Rey ni a Kate, aseguraba: «no creo que tal especulación sea ni remotamente racista». Trevor Phillips, que fue Jefe de la Comisión para la Igualdad Racial con Tony Blair, también comentaba en Sky news que «no existe ninguna familia de color en todo el mundo donde esa conversación no tenga lugar».
«La revancha de Meghan»
Cómo ha llegado a publicarse la identidad de los protagonistas de aquella información que Meghan no quiso revelar en su día es un misterio. Según Omid Scoby ha sido «un error de traducción». En una entrevista a ITV afirmaba que él no es responsable de la traducción de su libro en las ediciones de otros idiomas y la traductora holandesa Saskia Peeters aseguraba a un periódico que ella no añadió los nombres. El autor juraba ante las cámaras que «nunca ha habido una versión que él haya producido que tenga los nombres», aunque conocía que se trataba del Rey y de la Princesa de Gales, un dato que no había incluido en el libro debido a las leyes de difamación; un buen motivo para que los nombres se hayan publicado fuera de la jurisdicción de Reino Unido, una estrategia defensiva que ha permitido dar una gran publicidad al libro al tiempo que trata de diluir las responsabilidades de esta revelación.
Aunque el autor es el primer beneficiado de la publicidad que está teniendo su libro, ¿a quién le interesa arremeter contra el Rey y contra Kate Middleton? The Sun asegura que Meghan ha filtrado los nombres «en un ataque deliberado para desprestigiar a la monarquía tras la ruptura (con la Firma)». «La revancha de Meghan», titulaba. Y no sería de extrañar teniendo en cuenta que una ayudante de la Duquesa le proporcionó información a Omid para escribir Finding Freedom, la biografía no oficial de los Sussex, algo que la propia Meghan reconoció bajo juramento en la declaración que presentó ante un tribunal en noviembre de 2021. Según una fuente de Palacio, «es completamente improbable que los nombres hayan salido de aquí». Pero como dice el periodista Valentine Low, «en el mundo de intrigas cortesanas nada es fácil ni sencillo».
Este nuevo libro-bomba deja en muy mal lugar al Príncipe William por lo que tampoco se puede descartar que la filtración de los nombres sea una cortina de humo para tapar la información que perjudica la imagen del heredero, que es el futuro incierto de la monarquía, tocado después de las graves revelaciones de Harry en sus memorias. Teniendo en cuenta que el Rey ya tiene 75 años, la más perjudicada es Kate Middleton, a la que están sacrificando en el altar de los medios ya que desde hace tiempo viene siendo objeto de una campaña cuyo fin es desprestigiarla para bajar su popularidad.
«Estoy muy bien, más o menos»
Oficialmente el palacio de Buckingham –el Rey Carlos- y el palacio de Kensington –el Príncipe Guillermo– han declinado hacer comentarios, aunque hay una «consternación total» en el seno de la institución según The Mirror. La primera aparición del Rey tras la publicación del libro era a 4.000 millas de Londres en la conferencia del clima COP28 en Dubai, precisamente con el presidente de Nigeria. Cuando Tinubu le preguntaba cómo estaba, Carlos III contestaba bromeando sobre su cumpleaños con su particular sentido del humor: «Estoy muy bien, más o menos. Habiendo tenido recientemente un cumpleaños bastante antiguo, recuperándome de ese shock». En estado de shock se debió quedar cuando vio a Meghan en televisión profiriendo graves acusaciones públicas sobre el racismo y la despreocupación de la familia real por su seguridad y salud mental. Desde entonces, Carlos y Kate ya sabían que la identidad de quien realizó el «R comment» podría salir a la luz en cualquier momento, como así ha ocurrido. Luego vendría la docuserie Harry&Meghan incidiendo en el tema del racismo en la historia de la monarquía británica. Y aunque el pasado mes de enero el Príncipe Harry promocionando sus memorias negó que Meghan hubiera acusado a nadie de la familia de ser racista, el daño a la institución ya estaba hecho.
«Recollections may vary»
El mismo día que aquella entrevista al otro lado del Atlántico daba la vuelta al mundo, augurando los duros años que le esperaban a la institución, los secretarios privados y los directores de comunicación prepararon un comunicado, aunque como siempre la Reina tenía la última palabra. Entonces Isabel II, a sus 94 años, una Reina anciana que seguía llevando las riendas de la monarquía, decidió actuar con prudencia como de joven aprendió de su padre y lo «consultó con su almohada». Como cuenta Low en «Cortesanos», ella «no iba a dejar que le metieran prisa y decir algo precipitado». Del comunicado de cuatro líneas que emitió Buckingham a las 5:30 de la tarde de aquel 8 de marzo ha quedado una frase para la historia. Isabel II reconoció en un mensaje de tono informal, refiriéndose a «Harry y Meghan» en vez de a «los Duques de Sussex», que «las cuestiones planteadas, especialmente la del racismo, son preocupantes. Aunque los recuerdos puedan variar, son tomados muy seriamente y serán tratados por la familia en privado». «Recollections may vary» era el último servicio que la Reina podía hacerle a su hijo.