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Fabiola Martínez, emocionada y en un gran momento: «Llevo casi un año de terapia»
Con un libro en marcha donde confiesa que sufrió abusos sexuales cuando era niña y al frente de la Fundación que lleva ya el nombre de su hijo Kike, la exmujer de Bertín Osborne, poco a poco, vuelve a sonreír
Fabiola Martínez va poco a poco soltando lastre de las cosas que más pesan en su vida. Acaba de cumplir 51 años. Guapa y sonriente. Espontánea y amable. Limando asperezas con la vida y con su exmarido, a quien no ha dejado de respetar ni un instante desde que se separaron hace 4 años.
Son familia y se llevan divinamente. Ella lucha por superar sus traumas de infancia con terapia sicológica y avanza con paso firme por su difícil vida. Es valiente. Da la batalla a diario; y, es madre de dos hijos a los que adora, por encima de todo.
Su hijo mayor, -conocido como Kike, aunque se llama Norberto Enrique-, que nació con parálisis cerebral cumple en enero la mayoría de edad y la Fundación que crearon su exmarido Bertín Osborne y ella en 2009, acaba de cambiar de nombre y pasa a llamarse Fundación Kike Osborne. Una fundación que sin Fabiola no existiría aunque su humildad no le deja reconocerlo. «Bueno, es al revés, porque la Fundación no existiría sin Kike, eso es lo verdaderamente cierto. Porque yo, antes de nacer mi hijo no veía a las personas con discapacidad..., era ciega en eso; venía del mundo de la moda y, claro esto me ha cambiado y me ha hecho mejor. Nos ha hecho a todos mejores» reconoce Fabiola a El Debate durante el evento de entrega de premios Dona2, en su segunda edición en Madrid.
Nerviosa pero con dominio escénico ante la prensa y con sus dos hijos alrededor, Fabiola acompañada por Bertín Osborne, presentaba, en público, este jueves la nueva etapa de la Fundación Kike Osborne con el nuevo logotipo. Una fundación que se creó para ayudar a familias que conviven con discapacitados. «El logotipo nuevo lo eligió Kike», comenta orgullosa.
Estaban escondidas
«Las personas con discapacidad han estado escondidas durante mucho tiempo», denuncia Fabiola ante quien le critica por mostrar a su hijo Kike –con parálisis cerebral– en los medios de comunicación. Ella y su exmarido se llevan muy bien. Son familia; pero no pareja. «Soy madre de un hijo con discapacidad y participo en los talleres de la Fundación; no soy sólo la presidenta. Y mi hijo Carlos, también», reconoce Fabiola satisfecha de su trabajo y de su papel al frente de la Fundación que lleva ya el nombre de su hijo mayor.
Bertín Osborne es el vicepresidente. Juntos, ambos, van a seguir trabajando y dando visibilidad a las personas discapacitadas, con mucho orgullo, le pese a quien le pese. En 15 años de existencia, desde la Fundación Bertín Osborne han atendido a más de 30 mil familias, «haciendo malabares porque no tenemos mucho presupuesto», reconoce Fabiola.
Ahora mira al futuro y sueña quizás con hacer un centro. Su hijo cumple 18 años en enero y se le acaba el colegio de educación especial. «El futuro no es fácil. En casa y en el centro de día, veremos cómo nos organizamos», explica Fabiola, con preocupación y responsabilidad al mismo tiempo.
Libro de su vida con abusos sexuales
Fabiola Martínez es dura. De momento compagina su papel como madre y como presidenta de la Fundación con la nada fácil misión de escribir un libro autobiográfico. Libro que saldrá en primavera. Y un libro donde narra su vida con infancia dura. Revela datos tan íntimos, como por ejemplo que sufrió abusos cuando era una niña. Algo que está a la orden del día, dice.
«Una de cada 4 niñas sufre abusos sexuales», explica con nudo en la garganta. «Puede ser tu vecino... o el que te sirve el pan», advierte sobre este asunto delicado, que poco a poco, intenta superar con ayuda profesional. De momento, Fabiola ha dado un paso al frente y lo ha contado en público para ayudar con su ejemplo a otras personas que vivan situaciones similares.
«Llevo varios meses, casi un año, en terapia con Marián Rojas y me está ayudando mucho en este tema. El amor de mi vida ahora son mis hijos», explica desde el corazón.
Un gran momento vital
Las Navidades "están aún sin organizar, vamos a matacaballo», dice. Pero, aunque no está claro, Fabiola comenta que en principio las pasarán por separado Bertín y ella, tal y como está pactado en su separación.
Fabiola a sus 51 años atraviesa un gran momento de su vida. Trata de curar sus traumas sin rencor. Y sólo pretende ser feliz.
«Desde que he empezado a sanar cosas y a tomar conciencia; que ha sido difícil, –porque un trauma así te disocia, te desconecta de la niña, y de la adolescente que fui–, pasas un proceso,...porque yo vengo haciendo un máster y eso, pues eso es el proceso más complicado, el volver a abrazar a esa niña y reconciliarme con ella», confiesa valiente y emocionada. Fabiola Martínez lleva bien sujetas las riendas de su vida y parece que no tiene ninguna intención de soltarlas.