Drogas, alcohol y prisión: el «turbulento pasado» de Morten Borg, padre de Marius y expareja de Mette-Marit

Marius Borg sigue siendo el principal quebradero de cabeza de la Princesa Mette-Marit. Si no tuviera suficiente con tener que vivir con la fibrosis pulmonar crónica, la enfermedad progresiva que causa daño a los pulmones y le dificulta respirar, ahora tiene que hacer frente a las adicciones de su hijo. El apodado por la prensa del país como el hijo díscolo de la nobleza siempre ha estado en el punto de mira por sus continúas polémicas.

La historia de Mette-Marit de Noruega bien podría ser la de cualquier cuento de hadas moderno. Una madre soltera que lucha por sacar adelante a su hijo conoce en un festival de música al Príncipe heredero de la corona de Noruega. El hijo del Rey Harald anteponía todo al amor, pese a que muchos miraban con recelo que eligiese a esta joven que trabajaba como camarera por horas y que había ido a un programa de televisión a buscar pareja después de romper con el padre de su hijo condenado por tráfico de drogas.

Que la realeza la acogiese bajo su ala y permitiese que se casase con su heredero daba a entender que le proporcionaban una nueva oportunidad para empezar de cero en Palacio. A él se mudó, como no, con su hijo Marius, que por entonces apenas contaba con 5 años. Los privilegios y educación a los que ha tenido acceso desde entonces tendría que haberle convertido en un joven modélico que, aunque no tiene derecho al trono, demostrase que se había ganado un puesto en la corona.

Sin embargo, con el tiempo Marius Borg ha demostrado que la mayor parte de sus genes provienen de su padre, Morten Borg. Ha sido la revista Point de Vue quien ha considerado apropiado recordar cómo su pasado «turbulento y delictivo» ha podido afectar a la personalidad actual del joven.

«Estamos a finales de los años 90. Oslo es una de las capitales europeas de la música house y el techno. Discotecas, bares y fiestas rave acogieron a los aficionados a este tipo de música electrónica. Entre ellos, John Ognby, su novia Mette-Marit Tjessem y su mejor amigo Morten Borg. Mette-Marit tiene 25 años, John es 15 años mayor. Tiene dinero y le gusta la fiesta», explica el artículo.

«Por su estatus y su edad, John deslumbra a la joven. En su libro, relata con franqueza estos años locos: 'Estábamos de fiesta todas las noches. La semana y el fin de semana se mezclaban'. El alcohol y las drogas circulan en grandes cantidades», detalla. Es a continuación cuando Mette-Marit se enamora de Morten, que, por aquel entonces, ya había estado dos veces en prisión por posesión y venta de cocaína.

Ambos mantuvieron una relación tan efímera como conflictiva. Después de separarse, Borg comenzó una relación, mucho más sana, con Celine Maktabi, heredera de un negocio de venta de alfombras, con la que poco después se casó y tuvo un hijo. Parece que fue ella quién le alejó de ese pasado conflictivo y, en actualidad, lleva una vida tranquila como empresario y analista financiero.