El rincón de Galicia donde Luis Zahera se refugia de los focos: «Es paradisíaco»

Consagrado en el panorama nacional como uno de los mejores actores del momento, Luis Zahera parece tener claro que su fama es algo con lo que tiene que lidiar, pero que no necesita. De ahí que este gallego de 58 años de profundas convicciones religiosas y que estuvo a punto de ser cura vuelva siempre que pueda a 'sua terra galega'. Sus raíces siguen en Santiago de Compostela, donde se crio en un ambiente humilde y austero en el que aún le llaman Jose.

Su padre, Guardia Civil, y su madre, Lecha, han sido siempre el pilar de su vida junto a sus cuatro hermanas. «Siempre me preguntaba si me divertía. Estaba muy centrada en eso y en cómo iba vestido. Tenía una tienda de ropa y siempre que salía de casa, había una ceremonia para ver cómo iba», explicó en el podcast Todo sobre tu madre. De hecho, de ella adquirió el nombre artístico, añadiéndole al apellido materno una hache. A su hermana María Dolores, al inscribirla en el registro civil le incluyeron por error una hache, quedando la letra incluida en la historia familiar desde entonces. El nombre, por su parte, fue un guiño a su padrino, ya fallecido.

De Galicia salió con su sueño de ser actor intacto y, antes de conseguirlo en la treintena, pasó por trabajos como pintor y albañil de la construcción. Fue en la Gran Manzana, donde ganó dólares haciendo obras en distintas oficinas y domicilios, además de recoger escombros de las desaparecidas Torres Gemelas del World Trade Center.

Paradójicamente, durante esta época coincidió con Karra Elejalde, con el que ahora protagoniza Tierra de nadie, película que aborda la historia de tres viejos amigos donde cada uno de ellos se encuentra en un punto concreto en el terreno de la Ley. Aunque cueste creerlo, no da vida a un narcotraficante, sino a Mateo el Gallego un capitán de la Guardia Civil que trata de detener el tráfico de droga de la zona junto a su equipo.

Para Zahera, Galicia siempre es un sitio al que volver. En una entrevista a La Voz de Galicia, el actor reconoce que solo vive en Madrid durante el invierno. Cuando las temperaturas comienzan a templarse hace las maletas para instalarse en el lugar donde ha veraneado desde que era pequeño: «de 58 años que tengo, 50 he veraneado en la Isla de Arosa». No solo en ella está su playa favorita, sino que también es el lugar en el que desea jubilarse. «Es un sitio paradisíaco, de conexión con la naturaleza», explica.

«La isla es un segundo hogar para mí; de hecho, compré una propiedad, una cosa pequeña, pero es mi lugar para retirarme (...) Mi trabajo es muy urbano, pero lo que tengo claro es que el sitio donde quiero vivir dentro de unos años no es allí, quiero estar en la Isla». El intérprete reconoce que todavía tiene un 80 % de trabajo y un 20 % de ocio, pero ese tiempo que pasa en este municipio situado al oeste de la provincia de Pontevedra lo aprovecha al máximo.

Es habitual verle en el parque natural de Carreirón, convertido en el pulmón de la Isla gracias a su vegetación, pinares, matorrales, marismas, roquedos, diversos complejos dunares y una laguna. «Me gusta mucho ir al Carreirón, al Parque Natural, poder ir en bici. Como también disfruto de la soledad, disfruto mucho ir allí y explorar la zona», reconoció en una ocasión. «Hago ejercicio a primera hora de la mañana; cuando no hay nadie, voy a Área da Secada con pesas de dos kilos y medio para darle caña, y luego, como los arousanos, me tiro al mar».

El enclave contrasta con las magníficas playas del entorno. De todas ellas, Zahera tiene claro cuál es su favorita: la de Milhomes. «He ido toda mi vida y tiene un nombre bastante divertido y peculiar», en referencia al hombre generalmente pequeño, que pretende ser apto para todo, intervenir en todo y saber todo. Es un pequeño arenal de unos 20 metros de longitud situado en la zona de Con Retellado tranquilo, rodeado de rocas y vegetación ideal para pasar una tarde relajado en una zona poco frecuentada.

En el caso de la gastronomía, tampoco tiene dudas: el bar Avenida da Ponte, un antiguo local restaurado con menú a buen precio y platos de la zona como sopa de marisco, rapantes, calamares, pulpo o zamburiñas que ya se ha convertido en todo un clásico de la Isla.