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Dolores Ibárruri Gómez

Dolores Ibárruri Gómez, conocida como Pasionaria, fue miembro del Partido Comunista de España desde su fundación

La Pasionaria: la última gran estalinista española

La ministra Irene Montero ensalza la figura de Dolores Ibárruri, un mito fabricado por la propaganda soviética

Los comunistas de ayer, de hoy y, seguramente, de mañana sienten una irrenunciable fascinación por el camarada Stalin, a pesar de estar en la exclusiva lista de los mayores genocidas del siglo XX, junto a Mao y Hitler, y el comunismo estar condenado por la Unión Europea (2019/2819 RSP). Los escasos comunistas puros que quedan y los neocomunistas no reniegan en privado, e incluso en público, del padrecito Stalin.

Entre las figuras del PCE que mayor cariño y admiración tenían por este tirano soviético estaba la incombustible Dolores Ibarruri Pasionaria. En la actualidad, bien entrado el siglo XXI, aparecen escritos y biografías en las que Ibarruri aparece como una figura digna de admiración por su vida de lucha en favor de las clases trabajadoras y de los dictados de Moscú.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, acudió a la presentación de ¡No pasarán!, biografía de Dolores Ibárruri que acaba de publicar Mario Amorós, para ensalzar la figura de la comunista. Al acto también asistió la nieta de Pasionaria Dolores Ruiz-Ibárruri, quien habló de lo duro que es «hacer memoria histórica desde lo personal».

Sin entrar en su accidentada vida en España antes y durante la Guerra Civil, en la que popularizo frases como «Es mejor morir de pie que vivir de rodillas», «Es mejor ser viudas de héroes que mujeres de cobardes» o la voluntariosa pero errada «No pasarán», y la conocida pero muy cuestionada «Este hombre ha hablado por ultima vez», al parecer dedica a Calvo Sotelo, tenemos la casi olvidada Pasionaria peón en el juego político de Stalin.

Cuando los nacionales ganaron la guerra Ibarruri fue evacuada a Moscú por sus amigos soviéticos, donde fue encargada de la coordinación de la llegada de comunistas españoles a la Unión Soviética. Muchos de estos terminarían en los campos de concentración de Stalin. En los mismo en que estaban presos los divisionarios capturados por los soviéticos en su lucha contra el comunismo.

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En Moscú Ibarruri prosiguió con sus trabajos en favor de la causa estalinista publicando en 1940 el cuadernillo La socialdemocracia y la actual guerra imperialista, en el que apoyaba la alianza de la Unión Soviética con la Alemania nazi de Hitler, alentando a los trabajadores, especialmente ingleses y franceses, a oponerse a sus gobiernos en su lucha contra el nazismo y pidiéndoles que saboteasen el esfuerzo de guerra de los Aliados. En aquellos días Hitler y Stalin se habían repartido amigablemente Polonia y los comunistas colaboraban en la Francia ocupada con los alemanes siguiendo las ordenes de Moscú, cómo muy bien cuenta Manuel Chaves Nogales en su libro La agonía de Francia.

Cuando Hitler rompió el Pacto Molotov- Ribbentrop en el verano de 1941 los comunistas europeos volvieron a descubrir que el nazismo era la encarnación del mal. Ibarruri fue evacuada a la ciudad de Ufá donde, desde Radio España Independiente, se dedicó a intentar promover una gran alianza contra la España franquista, entonces amiga del III Reich, para ayudar al esfuerzo de guerra soviética contra Alemania. En octubre de 1942 su único hijo vivo Rubén Ruiz, oficial del Ejército Rojo, murió combatiendo en Stalingrado, la ciudad de Stalin.

El mito prefabricado

Su fidelidad al PCE y a Stalin le sirvió para ser nombrada secretaria general en el exilio del PCE en 1944. Terminada la Segunda Guerra Mundial con la victoria rotunda de la Unión Soviética, con media Europa en manos de Stalin, desde Francia promovió la entrada de los maquis –partidas guerrilleras comunistas– por el Pirineo para intentar derribar el gobierno Franco y de sus partidarios. La operación fue un fracaso. 

Los comunistas españoles pensaban que derrotado el Eje, Berlín en mano soviéticas, la España nacional se disolvería como un azucarillo en un vaso de agua ante el empuje de unos guerrilleros comunistas sostenido por Moscú. Ante el fracaso Stalin ordenó la búsqueda de otras vías para liquidar a Franco y sus partidarios. La España nacional con más apoyos populares de los que podían pensar los comunistas españoles resistió la agresión del maquis, muriendo Franco en la cama en 1975.

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Stalin fallecía en octubre de 1852 sin que en España nada hubiese cambiado. En 1956 el XX Congreso del Partido Comunista soviético denunció el culto a la personalidad de Stalin y los grandes crímenes del dictador fallecido. Esto supuso un enorme golpe para Ibarruri. En 1960 Pasionaria entregó la secretaria general del PCE a Santiago Carrillo.

Ibarruri vivió en París, Moscú y Bucarest. El PCE cambió una vez más de táctica y comenzó a llamarla para intentar tener alguna implantación en la Península, plan que también fue un completo fracaso.

Ibarruri regresó a España en 1977. Era una leyenda viva para los comunistas españoles. Fue vicepresidenta de la mesa de edad del Congreso al ser elegida diputada por Asturias. Siempre rechazó el eurocomunismo, por entenderlo como un desviacionismo de la verdadera doctrina marxista leninista. En su corazón, hasta el última día de su vida, siempre tuvo veneración por el camarada Stalin. 

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