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El Imperio Británico en 1886, en rosa, que era el color en que se coloreaban los dominios británicos en los mapas

El Imperio Británico en 1886, en rosa, que era el color en que se coloreaban los dominios británicos en los mapas

Hace 100 años en El Debate

12 de enero de 1922: cuando se cuestionaba el final del Imperio británico

Bajo el titular «Finis Imperi?» El Debate de 1922 hablaba sobre un sentimiento generalizado de la población inglesa de que «el Imperio británico se estaba transformando radicalmente». 

Esta transformación a la que hacían referencia era la desaparición del término «imperio británico» para sustituirlos por «Asociación de naciones» y no solo eso, sino que además se dejó de utilizar la palabra «dominio» para hablar de los protectorados británicos ya que no respondía al nuevo concepto político y esas naciones que formaban el Imperio pasarían a llamarse «Estados libres», informaba el diario. 

Tras la separación de Irlanda de Inglaterra, la prensa inglesa denunciaba esta falta de autoridad y avisaba de que «una vez emancipados el Egipto y la India, ni la religión, ni las costumbres, ni la lengua, ni la raza, unirían ya los diferentes miembros de la Asociación de naciones conocida con el nombre de Imperio británico; menos aún la legislación. Ni siquiera habrá entre ellas tratados de comercio que se extiendan a todas ni intereses comunes que puedan servir de base a una política determinada», recogía El Debate en este artículo.

Se cuestionaban los lazos que unirían a los miembros de la Asociación, la representatividad del rey de Inglaterra pues reinaba, pero no gobernaba en el Imperio británico convertido ahora en una idea abstracta. Y se preguntaban «¿qué significación real tendría ese Imperio o Asociación si un súbdito de la Gran Bretaña era tan extranjero en cada una de esas naciones como en cualquier otro país?»

Muchos ingleses, apuntaba El Debate, pensaban que el Imperio británico estaba desapareciendo y sentenciaban que no habían salvado el Imperio al dar libertad a Irlanda, ni lo salvarían al dárselo a la India y a Egipto, sino que lo que provocaría esto sería «entrar en la primera etapa de su disolución». 

A pesar de que por aquel entonces se viese mal la creación de una Asociación de naciones, después de las Conferencias imperiales de 1926 y 1930, particularmente de la aprobación de la Declaración Balfour en 1926, se consiguió remover los últimos vínculos de poder imperial del Parlamento británico sobre los dominios, aunque seguirían unidos por la lealtad común a la Corona, y libremente asociados como miembros de una comunidad que se denominó Mancomunidad Británica de Naciones. Un año más tarde de la última de las conferencias, en 1931, se aprobó el Estatuto de Westminster, un Acta del Parlamento británico que establecía un estatuto de igualdad legislativa entre los dominios auto-gobernados del Imperio británico. 

Con la independencia de la India en 1947, pero sin querer perder su participación en la Mancomunidad (Commonwealth en inglés) en 1949, a través de la Declaración de Londres, se permitió que las repúblicas y otros países formasen parte de ella, dando lugar a la moderna Commonwealth of Nations. Y desde ese momento, países independientes de todo el mundo se han unido a este organismo que hoy conforman 54 países sostenidos por una cooperación voluntaria, libre e igualitaria.

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