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Mapa de Ucrania en 1919 en una postal de correos

Mapa de Ucrania en 1919 en una postal de correos

Guerra Rusia - Ucrania  Ucrania: en las fronteras las cosas nunca han sido fáciles...

La palabra española para el país deriva de la voz rusa: «U Kraina»: la frontera. Este territorio siempre fue frontera, y de ahí los bandazos de su historia

Escribo estas líneas mientras la crisis ucraniana sigue en su apogeo, sin atreverme en absoluto a predecir nada: ser profeta es arriesgado. Lo que puedo señalar, como historiador, es que la historia de Ucrania siempre ha sido compleja y tensa. La palabra española para el país deriva de la voz rusa: «U Kraina»: la frontera. Este territorio siempre fue frontera, y de ahí los bandazos de su historia.

No hay espacio para narrar, ni someramente, su historia en siglos pasados, y me limitaré a lo ocurrido en un periodo concreto, el de 1917-1920, que ilustra las tensiones que cruzan ese territorio.

Con la caída del Zar, en febrero de 1917, en Kiev se hizo con el poder el «Rada» (Consejo), un gobierno compuesto por nacionalistas moderados e izquierdistas no bolcheviques, que solicitó para Ucrania un régimen de autonomía. En octubre la crisis histórica rusa se agudizó: si en San Petersburgo los bolcheviques se hicieron con el poder mediante un golpe de Estado, en Kiev un «Rada», donde cada vez tenían más influencia los nacionalistas, proclamó la República del Pueblo Ucraniano, UNR. Pero los bolcheviques, fuertes en la Ucrania oriental rusófona, la región que tiene por capital a Jarkov, proclamaron en diciembre la República Socialista Soviética de Ucrania, y este nuevo ente pidió ayuda militar a los comunistas rusos. En enero de 1918 el Ejército Rojo entraba en Kiev y la UNR pasaba a ser una entelequia.

Soldados de la primera división de Abrigos Azules entrenando, 1918

Soldados de la primera división de Abrigos Azules entrenando, 1918

Pero las cosas no le iban bien a Lenin, que tuvo que ceder a las presiones de quienes habían sido los patrocinadores de su golpe de Estado. Es decir, del Alto Mando del Ejército alemán, que le impusieron al naciente régimen comunista ruso el Tratado de Brest Litovsk, por el que –entre otras cláusulas– se debía ceder a Alemania el control sobre Ucrania. El 1 de marzo, las tropas del Káiser entraban en Kiev, y pronto toda Ucrania quedó bajo ocupación germana. Despreciando a la UNR, los alemanes impusieron a su propio «títere», un miembro de la nobleza ucraniana, Skoropadsky, aunque el poder real lo ejerciera un teutón, el general Eichhorn, a quien los bolcheviques asesinaron en un atentado (el 31 de julio).

Alemania, pese a sus éxitos en el Frente del Este, tuvo que admitir que no podía seguir en guerra, y en noviembre de 1918 solicitó a los Aliados un armisticio. Para concederlo, los aliados obligaron a los germanos a abandonar Ucrania, entre otras cosas. Rápidamente, los defensores de la UNR dieron un golpe de Estado y depusieron a Skoropadsky, imponiendo un gobierno dirigido por un nacionalista radical ucraniano, Petliura.

Pero Ucrania tiene otra región, la Galitzia, que había estado bajo la soberanía de los Habsburgo, y cuando el Imperio Austro-Húngaro se desmoronó, proclamó su independencia. Fue la República de Ucrania Occidental (ZUNR) creada el 1 de noviembre de 1918, pero de fugacísima existencia. La Polonia recién restaurada como Estado reclamaba la soberanía de ese territorio, y el día 21 de ese mes las tropas polacas ocupaban la capital: Lviv. El hecho de que la citada ciudad sea conocida con muchos nombres (Leopolis, Lemberg, Lviv y Lvov) ya sugiere la mezcla de nacionalidades de esa región. La ZUNR pidió la ayuda de la hermana gemela, la UNR, pero esta no andaba en condiciones para ayudar a sus compatriotas de la Ucrania Occidental.

En febrero de 1919 el Ejército Rojo volvía a atacar el territorio de la UNR, acusándola de complicidad con el movimiento de los «Rusos Blancos», que pretendían acabar con el poder golpista establecido por los comunistas. La realidad es que sí había tropas de los «Rusos Blancos» en Ucrania, pero este movimiento no reconocía para nada la independencia de Ucrania. Su proyecto era restaurar la Rusia de los Zares, donde no cabrían ni los comunistas, ni los separatistas de las nacionalidades disidentes que habían aprovechado la crisis para establecer estados independientes.

La Ucrania que pretendía nacer como Estado se enfrentaba a los polacos en Galitzia, a los comunistas y a los Rusos Blancos, y también a bandas armadas anarquistas, lideradas por Majno. El caos llegó a ser total. El Ejército de la UNR acabó colapsando y había dejado de existir a la altura de diciembre de 1919.

El Gobierno del Sur de Rusia creado por Pyotr Wrangel en Sebastopol , Crimea en abril de 1920

El Gobierno del Sur de Rusia creado por Pyotr Wrangel en Sebastopol , Crimea en abril de 1920

El comandante de los «Rusos Blancos» en la región, Denikin, esperaba ajustar las cuentas a los independentistas ucranianos en cuanto culminara su avance sobre Moscú, a lo largo del Volga. Para su desgracia, ese avance se truncó en Tsaritsyn (la ciudad que después se conoció como Stalingrado, y ahora como Volgogrado). Desde entonces, las derrotas de los «Rusos Blancos» se sucedieron, y Denikin dejó el mando a Wrangel en abril de 1920. El Ejército Rojo expulsó a Wrangel hacia su último refugio, la Península de Crimea y se dispuso a liquidar a la UNR.

En abril de 1920 un desesperado Petliura (uno de los líderes de la guerra de independencia de Ucrania) decidió aceptar que Polonia se quedara con Galitzia, a cambio de la ayuda militar de Varsovia. Los combativos polacos no tardaron en llegar a Kiev, donde entraron en mayo. Pero a la vez el Ejército Rojo se lanzó sobre Polonia, y solo milagrosamente fue detenido en el Vístula. Los polacos abandonaron Kiev con la misma rapidez que habían llegado: debían regresar para defender su capital, Varsovia. Por otra parte, Wrangel fue expulsado de Crimea y con ello perdió su último estribo en el territorio ruso…

Polonia y la Rusia Soviética comprendieron que ninguno de los dos Estados podía vencer, así que en octubre de 1920 alcanzaron un armisticio, que tras negociaciones acabaría con la firma del Tratado de Riga (marzo de 1921). Entre otras cláusulas, el tratado ratificaba la anexión de Galitzia por Polonia, dejando las regiones de Ucrania central y occidental para la Republica Socialista Soviética de Ucrania, que se integró, claro está, en la URSS.

Lo más normal es que el lector se haya hecho un completo lío con las líneas que preceden: no es extraño. Las cosas que ocurren en las fronteras nunca son fáciles de narrar, ni de entender.

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