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La nao Victoria, una de las cinco naves en la expedición de Magallanes en un mapa de Abraham Ortelius de 1589

La nao Victoria, una de las cinco naves en la expedición de Magallanes, en un mapa de Abraham Ortelius de 1589

16 de marzo de 1521

Cuando Magallanes llegó a Filipinas comenzando una historia conjunta de más de tres siglos

La expedición capitaneada por Fernando de Magallanes en 1519 tuvo como objetivo llegar a las Molucas, conocidas como las islas de las especias, pero dio lugar al descubrimiento del archipiélago filipino en 1521

Su expedición marcaría un antes y un después en la Historia de España y en el devenir de Occidente. Tal día como hoy en 1521, Fernando de Magallanes, explorador y navegante portugués al servicio de la Corona española en su intento por encontrar una ruta marítima hacia la India y China, avistaba la isla de Samar, la actual Filipinas.

Este primer contacto con el archipiélago asiático sería el inicio de una historia conjunta y de la presencia del Imperio español en el Pacífico, que duraría más de tres siglos.

La rivalidad con Portugal

En la carrera por el dominio por el comercio en el mundo de las especias con Portugal, la Corona española se empeñó en buscar una nueva ruta que le asegurara el suministro de especias, cuyo valor por aquel entonces era, en ocasiones, superior al de las piedras preciosas.

El interés se puso en las Molucas, conocidas como las islas de las especias, pero solo había un camino cierto: el portugués. Para evitar problemas con el reino vecino en lo referente a los nuevos descubrimientos, se firmó el Tratado de Tordesillas, un acuerdo previo según el cual los reinos de España y Portugal se habían repartido el mundo ya descubierto o por descubrir en sendas mitades.

Ahora solo quedaba demostrar que las Molucas fuesen islas que estuviesen dentro de la demarcación española, y hacerse con control del comercio tan beneficioso de las especias. Fernando de Magallanes, portugués al servicio de España, intentaría localizar un posible paso en América que le permitiera navegar por el Pacífico, un objetivo perseguido por Castilla desde hacía 25 años, desde tiempos de Colón. Para entonces, Vasco Núñez de Balboa había tenido ocasión de cruzar el istmo centroamericano e introducirse en aguas del mar del Sur, punto clave para la travesía hacia el mundo de las especias. Pero el paso no sería hallado hasta que Magallanes realizara su propia expedición en 1519.

Rumbo hacia las Molucas

En septiembre de 1519, el marino portugués partía de Sevilla con cinco naves y 250 hombres y navegó por el Océano Atlántico buscando un paso a través del Nuevo Mundo. El 3 de octubre pusieron rumbo al Sur, pasaron por las islas de Cabo Verde y, a partir de ahí, Magallanes ordenó virar y poner proa hacia Brasil. A partir de ese momento el tiempo empeoró, y la expedición pasó dos meses enteros sin poder avanzar. Finalmente, en diciembre llegaron a Brasil, y agotados por la intensidad del viaje, terminaron pisando tierra al llegar a Río de Janeiro, donde conocieron la hospitalidad de los nativos. A finales del mes decidieron volver a ponerse en marcha y en enero de 1520, bordeando la costa del continente, se adentraron por un profundo golfo con la esperanza de haber encontrado por fin el estrecho que comunicaría los dos continentes.

Sin embargo, no fue así y tras varias semanas explorando las aguas, Magallanes se dio cuenta de que aquel no era el paso que buscaban y siguió navegando hacia el sur internándose en cada bahía hasta llegar a San Julián, en Patagonia. Allí esperarían seis meses, pero durante esos meses de descanso el capitán tuvo que sofocar una rebelión entre las naos que componían la expedición.

En mayo de 1520 perdieron la nao de Santiago tras decidir explorar hacia el sur. Con las cuatro naves restantes zarparon del Puerto de San Julián en agosto. Meses después, en octubre, alcanzaron la Bahía de Todos los Santos. Durante los siguientes meses, ante la desesperación por encontrar aquellas islas y los diferentes obstáculos que iban encontrando por el camino, la nao San Antonio decidió regresar a España sin dar cuenta a Magallanes, y en su viaje de regreso, descubrieron las Maldivas.

Nunca se supo cómo exactamente dieron aquellos hombres con la salida del estrecho navegando por esos pasos tortuosos. Ninguna de las versiones existentes ha sido históricamente constatada. Pero el día 27 de noviembre de 1520, veintiséis días después de empezar a cruzar el estrecho, la expedición, convertida en un grupo de tan solo tres naves, se encontraba en mar abierto. Las naves exploraron el sur de Chile y luego pusieron rumbo noroeste, hacia las Molucas, que suponían cercanas. Pero el viaje se hizo interminable y muy pronto se quedaron sin agua y alimentos. Navegaron cuatro meses hacia el oeste hasta anclar en el archipiélago de Guam, donde pudieron aprovisionarse.

El 16 de marzo divisan las islas Filipinas

Una vez en tierra, los nativos subieron a las naves a robar todo aquello que encontraban. Debido a esto, la tripulación bautizó aquel lugar como la Isla de los Ladrones. Tras un nuevo enfrentamiento con los isleños, decidieron recuperar fuerzas para continuar con el viaje. Y diez días después de divisar tierra y tras recorrer varias islas solitarias, llegaron ante un grupo de unas de unas mil islas situadas a muy poca distancia.

«El sábado 16 de marzo de 1521, dimos hacia la aurora con una tierra elevada, distante alrededor de trescientas leguas de las islas de los Ladrones y por nombre Zamal», recogía Antonio Pigafetta, el cronista encargado de relatar la aventura de la expedición de Magallanes. Más tarde esas islas pasarán a llamarse Filipinas en honor de Felipe II.

El capitán de la expedición vio la importancia de mantener la paz estratégica con los isleños y, continuando con el deseo de los monarcas hispanos de expandir la fe católica, Magallanes evangelizó y convirtió al cristianismo a miles de isleños que aceptaron voluntariamente ser bautizados en una ceremonia el 14 de abril de ese mismo año.

España y Filipinas por Juan Luna

España y Filipinas por Juan Luna

Emocionado por esta celebración, Magallanes quiso consolidar de la manera más duradera el poder de España sobre estas nuevas islas que habían sido incorporadas a la Corona. Comenzaba así, una etapa de estrechos lazos con el país asiático en el que compartieron idioma y religión, además de producirse un intercambio cultural que sigue presente hasta nuestros días.

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