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HorizonteRamón Pérez-Maura

Revilla, ese payaso

Yo me imagino que para el Rey no es una alegría que el Rey Juan Carlos haya puesto una demanda contra Revilla por vulnerar su derecho al honor. Este tipo de protagonismo público de Don Juan Carlos sospecho que no es bien visto en la Zarzuela. Pero también es cierto que Revilla ha rebasado todos los límites

Actualizada 11:50

Quienes hemos padecido más de cerca las actuaciones públicas de Miguel Ángel Revilla nunca nos hemos sorprendido por su capacidad para insultar. Revilla representa el mejor ejemplo del populismo que se puede dar en cualquier ámbito público. Desde la presidencia de un país a la presidencia de una comunidad de vecinos. Y Revilla lo ejerció con gran habilidad hasta que los cántabros se hartaron de él y le dieron boleto hace casi dos años.

Por cierto, fíjense como ha sido su salida del Gobierno regional que presidió dieciséis años –en dos etapas– y vice presidió otros ocho, que casi dos años después de su derrota todavía no ha soltado el sillón de secretario general de su partido que ocupa desde hace 37 años. Casi tantos años como Franco al frente de España. Ahí están ahora en el proceso de elección de un sustituto con cuatro candidatos en liza.

Yo me imagino que para el Rey no es una alegría que el Rey Juan Carlos haya puesto una demanda contra Revilla por vulnerar su derecho al honor. Este tipo de protagonismo público de Don Juan Carlos sospecho que no es bien visto en la Zarzuela. Pero también es cierto que Revilla ha rebasado todos los límites. No voy a repetir aquí las barbaridades que ha dicho contra el Rey Juan Carlos para no darle mayor repercusión. Pero nótese que la demanda es por las «expresiones calumniosas e injuriosas lesivas para el honor» de Don Juan Carlos realizadas entre mayo de 2022 y enero de 2025. Es decir, estando en el Gobierno de Cantabria y fuera de él. Porque a Revilla le gusta hacer una caricatura de sí mismo y decir unas veces payasadas y otras insultar y así gana popularidad en los medios de comunicación de toda España donde no tenían que sufrir su desgobierno. Ha conseguido que Bertín Osborne sea su mejor agente publicitario, que tiene delito.

El Rey Juan Carlos ya no tiene ningún papel en la vida pública y nadie va a defender su honor si no lo hace él mismo, así que a mí me parece muy razonable que acuda a los tribunales con una petición que, si ganara, sería lesiva para el bolsillo de Revilla y beneficiosa para una entidad indiscutiblemente ejemplar, Cáritas Española, que, por cierto, preside el general Manuel Bretón Romero, que fue secretario personal de Don Juan Carlos cuando estuvo destinado en el Cuarto Militar del Rey.

Hasta ahora los insultos al Rey Juan Carlos se han despachado sin consecuencias. Y la voluntad de este Gobierno parece ser el que las injurias a la Corona, a su titular en ejercicio, no tengan consecuencias. Por lo tanto, creo que no está de más que se empiece a ver por parte de todos que las calumnias y las injurias tienen que tener un precio. Nadie tiene por qué aguantarlas. Y mucho menos cualquier Rey de España. Aunque Sánchez lo desee.

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