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El general Ernst Gunther Baade a la izquierda en Italia en 1944

El general Ernst Gunther Baade a la izquierda en Italia en 1944Bundesarchiv / Wikimedia Commons

Picotazos de historia

Las excentricidades del general Ernst Gunther Baade

Su servicio en la Segunda Guerra Mundial fue brillante. Se caracterizó por su iniciativa, visión táctica, un valor personal fuera de toda duda y una personalidad exuberante y excéntrica

Ernst Gunther Baade (1897 – 1945) fue un brillante general alemán. Es muy posible que ustedes no hayan oído hablar de él o de von Senger und Etterlin, a quien sus padres hicieron la faena de llamar Fridolin, pero el primero creó una división prácticamente de la nada para defender Sicilia y sacó al ejército alemán de Sicilia sin bajas, además de ser el virtual triunfador de la primera batalla de Monte Cassino. El segundo fue el muñidor de la estrategia de defensa de Italia que ralentizaría y desgastaría a los ejércitos aliados en la península. Ambos eran íntimos amigos y en las memorias de von Senger (Europa en guerra: sin temor ni esperanza) rinde homenaje a su amigo.

Y es que no se sabe mucho sobre el final de Baade. Hay información detallada sobre su nacimiento, familia y servicio durante la primera guerra mundial y entre guerras. Su servicio en la Segunda Guerra Mundial fue brillante. Se caracterizó por su iniciativa, visión táctica, un valor personal fuera de toda duda –fue uno de los pocos generales que tenía el galón por haber destruido, personalmente, un tanque enemigo con el armamento del soldado de infantería– y una personalidad exuberante y excéntrica.

Destinado al Afrika Korp al mando del 115º regimiento de infantería, se convirtió en leyenda. Anglófilo –hablaba el idioma inglés perfectamente– disfrutaba volviendo locos a los enemigos llamándoles por radio directamente, en este sentido las anécdotas son numerosas. Un día consiguió un kilt (falda) escocés y, entusiasmado, fue su prenda favorita mientras estuvo en África. De hecho, no paró hasta conseguir una espada claymore de oficial escocés. En cierta ocasión llamó por radio al comandante de la unidad enemiga contra la que estaba combatiendo:

–Comandante enemigo: «No tengo ninguna intención de rendirme por lo que su llamada es inútil».

–Ernst Baader: «Y yo tengo intención de derrotarle, le llamo porque durante el último combate se me ha rasgado el kilt que tengo. Si pudieran enviarme uno les estaría agradecido».

Y se lo mandaron.

Comandante de primera línea, acostumbraba, como Rommel, a acercarse al frente de combate para comprobar personalmente la situación. Una de las veces atravesó las líneas y tuvo que convencer a un sargento de ingenieros inglés, a quien había hecho prisionero, para que le ayudara atravesar los campos de minas ingleses para volver a sus líneas. Una vez hecho eso liberó al sargento. Sabedores los ingleses de esa costumbre, de visitar las primeras líneas, saturaban con fuego de artillería las zonas donde sospechaban que estaría hasta que recibían una comunicación por radio: «Soy Baader. Vuelvo a mi puesto de mando. Pueden parar de disparar».

Obtuvo la Cruz de Hierro con hojas de robles y espadas, pero lo mismo que von Senger, era absolutamente contrario al partido nacionalsocialista. Sin concesiones. Su utilidad militar estaba fuera de toda duda y eso, más la protección de Rommel, Kesselring y von Senger, evitó que que se le hiciera desaparecer, pero no se dio publicidad a sus logros en Italia. Baade murió el 8 de mayo de 1945, el mismo día que se rindió Alemania.

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