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Entierro del teniente Castillo el 14 de julio de 1936

Entierro del teniente Castillo, el 14 de julio de 1936@fermont1965

¿Quién mató al teniente Castillo?

Su asesinato el 12 de julio de 1936 es, para muchos historiadores, el chispazo que desató finalmente la Guerra Civil española

El asesinato del teniente de la Guardia de Asalto, José Castillo, el 12 de julio de 1936, es considerado por muchos historiadores, acertadamente o no, el chispazo que desató finalmente la Guerra Civil española. Tras este asesinato, se produjo el de José Calvo Sotelo, diputado monárquico que empezaba a ser el referente de la oposición parlamentaria de derechas al Gobierno izquierdista del Frente Popular. Calvo Sotelo fue secuestrado y asesinado por un grupo de elementos de la «Motorizada» (fuerza de choque del PSOE) que incluía a algunos escoltas de Indalecio Prieto, junto a miembros de la Guardia de Asalto, bajo el mando del capitán de la Guardia Civil Fernando Condés. Tanto Castillo como Condés, eran instructores de las milicias socialistas previas a la guerra y jefes de la Motorizada. Este grupo de pistoleros socialistas llevaban tiempo enfrentados en las calles a los miembros de Primera Línea, formada, también, por pistoleros falangistas.

Fotografía del teniente José del Castillo Sáenz de Tejada

Fotografía del teniente José del Castillo Sáenz de Tejada

Sospechosos del crimen

Entre las diversas hipótesis acerca de la responsabilidad del asesinato se debe contar con la posibilidad de que fuera un grupo de tradicionalistas los que lo perpetraron. La imputación a Castillo del asesinato del tradicionalista Llaguno, en abril de 1936, les hace sospechosos. Varios historiadores se han abonado a esta tesis, entre ellos Ian Gibson, que llegó a dar el nombre de un carlista, Rafael García Cortés, el cual llevó a los tribunales al historiador, obligando a rectificar al mismo (García Cortés estaba fuera de Madrid el día del asesinato). Los carlistas siempre han negado su participación en la muerte de Castillo, aunque estas declaraciones no permiten descartar completamente esta opción.

A Castillo lo mataron cuatro jóvenes pistoleros con aspecto «proletario» y mediana estatura

Los falangistas también tenían muchas razones para ser sospechosos del crimen. Además de ser instructor de la Motorizada, también se le imputa a Castillo la muerte de Andrés Sáenz de Heredia, falangista y primo de José Antonio. Diversos historiadores consideran a los falangistas los asesinos de Castillo. Hugh Thomas, inicialmente, imputó el crimen a Ángel Alcázar de Velasco, si bien este respondió en un libro (Los 7 días de Salamanca, 1976) dejando claro que, el 12 de julio, él estaba en una prisión de Bilbao, aunque reconoce que se ofreció para el «ajusticiamiento» de Castillo y que había recibido la orden de realizarla junto a algunos de sus camaradas. También deja claro que posteriormente recibieron una orden expresa de José Antonio (encarcelado en aquel entonces) de no realizar el asesinato. Thomas en ediciones posteriores interpreta erróneamente el texto de Alcázar, imputando el asesinato a la centuria falangista de Hernández, si bien estos fueron los que recibieron la orden de no realizar el crimen. Dada la férrea disciplina falangista, resulta difícil pensar que sus milicias estuvieran detrás del crimen, aunque tampoco se puede descartar completamente.

La Unión Militar Española (UME) era una organización semiclandestina en la que participaban militares, mayoritariamente conservadores, enfrentados a la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) de carácter izquierdista y a la que pertenecía el teniente Castillo. Según Ricardo de la Cierva, un militar miembro de la UME, Alfonso Gómez-Cobián, había confesado durante la guerra ser el asesino de Castillo. Este comandante tuvo una participación destacada en el «alzamiento» en Sevilla, lo que plantea la duda de que estuviera en Madrid en las fechas que se preveía la sublevación. A Castillo lo mataron cuatro jóvenes pistoleros con aspecto «proletario» y mediana estatura, mientras que Gómez-Cobián era alto y de 45 años. Finalmente, el comandante aseguraba haber disparado a la altura de los riñones cuando las heridas de Castillo estaban en el brazo y en la zona precordial. Podría tratarse de una fanfarronada o puede que se estuviera refiriendo a otro asesinato (quizás el del capitán Faraudo, dirigente de la Motorizada). En cualquier caso, no se puede descartar a la UME como posible inductora, aunque es improbable la participación de Gómez-Cobián.

Existe una cuarta opción, que es la planteada por el intelectual y novelista José María García Páez (¿Quién asesinó al teniente Castillo?, 2021). Su novela-ensayo plantea una operación de falsa bandera, donde el asesinato es inducido por el Komitern con el objetivo de justificar el de Calvo-Sotelo y, así, forzar la sublevación de los militares monárquicos o de derechas, para tras su supuesto fracaso justificar el proceso revolucionario. Hasta aquí, pura ficción, sin embargo, hay dos testimonios que corroborarían esta hipótesis. El primero es el novelista y periodista José María Carretero («el Caballero Audaz»), el cual tenía acceso a información relevante, gracias a su estrecha amistad con José Calvo Sotelo, y al haber sido uno de los líderes clandestinos de la Quinta Columna madrileña con contactos en la policía. En La revolución de los patibularios (1939) afirma que el húngaro Bela Kun (agente del Komintern) en una reunión en el Hotel Florida, junto a miembros del PCE, el socialista Indalecio Prieto y Carlos Esplá (hombre de confianza de Casares Quiroga y masón), manifestó el riesgo que implicaba para el Frente Popular la actuación de los líderes derechistas y la conveniencia de neutralizarlos. Carretero asegura que hubo una segunda reunión en Madrid con participación de la Pasionaria, Esplá, el capitán Condés y Enrique Puente (miembro de la Motorizada y hombre de confianza de Prieto), donde, supuestamente, se decidiría el asesinato de Castillo como justificación del planificado de los líderes derechistas. Puente sería el encargado de organizar el asesinato.

La segunda información, complementaria de la anterior, es la aportada por el periodista del primer El Debate, Benjamín Bentura Sariñena, quien afirmaba en un libro (Por quién fue asesinado Calvo Sotelo, 1938) que escuchó personalmente como ante el cadáver de Castillo, un pariente cercano del difunto le grito a José Alonso Mallol, director general de Seguridad (miembro del partido de Azaña y masón): «lo habéis matado vosotros». Adicionalmente, un confidente suyo, inspector de policía, le confesó «… puedo asegurarte lo siguiente, el teniente Castillo fue asesinado por las mismas personas que horas después secuestraron y asesinaron a Calvo Sotelo». Esta opción depende de la veracidad que se le pueda conceder a los confidentes de Carretero y Bentura. En cualquier caso, la opción de un asesinato de falsa bandera no puede tampoco ser descartado.

Lo único que se puede afirmar hoy es que, a pesar de las informaciones expuestas, no se puede determinar quién asesinó al teniente Castillo y, probablemente, nunca lo podamos saber con certeza.

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