Entrevista I Pedro Cifuentes, profesor y autor de Historia de España en Cómic
«La Historia tiene que evolucionar respecto a la didáctica»
Pedro Cifuentes ha convertido los libros de textos en tebeos, una forma de hacer más cercanos episodios de nuestro pasado que muchas veces se quedan encorsetados
Pedro Cifuentes lleva dando clase de Ciencias Sociales a los jóvenes que cursan la ESO desde 2008. Lo llamativo de sus clases son que la pizarra se convierte en una enorme viñeta donde los protagonistas son sus alumnos que viajan por la Historia. Una forma de hacer más cercana los episodios de nuestro pasado que muchas veces se queda encorsetada por los libros de texto. Primero narró de forma creativa y divertida la Historia de Arte a sus alumnos que pronto se convertiría en una serie de tres libros (El mundo Clásico, la Edad Media y el Renacimiento) que irán ampliándose. Ahora se embarca con una nueva colección, Historia de España en cómic para hacer que los jóvenes sigan desarrollando el «sentido de la maravilla tan importante en la educación».
–¿Cómo surge la idea de llevar la Historia de España al cómic?
–Pues básicamente porque ya llevamos tres tebeos de la historia del arte y yo me sentía un poquito cansado porque los tres seguido han sido bastante fuerte. Cada vez se complica más la cosa. Y con respecto al cuarto que ya estoy preparando, el de Barroco, me di cuenta de que necesitaba un poquito de cambio de aires para volverme a armar. Y fue cuando me enganchó mi editor y me engañó. Básicamente me dijo: «Vamos a meternos con la historia de España, que sea una cosa sencillita, lo haremos así de poco recorrido». Y al final ha sido un mamotreto, a un din A3 gigantesco y bueno... También ha sido súper potente dibujarlo, pero estoy muy satisfecho.
–¿Por qué en formato cómic?
–Porque yo creo que la historia tiene que evolucionar un poquito en respecto a la didáctica. Yo vengo de una clase muy magistral. De hecho no tengo nada en contra con ella, todo lo contrario. A mí me gusta también impartir la clase de esa manera; a los profesores de sociales nos gusta oírnos. Pero sí que es cierto que la forma en la que yo aprendí es muy diferente a la que aprenden mis alumnos. Mis alumnos aprenden de una forma muchísimo más visual y en este sentido el cómic permite trabajar la imagen, permite trabajar el texto y sobre todo, una cosa que es muy importante que son divertidos, divierten a los chavales, les hacen estimular un poquito esa imaginación no tan importante cuando tienes 12, 13 o 14 años.
–La Prehistoria abarca cientos de miles de años, ¿cómo se ha enfrentado a la complejidad que supone resumir tanto la Prehistoira?
–Con este tebeo hemos intentado desde la editorial darle un enfoque científico. Yo como autor he encontrado también con la asesoría de todo el cuerpo que tiene Desperta Ferro. Hemos buscado a Verónica Balsera, a Jorge, a mi editor, a Alberto, que son todos historiadores y ellos han ido proporcionando datos y fuentes de información, muchísimos dossieres, muchísimas historias para que yo lo pudiera reducir a 64 páginas, que son el tebeo. También planteándonos la idea de que la última vez que se realizó una historia de España en cómic fue hace 42 años. Entonces han cambiado muchísimo las cosas. La historia ha evolucionado mucho, como ciencia.
Los cómics plantean esta idea de hacerlos ellos protagonistas, de tratarlos con inteligencia y sobre todo, que desarrollen este sentido de la maravilla tan importante en la educación
–El objetivo de la obra podría ser hacer más atractiva o interesante la Historia, ¿qué papel ha tenido la asesoría histórica?
–Para mí es fundamental, porque claro, el concepto este de polímata, de hombre del Renacimiento, cada vez es más complicado. Yo entre las clases de secundaria y el dibujo, familia y tal... no abarca todo y soy consciente de mis propias limitaciones. Cuando me lo propuso el editor, yo sí que le dije que si lo hacíamos teníamos que hacerlo bien. Si había un buen equipo detrás, un colorista también que me ayudara a mí con el dibujo y tal, pues que la cosa funcionaría y de hecho el resultado ha sido muy satisfactorio.
–¿Qué aspectos de nuestra vida cotidiana tienen su origen en la Prehistoria?
–Infinidad de cosas: nuestros rituales, nuestra cultura frente a la muerte, también nuestra propia alimentación. Cositas que son insignificantes... en nuestro amor que tenemos aquí, en la cultura latina por las tapas, las cañas, la fiesta... nace desde ahí. Y una cosa que también me ha llamado mucho la atención haciendo la investigación del tebeo, y eso es que en la Península Ibérica siempre ha vivido gente. Es un lugar donde la vida siempre ha sido posible porque es un lugar estupendo para ello.
–Lleva dando clase desde 2008, ¿qué cambios ha notado entre el alumnado de hoy y del que cuando empezó?
–Sí, sí que lo he notado. Y además te voy a decir otra cosa. Yo creo que para bien, en el sentido de que a veces uno es un poco tremendista con «estos jóvenes que no se enteran de nada», pero es en parte porque afecta la brecha generacional y eres tú [el adulto] el que no terminas de comprenderlos. Ellos tienen muchísimos más recursos que nosotros, tienen también otra forma de gestionar la información y lo que tenemos que hacer es proporcionarles materiales y guías para que esto se pueda trabajar de forma efectiva dentro del aula. Yo no podría entrar dentro del aula si no tuviera esperanza en mi alumnado. No puedo pensar «estos chavales cada vez están peor». Eso es imposible si te dedicas a la docencia. Tienes que partir de ese puntito de esperanza. Lo que pasa es que, muchas veces, en educación los cambios son de largo recorrido. Y claro, pues un crío que tú tienes con 12 años, luego te lo encuentras con veintitantos y es una persona totalmente diferente, pero su paso o tu paso por su vida ha sido significativo.
–¿Se enseña mal la Historia? ¿Es necesario un cambio pedagógico?
–Yo sí que abogo por un cambio de pedagogía, pero que vaya más allá de lo que son las modas y, en fin, el ruido. Creo que estaría bien recuperar un poco de narrativa, de discurso, no tanto aplicar la tecnología y la innovación estética. Y aparentar algo que no eres y además haciendo algo que no tenga ningún sentido. Eso los alumnos lo huelen desde lejos y dicen: «Este tío que va innovar, pero esto es lo de siempre». Hay que tratar de cambiar un poco esa narrativa y hacerles partícipes a ellos del conocimiento. En este sentido, los cómics plantean esta idea de hacerlos ellos protagonistas, de tratarlos con inteligencia y sobre todo, que desarrollen este sentido de la maravilla tan importante en la educación.
–La nueva ley de Educación ha eliminado el orden cronológico para estudiar la Historia, ¿qué supone estudiar la Historia de España sin un orden?
–Yo no creo que sea tan necesario entenderlo así como eliminar el orden cronológico, sino como tratar de dar voces a otro tipo de agentes que han estado olvidados. Con la nueva ley se le da un poco más de peso a la historia social, por ejemplo. Yo siempre lo digo con los chavales en primero de segundo de ESO; tenemos infinidad de castillos y infinidad de templos, infinidad de restos arqueológicos de grandes edificios... pero aun así nos cuesta encontrar muchas veces cómo es la casa, la vivienda de una persona humilde, ¿no? Entonces las cosas tienen que ir por ahí, porque a fin de cuentas es el protagonista de la historia somos todos nosotros.
–¿Es necesario estudiar la Prehistoria?
–Yo creo que sí. Evidentemente es importantísimo estudiar aquello que tenga que ver con la historia. Pero tanto en los cómics, como en mi propia experiencia, creo que es importante darle un contenido local y sin ningún tipo de pudor a la hora de hablar de localismos. La Prehistoria de la Península Ibérica es lo suficientemente rica como para que se pueda tratar en cualquier plan de estudio desde una perspectiva localista. Aquí hay infinidad de historias que muchas veces quedan como de tapadillo en los planes de los libros y tal, porque vamos muy rápido en clase y detenerse y, sobre todo, que los chavales tengan la posibilidad de entender cuál es el patrimonio que les rodea, los restos arqueológicos, saber que tú tienes a lo mejor al lado de tu casa un recinto de campo de urnas ahí preparado y no lo conoces porque no aparece en tu libro de texto... Es fundamental.
–Se podría decir que esta obra es un reflejo de sus clases, ¿de qué otras herramientas se pueden beneficiar los profesores para enseñar Historia?
–Cuando empecé a trabajar de esta forma, pues sí que era el innovador, pero claro, ya son muchos años y ahora me doy cuenta de que hay que escuchar también a la gente joven que se incorpora porque plantea nuevas cosas. Y veo a compañeros y compañeras utilizando algún tipo de rutina que tiene que ver con el juego, con la implementación de juegos de rol, con la simulación, lo que se llama gamificación, por ejemplo, y funciona muy bien porque se busca un poquito la misma órbita, que el alumno sea protagonista, que viva la aventura de lo que se entiende en la historia.