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Amundsen junto a los miembros que integraron la expedición. Se puede ver la tienda erigida con la bandera de Noruega

Amundsen, junto a los miembros que integraron la expedición. Se puede ver la tienda erigida con la bandera de Noruega

111º aniversario

El viaje secreto de Amundsen para alcanzar el Polo Sur

El polo sur tiene cuatro centros: uno ceremonial en el que están las banderas de los países firmantes del Tratado Antártico, el polo geográfico que pisó Amundsen en 1911 por primera vez; y el polo sur magnético y geomagnético que cambia de posición según el campo magnético de la tierra

14 de diciembre de 1911, Roald Amundsen y cuatro compañeros se convirtieron en los primeros en alcanzar el centro del Polo Sur, en la carrera contra el capitán inglés Robert Falcon Scott. Aquel día clavaron la bandera de Noruega justo en los 90 grados latitud sur, el punto más austral del planeta. Pasaron unos días descansando en aquel punto y Amundsen decidió dejar una tienda de campaña con algunas provisiones para demostrar que habían sido los primeros. Por si tenían complicaciones en su regreso a casa, dejó allí la crónica del viaje y escribió una carta para su rival, el capitán inglés Scott –que lideraba la otra expedición que perseguía el mismo objetivo–: «Mi querido capitán Scott, probablemente será usted el primero que alcance el polo después de nosotros. Le ruego acepte mis sinceros deseos de un feliz retorno».

Amundsen regresaba a su base y los británicos intentaban llegar al centro polar

Roald Amundsen en Svalbard en 1925

Roald Amundsen en Svalbard en 1925

La tragedia del capitán Scott

Por entonces, los británicos seguían pensando que iban los primeros en esta carrera de fondo sobre el hielo antártico. Pero la realidad era muy distinta, todavía les quedaban 600 kilómetros de travesía. La distancia entre los dos grupos era tan grande que incluso ambas expediciones llegaron a cruzarse en el paralelo 87 grados sur, aunque sin verse porque les separaban 100 kilómetros. Amundsen regresaba a su base y los británicos intentaban llegar al centro polar. Pero no fue hasta un mes después cuando Scott pudo leer la carta de Amundsen y entender que «lo peor ha ocurrido […] se nos han adelantado […] lo siento por mis leales compañeros», escribió Scott en su diario. Desanimados y con pocos pertrechos debían caminar 1.400 kilómetros para regresar a su base, pero la suerte que había acompañado a los noruegos no respetó a los británicos, que sufrieron temperaturas de hasta menos 40 grados bajo cero, ventiscas, hambre y heridas mortales. Los cinco supervivientes, incluido Scott, murieron intentando volver. Mientras, Amundsen y su grupo abandonaron el hielo polar a bordo del Fram, el mismo buque que los había llevado desde Madeira hasta allí meses atrás y pusieron rumbo a Australia, desde donde la noticia de su éxito se extendió por todo el mundo.

Mapa con las rutas seguida por Amundsen (en rojo) y Scott (verde)

Mapa con las rutas seguida por Amundsen (en rojo) y Scott (verde)

La carrera por conquistar el Polo Sur

Pero la aventura que enfrentó a ingleses y noruegos, a Amundsen y Scott, empezó meses antes. El explorador noruego llevaba años enfrentándose al frío polar, era deportista, esquiador experimentado y conocía los secretos de la supervivencia en lugares extremos, por lo que había aprendido de los inuits. El espíritu aventurero de Roald despertó ya en su juventud inspirado por Fridtjof Nansen, el famoso explorador, científico y diplomático noruego, aunque por los deseos de su madre empezó a estudiar medicina. En 1893, tras la muerte de su madre, abandonó la universidad y se embarcó como marino donde aprendió a navegar en ambientes gélidos. Aquí comienza su vida aventurera, que le lleva a embarcarse en el Bélgica, un velero en el que bordó parte de la costa antártica. En 1903 el apellido de joven marino alcanza la fama en Noruega tras ser el primero, junto a seis hombres más, en navegar el Paso del Noroeste, la ruta marítima que rodea Norteamérica por el norte y conecta el océano Atlántico y el Pacífico.

El explorador llevaba años conocía los secretos de la supervivencia en lugares extremos por lo que había aprendido de los inuits

Secreto antártico

El reconocimiento se trasformó en financiación que utilizó para presentar al gobierno noruego y a varios patrocinadores un nuevo proyecto: explorar el polo norte. Reclutó una tripulación y obtuvo el permiso para emplear el navío Fram, que pertenecía al estado noruego y que había diseñado y utilizado Nansen –el ídolo de Amundsen– en su viaje a Groenlandia años atrás. En plenos preparativos del viaje llegó la noticia de que un americano decía haber alcanzado el centro del polo norte, pero Amundsen lo vio como una oportunidad. Decidió cambiar la dirección de su viaje para ser la primera persona que pisa el corazón del polo sur. Amundsen siguió diseñando su viaje en secreto, sin avisar al gobierno y patrocinadores de que había cambiado su objetivo final. Con todo listo, en agosto de 1910 partió desde Madeira a bordo del Fram junto a su equipo rumbo a la Antártida. Un mes antes había salido de Terra Nova la expedición de Scott, que desconocía la existencia del proyecto noruego. Ya se encargó Amundsen de hacérselo saber por medio de su hermano, que envió un telegrama al buque de Scott en el que decía: «Me dirijo a la Antártida».

Navío Fram en la Antártida

Navío Fram en la Antártida

Desde ese momento empieza una carrera por el hielo antártico en la que los británicos partían con grandes desventajas técnicas, empezando por el lugar que decidieron para colocar su base de operaciones, que estaba más lejos del eje polar que la base noruega. Una vez en marcha por la nieve, los británicos utilizaron unos trineos a motor que no soportaron las bajas temperaturas y se estropearon a los pocos días, al igual que los caballos que emplearon no soportaron las bajas temperaturas y murieron. Por su lado, los noruegos utilizaron trineos tirados por perros acostumbrados a climas adversos y se desplazaba con esquís. A pesar de que solo Amundsen y sus hombres fueran los primeros, Scott y sus hombres –aunque segundos– también alzaron su objetivo y murieron después como héroes.

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