Cuando Felipe II intentó acabar con Isabel I de Inglaterra
En febrero de 1587 Isabel I de Inglaterra ordena decapitar a su prima María Estuardo, Reina católica de los escoceses, acusada de conspirar contra la corona. Su asesinato conmocionó a la Europa cristiana del momento
El imperio español llegó a abarcar desde las islas Filipinas hasta Alemania, pasando por Acapulco, Luisiana o Portugal, pero lo que muy pocos saben es que Inglaterra también fue parte del Imperio. En 1554 Felipe II se convirtió en Rey consorte de los ingleses gracias a su matrimonio de conveniencia con María I, hija de Enrique VIII. Durante los cuatro años que duró el reinado se reinstauró el catolicismo, pero sería solo un espejismo que terminó con la muerte de María y el ascenso al trono de Isabel I. Nada más ser coronada, la nueva reina recuperó el protestantismo y empezó una persecución contra los católicos papistas. Con ella empezó la pesadilla para el hijo de Carlos V.
Expansionismo inglés
Isabel I quería expandir sus influencias comerciales más allá del Atlántico, pero la hegemonía del Imperio español lo impedía. Por esa razón, promovió la piratería y concedió patentes de corso para atacar a los buques españoles que llegaban a Europa desde los territorios de ultramar. Además, se alió contra los hugonotes franceses en contra del monarca español. Mientras, la joven María Estuardo, que era la sucesora al trono escocés, viajó a Francia para esposarse con el Delfín, pero su muerte repentina en 1560 provocó el regreso de María a su tierra natal, donde se volvió a casas con un noble local. Al poco tiempo enviudó otra vez y se enfrentó a una sublevación que la obligó a pedir ayuda a su prima Isabel.
El papado consideró intolerable que una Reina católica estuviera secuestrada por una monarca que había renegado de su fe
La Reina Isabel en vez de ayudarla la encerró en varios castillos al considerarla una amenaza, porque María Estuardo contaba con el apoyo de los católicos y había reclamado derechos al trono en varias ocasiones. La decisión no gustó nada al papado, que consideraba intolerable que una Reina católica estuviera secuestrada por una monarca que había renegado de su fe. Así, en mayo de 1569 el Papa Pío V pidió a Felipe II que actuara. Pero por aquellos años, el Rey estaba demasiado ocupado con la guerra contra los otomanos en el Mediterráneo en batallas como Lepanto. Además, afrontó la sublevación de los moriscos de Las Alpujarras y la recuperación de Portugal, que enfrentó un problema sucesorio tras la muerte de Sebastián I en 1578. Antonio de Portugal se autoproclamó rey y obtuvo el apoyo de Inglaterra y Francia, pero Álvaro de Bazán consiguió acorralarlo en las Azores. En 1581 Felipe II consiguió la corona portuguesa.
Juegos de espías
Por si fuera poco, Isabel I aumentó las patentes de corso e intentó forjar alianzas con los países musulmanes del mediterráneo para atacar por otro frente los territorios españoles. Felipe II decidió buscar la paz por vías diplomáticas y ofreció a Isabel un matrimonio que sería beneficioso para ambos. La Reina de Inglaterra rechazó la propuesta y continuó con el hostigamiento promoviendo expediciones y saqueos. Como respuesta a los ataques perpetrados por Drake y otros piratas, en 1571 Felipe II ideó un plan para acabar con el reinado de Isabel I de Inglaterra. Sobre el papel la idea era promover un levantamiento de los católicos ingleses encabezado por nobles como el duque de Norfolk, a los que el Imperio apoyaría con el desembarco de los Tercios del duque de Alba en Inglaterra.
El objetivo sería derrocar a Isabel y poner a María Estuardo como Reina legítima de Inglaterra, pero la inteligencia inglesa descubrió el complot y ajustició a los colaboradores, y como castigo los ingleses atacaron plazas españolas en América. Lejos de amedrentarse, dos años después el monarca ordenó a Pedro Menéndez de Avilés que formara una armada de 223 embarcaciones (33 navíos de guerra), que se conoció con el nombre de «La otra invencible», pero no llegó a zarpar jamás por problemas logísticos. Esta guerra fría entre ambos reinos llegó a un punto de no retorno el 8 de febrero de 1587 cuando Isabel I de Inglaterra ordenó decapitar a su prima María Estuardo, acusada de conspirar contra la corona. Su asesinato conmocionó a la Europa cristiana del momento y la monarquía española ordenó en respuesta el embargo de los buques ingleses, holandeses y alemanes atracados en puertos españoles.
En abril de 1587 una expedición dirigida por Francis Drake atacó Cádiz causando gran destrucción. Estos hechos acabarían con la paciencia del monarca, al que apodaban «El Prudente» y empezó a diseñar una armada junto a Álvaro de Bazán y Alejandro Farnesio, que pasaría a la historia con el nombre de Armada Invencible o gran armada. El objetivo de la empresa no era anexionarse Inglaterra sino cambiar a Isabel y crear una unión, como la de Castilla y Aragón, entre iguales, pero cada uno con sus leyes, aunque con un proyecto e influencia común como parte del Imperio. Felipe II propuso a los hijos de María: Jacobo o Isabel Clara Eugenia (sería gobernadora de los Países Bajos) como herederos del trono inglés.