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Leones de piedra tallada flanquean una puerta de la antigua capital hitita de Hattusa, en el centro de Turquía

Leones de piedra tallada flanquean una puerta de la antigua capital hitita de Hattusa, en el centro de TurquíaWikimedia Commons

Un estudio revela que la gran sequía fue la causa del final del Imperio hitita

La madera de la tumba del Rey Midas muestra cómo la escasez de lluvias pudo acabar con la civilización hitita tras una hambruna generalizada

En torno al 1200 a. C., el mundo experimentó un revés con la desaparición o disminución casi simultánea de varios imperios en lo que se conoce como «el colapso de la Edad del Bronce». Uno de los más poderosos fue el Imperio hitita, centrado en la actual Turquía y que llegó a abarcar partes de Siria e Irak. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad Cornell (EE.UU.) han ofrecido una nueva perspectiva sobre el colapso de este gran imperio.

Según han podido descubrir gracias a la técnica de la dendrocrología (el estudio de los anillos de crecimiento de los árboles) sobre los árboles de la tumba del Rey Midas, alrededor del año 1200 a. C. se produjo una pequeña edad de hielo, tal y como muestra la reducida distancia entre los anillos de la madera, según explican en un artículo publicado en la revista especializada Nature.

El Imperio hitita surgió hacia el 1650 a. C. y durante los siguientes cinco siglos, esta civilización fue una de las principales potencias del mundo antiguo, junto con los Imperios asirios, babilónicos y egipcios. Todos ellos supieron resistir a las diversas crisis sociales, políticas, económicas y ambientales de la época. Sin embargo, el 1200 a. C. fue el año en el la capital Hattusa fue abandonada y el Imperio hitita dejó de existir.

Para hallar respuestas al colapso del Imperio, el profesor de Artes y Ciencias en Arqueología Clásica y principal autor del artículo Sturt Manning y el profesor de Ecología y Biología Evolutiva Jed Sparks han combinado sus capacidades para analizar una muestra de la tumba de Midas en Gordion, una estructura de 53 metros de altura que los hititas realizaron al oeste de Ankara (Turquía). Dicho montículo cuenta con una estructura de madera que se piensa que podría ser una cámara funeraria para un pariente del Rey de Frigia, probablemente su padre. Los investigadores observaron que los patrones de crecimiento de los anillos de los árboles, de inusual estrechez, indican que se encontraron en condiciones de sequía que se prolongaría durante tres años.

El primer año de sequía sería «manejable» ya que los agricultores contarían con suficientes provisiones almacenadas para el año a pesar de estar en un ambiente semiárido, explican los expertos. No obstante, para el segundo año «se desarrollaría una crisis y todo el sistema comenzaría a colapsar», comenta Manning. El tercer año consecutivo de sequía provocaría que miles de personas, incluido el enorme ejército hitita sufriese una gran hambruna.

Pero los expertos apuntan que esta crisis ambiental y la hambruna como consecuencia de ella no fuese el único factor para la caída de este Imperio. A la sequía se le unieron diferentes problemas como la amenaza de pueblos invasores o la inestabilidad política, que impidiera la distribución adecuada del grano de reserva. El estudio concluye que «es probable que la sucesión, a lo largo de varios años, de eventos climáticos extremos e inesperados, llevara a la población más allá de su capacidad de adaptación».

Al hilo de esta reflexión el profesor Manning advirtió que «puede que nos estemos acercando a nuestro propio punto de ruptura». «Tenemos un abanico de cosas a las que podemos hacer frente, pero como se nos exija demasiado, llegaremos a un punto en el que nuestras capacidades de adaptación ya no estarán a la altura de lo que afrontemos», añadió el experto.

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