Fundado en 1910

Momento de la firma de los acuerdos entre los Gobiernos norteamericano y españolUniversidad de Alcalá

Los Pactos de Madrid de 1953: España rompe su aislamiento internacional

Han pasado setenta años desde que España y los Estados Unidos de América rubricaron tres importante convenios económicos y de defensa

Los casi tres años de Guerra Civil española dejaron un país totalmente devastado. Numerosas infraestructuras habían resultado destruidas y la industria era prácticamente inexistente. Era además manifiesta la escasez de materias primas, especialmente de petróleo. La gran mortandad, unida al número de heridos, mutilados, viudas y huérfanos, hipotecaría el futuro de España. El hambre y el mercado negro eran una realidad cotidiana. El estallido de la Segunda Guerra Mundial agravaría la situación. En la posguerra era de acuciante necesidad la ayuda exterior para la recuperación económica, ayuda que difícilmente podían prestar las grandes potencias ahora sumidas en un conflicto de gran magnitud, excepción hecha de EE.UU.

A la conclusión de la conflagración bélica mundial, las potencias ganadoras tomaron diversas medidas encaminadas a dejar a España aislada. Sin embargo, su valor geoestratégico aumentó significativamente con el paso de los años. La presencia del Ejército Soviético en Europa central y Oriente Medio era preocupante. Era también inquietante la política expansionista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.), que entre 1946 y 1948 impuso dictaduras comunistas afines en Alemania Oriental, Checoslovaquia, Polonia, Rumanía, Hungría y Bulgaria.

La importancia de España venía dada por la lejanía de la península ibérica del territorio controlado por la U.R.S.S., a lo que se añadía la barrera natural que los Pirineos constituyen y la existencia de un muy extenso litoral y numerosos puertos que permitirían la recepción de refuerzos. El control del Estrecho de Gibraltar era otro elemento estratégico de gran importancia. El firme compromiso anticomunista del gobierno español era además una garantía.

En consecuencia, el pragmatismo se impuso a otras consideraciones, de forma que el 21 de enero de 1948 el presidente estadounidense Harry S. Truman aprobó una propuesta para normalizar las relaciones económicas y políticas con España. Comenzó una presión creciente de políticos estadounidenses para, no sólo mejorar las relaciones con España, sino para establecer algún tipo de alianza militar.

Precedentes

El primero de los acuerdos militares con EE.UU. había surgido tiempo atrás a iniciativa de este país. Un documento secreto fechado el 19 de febrero de 1945 permitió que los aviones del Mando de Transporte Aéreo de las Fuerzas Aéreas del Ejército de EE.UU. (USAAF) utilizasen parte de una ruta civil de transporte aéreo. Se consentía el sobrevuelo de la costa africana de soberanía española. Dicha ruta era más segura que la que discurría por el interior del desierto del Sáhara. Además, contaba con tres aeródromos disponibles, localizados en Cabo Juby en la zona sur del Protectorado español en Marruecos, Villa Cisneros en el Sáhara Occidental y Port Étienne (la actual Nuadibú, segunda ciudad más importante de Mauritania).

A finales de mayo, ya tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial, el acuerdo secreto se había ampliado de forma que la citada ruta podía ser utilizada por cualquier tipo de avión de la USAAF. Pero, de forma adicional, se autorizó que una pequeña unidad constituida fundamentalmente por especialistas operase en Cabo Juby y Villa Cisneros. El acuerdo se puso en práctica en la segunda quincena de junio de 1945 con el aterrizaje en Villa Cisneros de un bombardero bimotor B-25. Se trató de un hito histórico: la primera cooperación militar entre EE.UU. y España. El despliegue de militares estadounidenses en los aeródromos españoles del Sáhara se inició el 9 de julio de 1945 y duraría cerca de un año, siendo Villa Cisneros el principal centro de operaciones. Esta primera experiencia facilitaría la negociación de los acuerdos que comenzaría poco después.

Como se ha señalado, en enero de 1948 Harry S. Truman aprobó una propuesta para normalizar las relaciones con España, lo que llevó a que se intensificasen los contactos entre ambas naciones. El primer movimiento en esa dirección lo constituyó la visita sorpresa a España en noviembre de 1948 de Dervey Short, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas en la Cámara de Representantes, junto a seis miembros de dicho Comité y tres mandos militares, uno por Ejército. Esta iniciativa fue seguida por una serie de gestos que culminaron a principios del verano de 1951 con el comienzo de las conversaciones.

Firma de los convenios

El 12 de marzo de 1952 se anunció el inicio de las negociaciones formales entre EE.UU. y España. El Jefe del Alto Estado Mayor, teniente general Juan Vigón, fue quien encabezó la delegación española. Las conversaciones se tornaron muy intensas, encallando varias veces. Sin embargo, fueron probablemente dos sucesos los que permitieron llevar a buen término las negociaciones. Por un lado, en enero de 1953 el general Dwight D. Eisenhower llegaba a la Casa Blanca, convirtiéndose en el presidente estadounidense número 34. Por otra, en el verano de ese mismo año la U.R.S.S. anunció que disponía de la bomba termonuclear, coloquialmente conocida como bomba de hidrógeno o bomba H.

De esta forma, el 26 de septiembre de 1953 por la tarde se firmaron en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, los denominados Pactos de Madrid. A través de éstos dieron comienzo unas estrechas relaciones hispano-estadounidenses en materia de defensa. Aunque la vigencia inicial de los acuerdos era de diez años, se producirían sucesivas renovaciones en los años 1963, 1970, 1976 y 1982. Los Pactos de Madrid incluían tres acuerdos específicos denominados «Convenio relativo a la ayuda para la mutua defensa entre los Estados Unidos de América y España», «Convenio defensivo entre los Estados Unidos de América y España» y «Convenio sobre ayuda económica entre España y los Estados Unidos de América».

Los Pactos de Madrid dejaron una profunda huella tanto en la economía española como en sus Fuerzas Armadas. Pero, fundamentalmente, tuvieron un enorme rédito político, ya que permitieron que España abandonase definitivamente el aislamiento internacional al que había sido sometida desde 1945.