Así se formó el primer Gobierno de unidad nacional en Israel
En vísperas de la Guerra de los Seis Días, los militares ganaron el pulso a los civiles con la incorporación del general Dayan como ministro de Defensa
La tensión crecía irremisiblemente en Israel entre el poder político y la cúpula militar desde mediados de mayo de 1967, cuando Gamal Abdel Nasser, el rais de Egipto, ordenó, el despliegue de cazabombarderos de su país en Siria; el 14 dio un paso más en sus intenciones bélicas al fortalecer la presencia de su Ejército en el Sinaí e indicar a cuatro divisiones que cruzasen de inmediato el Canal de Suez y se posicionasen en las inmediaciones del Canal de Suez. Ésta última maniobra era un claro incumplimiento del alto el fuego de 1956. Subraya Pierre Razoux en Nueva historia del Ejército de Israel, que acaba de ser «traspasada una de las líneas rojas que Israel consideraba como motivo para retomar las hostilidades».
El general Isaac Rabin, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del Estado hebreo, había entendido el sentido de los acontecimientos: el 12 de mayo, es decir, dos días antes del inicio de la escalada militar decretada por Nasser, amenazó públicamente, en declaraciones a un periódico, con derrocar al régimen sirio. «Sus palabras causaron una tormenta política», escribe el historiador israelí Avi Shlaim en El muro de hierro. «Contradecían», añade, «la línea oficial de Israel, que establecía la no interferencia en la política interna de los Estados árabes y que solo actuaría en legítima defensa contra las agresiones de los mismos».
El principal valedor de esta doctrina era el primer ministro Levi Eshkol, un político competente pero desprovisto de carisma, que había sustituido en el cargo al mismísimo fundador del Israel, David Ben Gurion, en 1963. El Estado hebreo se debatía, pues, entre las reticencias de Eshkol y la determinación de los altos mandos militares, encabezados por Rabin, de prepararse para una guerra, o incluso de comenzarla. El pulso desembocó en que Shlaim califica de «psicosis colectiva» –para una opinión pública cada vez más inquieta– y de «liderazgo débil», en relación con Eshkol. Sobre Israel, democracia plena desde el primer día de su existencia, planeaba la sombra de una insumisión del poder militar al poder civil.
Esa perspectiva se fue agudizando desde el 22 de mayo, fecha en que Nasser cerró el estrecho de Tirán, «Esta decisión», señala Razoux, «implica el bloqueo del tráfico marítimo del puerto de Eilat», principal punto de abastecimiento de Israel, junto a otro puerto, el de Haifa, situado en la costa mediterránea. Un casus belli en toda regla que debería de haber inclinado definitivamente la balanza del lado de los militares. Sin embargo, Rabin experimentó una gran frustración -con depresión nerviosa incluida- cuando, en mitad de ese fatídico periodo, Ben Gurión, que seguía ejerciendo un magisterio de influencia sobre la clase dirigente en su conjunto –la civil y la militar– y el propio jefe del Estado, Moshe Shapira, le aconsejaron ceñirse al planteamiento del primer ministro.
Mientras, en el plano diplomático, el tiempo apremiaba, con un Nasser envalentonado que anunciaba, casi a diario, la próxima «aniquilación» de Israel. En el plano político, la situación distaba mucho de ser cómoda. Antes al contrario: los antiguos aliados del laborista Eshkol, que habían protagonizado una escisión en 1965 creando el partido Rafi; y que, en opinión de Shlaim, «dirigían una despiadada campaña para minar su autoridad», veían en la crisis la oportunidad idónea para lograr su propósito. De entre los opositores a Eshkol, el general Moshe Dayan, el hombre del parche, jamás vencido en el campo de batalla, «fue el más taimado, manipulador y el que se mostró más hambriento de poder».
El punto de no retorno que terminaría colmando sus ambiciones fue la confirmación –negociada personalmente en Washington por el director del Mosad, Meir Amit– del apoyo de Estados Unidos a Israel en caso de guerra.
Se produjo, entonces, el desenlace mediante la formación de un Gobierno de unidad nacional en la noche del 1 de junio: Eshkol permanecía al mando, pero tuvo que aceptar lo que había intentado evitar a toda costa, a saber, el nombramiento de Dayan como ministro de Defensa. Los partidos de la oposición, el Rafi y el Gahal –uno de los antecesores del Likud– también estuvieron representados en el nuevo Gobierno. El Gahal, por Menahem Begin. Israel ya estaba en orden de batalla para la campaña militar más brillante de su historia, la Guerra de los Seis Días.