Fundado en 1910
Los principales golpistas internados en la prisión de Landsberg en 1924

Los principales golpistas internados en la prisión de Landsberg en 1924

100 años

El fallido golpe de Estado de Adolf Hitler

La cervecería sería escenario de dos acontecimientos vinculados con la figura del führer: primero su fallido golpe de Estado y el segundo, su intento de asesinato

La cervecería Bürgerbräukeller de Múnich se inauguró en el año 1885. Se convirtió en una de la cervecerías más grandes, con una capacidad para 1.830 personas. En ella tuvieron lugar dos acontecimientos vinculados con la figura de Adolf Hitler. El primero tuvo lugar el 8 y 9 de noviembre de 1923, conocido como el putsch de la cervecería. El segundo el 8 de noviembre de 1939, cuando sufrió un intento de asesinato. Como consecuencia de la explosión de la bomba 7 personas murieron y 63 quedaron heridas. Hitler escapó sin lesiones al haber abandonado la cervecería minutos antes.

El autor del atentado fue Georg Elser, ejecutado en Dachau el 8 de abril de 1945. La cervecería no fue reconstruida. Esta estaba en la calle Rosenheimer, en el barrio de Haidhausen. Hoy en día desaparecida, hay una plaza dedicada a Georg Elser. ¿Qué fue el putsch de la cervecería?

Putsch de la Cervecería

De una manera sencilla podemos decir que fue un intento de golpe de Estado. La idea era tomar el control del gobierno estatal, marchar sobre Berlín y derrocar al gobierno federal alemán. Estamos en el periodo de la República de Weimar, después de la Primera Guerra Mundial y aún con el dolor de la humillación que el Tratado de Versalles provocó sobre Alemania. El partido creado por Hitler, NSDAP, tenía 50.000 afilados e inspirándose en la Marcha sobre Roma de Mussolini, quiso hacer lo mismo sobre Berlín.

Reunión nazi en el Bürgerbräukeller, hacia 1923

Reunión nazi en el Bürgerbräukeller, hacia 1923Bundesarchiv / Wikimedia Commons

Ante aquella complicada situación Eugen Ritter von Knilling, primer ministro bávaro, declaró el estado de emergencia. Paralelamente Gustav Ritter von Kahr, comisario político general del Estado; Otto von Lossow, general de las Fuerzas Armadas; y Hans Ritter von Seisser, jefe de la Policía del Estado, consideraron conveniente la marcha sobre Berlín. En el fondo deseaban, además de derrocar la República de Weimar y establecer un régimen autoritario, mantener la autonomía de Baviera. Ante las dudas que tenían, decidieron analizar la situación. Por eso decidieron reunirse el 8 de noviembre de 1923 en la cervecería Bürgerbräukeller.

Por otra parte se creó la Kampfbund (Liga de Combate). En ella estaba la coalición nacional Völkish, los radiales y el partido nazi. Estos abogaban por la derogación del gobierno. Hitler, que le conocía como el tambor de los movimientos asociados con la Kampfbund, temía a Ritter von Kahr, porque le podía hacer sombra y no permitirle llevar a cabo su proyecto. Hitler no estaba invitado a la reunión. Esto le importó poco. Aquel 8 de noviembre fue a la cervecería a imponer sus ideas: derrocar el gobierno y legitimar su movimiento. Quería que las tropas salieran a la calle para apoyar al nuevo gobierno de renovación nacional. A su vez apoderarse de los edificios militares y administrativos. Con la toma de Baviera, la marcha sobre Berlín sería un camino de rosas y Hitler se convertiría en el líder absoluto de aquel golpe de estado.

La Marienplatz de Múnich durante los sucesos del Putsch de la cervecería

La Marienplatz de Múnich durante los sucesos del Putsch de la cerveceríaBundesarchiv

Aquel día, a las 20.30 horas el Stasstrupp Adolf Hitler –los guardaespaldas personales– llegaron a la cervecería para rodearla, junto con las tropas de asalto. Aquel gesto fue el detonante para que Hitler empezara el putsch. Disparó al techo interrumpiendo el mitin de Rotter von Kahr y declaró la revolución nacional. Después de hablarle a los allí presentes se dirigió a Lossow, von Seisser y a Ritter von Kahr, pidiéndoles que lo acompañaran a una sala. Allí, a solas y a punta de pistola, los obligó a aceptar el putsch. Todo parecía ir bien. Sin embargo, fallaron dos cosas fundamentales.

La primera, la toma de edificios claves para que el putsch triunfara. La segunda, confiar en Lossow, von Seisser y a Ritter von Kahr. Cuando estos salieron de la cervecería, supuestamente para tomar el mando sobre las funciones encargadas, denunciaron lo sucedido y ordenaron que los rebeldes fueran reprimidos. A partir de ese momento el caos se adueñó de la situación. Viendo que las cosas se complicaban, Hitler mandó 200 nazis y a miembros de la Kampfbund en una marcha hacia el Feldherrnhale (Pabellón de los Mariscales) en la Odeonsplatz. La policía se enfrentó a ellos. Tras el tiroteo y muerte de 14 nazis y cuatro oficiales de policía, el golpe de Estado se dio por finalizado.

En marzo de 1924 Georg Neithardt presidió el juicio contra Hitler y los otros lideres del putsch. Durante el juicio Hitler habló en contra de la República de Weimar, que el Gobierno de Berlín había traicionado a Alemania con el Tratado de Versalles y se justificó diciendo que actuaba así porque existía una amenaza comunista sobre Alemania. Fue condenado por alta traición. Sin embargo, le aplicaron una leve condena de cinco años de cárcel. Sólo cumplió ocho meses. En Ladsberg am Lech, donde fue encerrado, tuvo una vida muy cómoda que le permitió escribir la primera parte de Mein Kampf.

Monumento nazi erigido a sus muertos durante el Putsch

Monumento nazi erigido a sus muertos durante el PutschBundesarchiv / Wikimedia Commons

A parte de Hitler, tomaron parte en aquel putsch hombres como Hermann Göring, Heinrich Himmler, Rudolf Hess, Julius Streicher o Wilhelm Frick. Después del putsch quedó prohibido el partido nazi, sus formaciones y su periódico. Volvieron a ser legales en 1925. Cuando Hitler tomó el poder instauró el 9 de noviembre como el Reichstrauertag (Dia del Duelo del Reich). La Odeonsplatz se convirtió en un símbolo del nazismo.

Los 14 nazis muertos en la Feldherrnhalle y los 2 de la Reichskriegerflagge, muertos ante el Ministerio de Defensa bávaro, se los consideró mártires y héroes del movimiento nazi. En 1933 sus cuerpos fueron depositados en el Panteón de los Héroes de la Odeonsplatz. Sus nombres eran Félix Allfarth, comerciante; Andreas Baurield, sombrerero; Theodor Casella, empleado bancario; Wilhelm Ehrlich, empleado bancario; Martin Faust, Empleado bancario; Anton Hechenberger, cerrajero; Oskar Körner, comerciante y vicepresidente del NSDAP; Karl Kuhn, empleado de hotel; Karl Laforce, estudiante de ingeniería; Kurt Neubauer, criado, Klaus von Pape, comerciante; Theodor von der Pforten, secretario del Tribunal Regional Superior; Max Erwin von Scheubner-Richter, doctor en ingeniería, Johann Rickmers, excapitán de caballería; Lorenz Ritter von Transky, ingeniero; y Wilhelm Wolf, comerciante. En aquel putsch también resultaron muertos 4 policías. Sus nombres eran Friedrich Fink, Nikolaus Hollweg, Max Schobert y Rudolf Schraut.

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