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Alessandro Malaspina

Alessandro MalaspinaReal Academia de la Historia

De cómo el marino español que encabezó la expedición científica más importante del siglo XVIII fue exiliado

Fue expulsado de la Armada en 1795 y encarcelado durante diez años tras ser juzgado por conspirar contra Godoy

De la fama y la gloria pasó a la cárcel y al exilio, pero fue uno de los marinos científicos más importantes de la Armada española del siglo XVIII. Nació en Italia en 1754, en la localidad de Mulazzo, como segundo hijo de una familia noble de la región. Incluso su familia poseía un castillo que todavía hoy se puede visitar. Sin embargo, abandonó la comodidad de su hogar a los veinte años para hacerse marino al servicio de la corona española, su nombre era Alessandro Malaspina, oficial de la Armada e impulsor de la mayor aventura científica y diplomática del momento, a la que la historia bautizó como expedición Malaspina, pero ¿Cómo acabó en la cárcel?

Antes de conocer las razones hay que remontarse a su juventud, porque en 1773 viajó a la isla de Malta para ingresar como caballero en la prestigiosa Orden de Malta, después se trasladó a España para ingresar en la Academia de Guardiamarinas donde se formó como oficial de la Armada española.

Durante este periodo también participó en sus primeras batallas, como el socorro de la plaza de Melilla en 1775, cruzó por primera vez la línea del ecuador a bordo de la fragata Astrea y formó parte de la dotación del navío San Juan durante la batalla del cabo de Santa María en 1780.

Pronto ascendió a teniente de navío, y a lo largo de la siguiente década continuó su formación como marino científico. Por un lado, estudió astronomía, álgebra y navegación astronómica en el Curso de Estudios Mayores, un programa ilustrado que tenía como objetivo aumentar la formación científica de los futuros oficiales, y que fue el resultado del trabajo que inició Jorge Juan dos décadas antes. Malaspina puso en práctica esa teoría durante la navegación que realizó a las islas Filipinas y la vuelta al mundo que realizó como comandante de la fragata Astrea, que lo convirtió en el primer italiano en liderar una circunnavegación. Aunque la mayor misión de su vida empezaría poco después.

Del éxito a la cárcel

Era el siglo de las Luces, del movimiento ilustrado y las exploraciones formaban parte de la identidad de las naciones de la época. Desde el reinado de Carlos III y después de Carlos IV, se organizaron nueve expediciones de carácter científico y diplomático en la Nueva España, Perú, Nueva Granada, Chile y Cuba. Sin embargo, será Alessandro Malaspina, junto a José Bustamante, quienes comanden la última gran expedición científica del Impero español.

En 1788, ambos oficiales plantearon una nueva expedición de carácter científico y diplomático por las posesiones españolas y otros territorios de todo el mundo. Se habían inspirado en el viaje del inglés James Cook o el francés La Perouse.

Aunque se planteó como una expedición científica, también tuvieron instrucciones de carácter reservado, como era comprobar la seguridad de las rutas comerciales, recopilar información sobre el estado de las defensas de puertos y costas bajo soberanía española, y reconocer los asentamientos de los portugueses e ingleses en sus territorios de ultramar. Para cumplir sus objetivos reunieron a una dotación formada por experimentados oficiales científicos, pero también contaron con reputados hidrógrafos, cartógrafos, botánicos, pintores, cartógrafos e ilustradores.

Litografía de la corbeta Atrevida durante su exploración de Alaska el 28 de enero 1794

Litografía de la corbeta Atrevida durante su exploración de Alaska el 28 de enero 1794Biblioteca Virtual de Defensa

Al equipo humano se sumaba la última tecnología en instrumentos de navegación y científicos. En cinco años pasaron por 35 puertos de todo el mundo. Los 204 hombres repartidos entre las corbetas Descubierta y Atrevida recorrieron toda la costa Hispanoamericana: Montevideo, Cabo de Hornos, El Callao, Acapulco; y navegaron el Pacífico hasta Filipinas, Nueva Zelanda, Australia, e incluso Alaska, donde un glaciar lleva el nombre de Malaspina desde entonces. Regresaron a la Península en 1794 con un catálogo de más de 500 especies animales y 14.000 plantas catalogadas, un mapa actualizado del Imperio y estudios e informes políticos sobre diversos territorios.

La expedición fue todo un éxito, Malaspina ascendió a brigadier y aumentó su reputación aumentó, surgió una fuerte enemistad entre el marino y Manuel Godoy, valido de Carlos IV, que emprendió una campaña pública para desprestigiarlo. En 1796 acusaron falsamente al marino de participar en una conspiración contra Godoy y Malaspina es condenado a diez años y un día de prisión en el castillo de San Antón de La Coruña. Siete años después le conmutaron la pena, pero tuvo que exiliarse. Regresó a Italia, donde se dedicó a la política hasta su fallecimiento el 9 de abril de 1810.

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