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Joseph Pulitzer

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Joseph Pulitzer, de la prensa amarilla a los premios de prestigio

A través de su periódico, Pulitzer mintió sobre la explosión del acorazado Maine, que fue utilizado como excusa por Estados Unidos para declarar la guerra a España

El periodismo acabó siendo su negocio –más que oficio–, incluso después de su muerte, con la creación de los famosos premios Pulitzer. Detrás del galardón está la historia de un húngaro que en 1864 decidió cruzar el Atlántico para participar en la guerra civil estadounidense empuñando un fusil en las filas del ejército de la Unión. Cuando acabó la contienda se estableció en Saint Louis, donde se buscó la vida como albañil, camarero, estibador y cuidador de mulas. Trabajos muy alejados de la industria del periodismo por la que se haría famoso ¿Cómo consiguió cumplir su sueño americano?

En medio de una partida de ajedrez, Joseph conoció a un editor del periódico en alemán Westliche Post, que le dio trabajo como redactor. Fue ganando importancia dentro de la redacción y llegó a ser copropietario del diario. Durante esos años se casó con Kate Davis, y emprendió su propia aventura comercial al adquirir el Saint Luis Dispatch, un periódico en bancarrota que compró por 2.500 dólares.

Pulitzer creía que «la prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción»

Cambio el nombre a St. Louis Post-Dispatch, y en un año consiguió rescatarlo y obtener 10.000 dólares de beneficio, y fue de las publicaciones más importantes de la ciudad. Pronto demostró gran ingenio en el negocio, y se trasladó a Nueva York donde compró el periódico The World, su buque insignia desde entonces. Pulitzer creía que «la prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público. Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota al bien público», aunque después fomentó un periodismo que utilizada el sensacionalismo, nada que no hicieran otros diarios del momento en Estados Unidos. The World contaban también con novedades, como las populares tiradas cómicas, entre otras.

La prensa amarilla de Pulitzer

Puede parecer paradójico, pero al mismo tiempo que hoy los premios Pulitzer premian el buen ejercicio del oficio y es símbolo de prestigio para el galardonado, su fundador propició la publicación de noticias inventadas y fake news. El caso más claro fue la cobertura que realizó el The World sobre la explosión del acorazado Maine en 1898, que sirvió de excusa para que Estados Unidos declarase la guerra a España. Ante la falta de información los corresponsales que envió Pulitzer inventaron informaciones sobre lo sucedido y alimentaron la teoría del ataque con torpedos, que se demostró ser falsa.

Además, pusieron en duda la versión del comandante del Maine. No fue el único, el New York Journal ofreció una recompensa de 50.000 dólares para quien lograse descubrir si la explosión había sido intencionada y, en su caso, quiénes eran los culpables. Además, desde su periódico The World se apoyó la candidatura a la residencia de los Estados Unidos del demócrata Grover Cleverland, que ganó finalmente.

Sin embargo, su éxito entre los lectores hizo que se convirtiera en referente de la prensa norteamericana, aunque su editorial personal y de prensa era claramente demócrata. Llegó un momento en la vida de Pulitzer que su salud y su ceguera le obligó a delegar sus responsabilidades, y decidió viajar a Europa donde vivió sus últimos años. El joven periodista húngaro que se convirtió en magnate de la prensa murió a bordo de su yate, dejando como legado en su testamento la creación de unos premios que desde 1917 premian la excelencia en la prensa, y otras disciplinas como el teatro.

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