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El actor Kabir Bedi en la serie de telivisión Sandokan

El actor Kabir Bedi en la serie de telivisión Sandokán©RADIALPRESS

El pirata Sandokán contra el imperialismo británico en Malasia en el siglo XIX

El apodado 'Tigre de Malasia' pasó de ser el príncipe borneano despojado de su reino a convertirse en el más fiero de los piratas malayos para vengar el exterminio de su familia y expulsar a los «leopardos» ingleses culpables de su desgracia

«¿Acaso han sido menos inexorables conmigo los hombres de la raza blanca? ¿Qué mal les había hecho yo? ¿Por qué asesinaron a mi madre, a mis hermanos y a mis hermanas a fin de destruir mi descendencia?» Fueron las palabras del famoso personaje del periodista y escritor veneciano Emilio Salgari, Sandokán. El famoso príncipe borneano despojado de su reino que se convirtió en el más fiero de los piratas malayos para vengar el exterminio de su familia y expulsar a los «leopardos» ingleses culpables de su desgracia y la de sus convecinos del sur del mar de China.

Vestido con su icónica casaca de terciopelo rojo, turbante y su inseparable kriss, la imagen de un bandolero alto, fornido y de largo cabello moreno fue convertida en serie y emitida por TVE en 1976. La figura más extendida de la resistencia anticolonial malaya fue encarnada por el inolvidable actor indio, Kabir Bedi, cuya enigmática mirada embelesó a toda una generación.

Para entender el odio que irradian los ardientes ojos del pirata, se debe retroceder a los inicios de la historia del país asiático a principios del siglo XV. Malasia se fundó en 1402 bajo el Sultanato de Malaca, erigido por el príncipe hindú, Parameswara. La nueva región se extendió desde la costa este de la península de Malasia y Sumatra hasta el norte de la isla oriental vecina y adoptó la religión musulmana que profesaba el gobernante. El idioma malayo se convirtió en la lengua oficial del territorio estratégico para el comercio de las especias que conectaba el sudeste asiático y Oriente próximo.

La intrusión inglesa

Su posición geográfica privilegiada fue objeto de deseo de los marineros portugueses, que llegaron a su costa oeste en 1509 y fueron derrotados por el sultán de Malaca al conocer sus intenciones para el terreno. No contento con su recibimiento, en 1501 Alfonso de Albuquerque envió en respuesta una flota de 18 naves que destruyó el Estado de Malaca en un mes y dio inicio a la era colonial malaya. En 1641, coincidiendo con la separación de Portugal de la Corona Hispánica, los holandeses, aliados con los sultanes de Johore, asediaron durante meses Malaca y se la arrebataron a los portugueses. Los intereses neerlandeses se focalizaron en las posibilidades estratégicas de Batavia –Yakarta–.

La intrusión inglesa comenzó en 1786, cuando la empresa británica Jourdain, Sulivan y De Soueza envió a Francis Light a negociar un tratado para establecer un asentamiento en las islas de Penang con el sultán de Kedah y poder competir contra el puerto holandés de Malaca. La propuesta fue aceptada por el sultán a cambio de una renta anual y personal de 6.000 pesos españoles. El comercio británico consiguió prosperar frente a los monopolios de Portugal y Holanda en la zona.

La colonización británica fue la ocupación más larga, y durante los 132 años que Malasia estuvo bajo su influencia, se produjeron profundas transformaciones en la sociedad malaya

Con la invasión de Napoleón en Holanda, el Imperio británico aprovechó la coyuntura para ocupar en 1797 la península de Malaca y Java. Años después, en 1818, tuvo que devolver los territorios ocupados a Holanda –aunque no todos–. No fue hasta 1824, gracias a la figura del gobernador británico, Stamford Raffles –quien consiguió que el sultán Tengku Hussein cediera Singapur– que los holandeses se vieron obligados a firmar el Tratado Anglo-holandés. Con ese pacto se dividieron en dos las áreas de influencia colonial: Malaca y Singapur quedaron bajo el dominio inglés, mientras que Indonesia permaneció en manos neerlandesas.

Tras ligar las colonias de Penang y Malasia, los ingleses unificaron la administración y crearon las Colonias del Estrecho. La colonización británica fue la ocupación más larga, y durante los 132 años que Malasia estuvo bajo su influencia, se produjeron profundas transformaciones en la sociedad malaya. Los británicos ejercieron un control directo colonial en las denominadas Colonias del Estrecho; indirecto en las regiones del este de la península, aliados con los sultanes de la zona; y, en Borneo, el gobierno cayó en manos del control de la familia Broocke.

El puerto de Penang en George Town en la década de 1910

El puerto de Penang en George Town en la década de 1910

«El exterminador de piratas»

Durante sus aventuras, el pirata habla de uno de sus mayores enemigos, James Broocke, conocido como «el exterminador de piratas». James Broocke fue un teniente de la Compañía de las Indias Orientales que se convirtió en el primer rajá blanco de Sarawak y fue partícipe en varias de las batallas que anexionaron la India al área de influencia colonial británica. Su apelativo fue resultado de su obstinada decisión de acabar con la piratería en el sur del mar de China, donde el fiero bandolero y sus «tigrecitos» navegaban en sus temidos pareos.

El rajá blanco mejoró el comercio tras sus políticas violentas contra los piratas, terminó con las luchas tribales y prohibió la tradicional caza de cabezas. El primero de la dinastía de gobernantes blancos transformó la organización gubernamental de Sarawak al establecer un modelo similar al Civil Service británico y modernizó el país y sus instituciones. También se distingue su figura y la de sus sucesores por el respeto a los indígenas –llegaron a prohibir la entrada de misioneros cristianos para no influir en las tradiciones nativas–. Al mismo tiempo, continuaron su expansión hacia los territorios colindantes.

Desde los inicios del colonialismo en el sureste asiático, los ingleses se encontraron con el rechazo de los nativos

La población local se caracterizaba por su multiculturalidad. El pirata hace referencia a la diversidad de etnias de su valiente tripulación: malayos; los altos y hermosos dayakos de la isla de Borneo; los battias caníbales; conchinchinos de largas trenzas; siameses de ojos de reflejos amarillos; javaneses; indios; duguises; y tagalos de Filipinas.

Los intereses británicos en la zona se centraron en la extracción de caucho, tabaco, aceite de palma y estaño –uno de sus principales productos–. Se construyeron carreteras y ferrocarriles para facilitar las exportaciones y se mejoraron los servicios de sanidad públicos y la educación. Entre 1800 y 1941 Malasia recibió a miles de chinos que se introdujeron en sus plantaciones y minas. Los recién llegados también se establecieron como comerciantes, y con el paso del tiempo formaron una clase media urbana.

El Tigre de Malasia

Desde los inicios del colonialismo en el sureste asiático, los ingleses se encontraron con el rechazo de los nativos. Si bien Sandokán, el «Tigre de Mompracem», tuvo un lapsus en su odio hacia los ingleses al enamorarse de su adorada Mariana –Lady Marianne–, y a pesar de su origen británico, emprendió un viaje suicida para casarse con ella. Desde el gobierno de Malasia destacan a otros personajes –en este caso reales y de nacionalidad malaya que se enfrentaron al colonialismo– como: Dol Said, Tok Janggut, Datuk Bahaman, Rentap, Dato Maharajalela y Rossi Dobi, transformados en héroes nacionalistas para la población malaya.

Con un tinte entre la epopeya y el heroísmo, y partiendo de la ficción, el príncipe sin reino, Sandokán, se ha convertido en la figura principal del anticolonialismo británico en la Malasia del siglo XIX. La mirada ardiente de Kabir Bedi, su emblemático turbante y su kriss, se erigen como signos eternos del ideario colectivo. Y así quedará para las generaciones posteriores la imagen del temido príncipe de Borneo y terror de los británicos, profundamente enamorado de una joven inglesa de cabellos de oro, que le hacía perder la noción del tiempo y olvidarse de su sed de venganza con su dulce voz acompañada de la melodía de su mandolina. La extranjera «Perla de Labuán» consiguió domar al fiero «Tigre de Malasia».

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