Fundado en 1910
La pieza fue creada en 2007 por la Casa Real de la Moneda de Canadá

La pieza fue creada en 2007 por la Casa Real de la Moneda de CanadáAFP

Picotazos de historia

El espectacular robo de la moneda de oro más grande del mundo en un museo de Berlín

Aquello que las hacía únicas, aparte de su tamaño, era que se utilizaría para su acuñación oro puro. La moneda tendría un peso de 99,8 kilogramos de oro de una pureza del 99,999 %

En el año 2002, la Royal Canadian Mint (Real Casa de la Moneda de Canadá, ceca real canadiense) invitó a la retratista Susana Blunt a participar en un concurso. El ganador del certamen realizaría el retrato de la reina Isabel II, que aparecería en el anverso de las monedas que acuñaría la ceca. Se trataba de una actualización del retrato real, adecuándolo a la edad de la representada. Esto se hizo tres veces a lo largo del dilatado reinado de Isabel II. Al año siguiente se hizo público el dictamen del jurado: Susana Blunt fue la ganadora.

La señorita Blunt había realizado un retrato de la soberana en el que la reina aparecía sin tiara ni corona. El reverso lo diseñó otro artista y consistía en una composición de hojas de arce (símbolo de Canadá que aparece representado en su bandera) entrelazadas. Pero, además de la renovación de las monedas existentes en circulación, la ceca canadiense decidió acuñar una serie especial con características únicas. Y vaya que lo hicieron.

La Real Casa de la Moneda decidió que se acuñara una serie única, compuesta por media docena de monedas con unas características sin igual. Esta serie de monedas, conocidas como «La Gran Hoja de Arce», debido al motivo de su reverso, tendría 53 centímetros de diámetro y un grosor de 3 centímetros. Pero aquello que las hacía únicas, aparte de su tamaño, era que se utilizaría para su acuñación oro puro. La moneda tendría un peso de 99,8 kilogramos de oro de una pureza del 99,999 %.

De las seis monedas, la original quedó en Ottawa, en la Casa de la Moneda. Otra fue entregada —literalmente «por la cara»— a la reina Isabel II. Otra fue adquirida por la Barrick Gold Corporation. Dos fueron compradas por coleccionistas de Dubái, una de las cuales cumple la importante función de ser utilizada como tablero de mesa de café. Por último, la sexta fue adquirida por una empresa de inversiones austriaca.

Será precisamente esta última la protagonista de nuestra historia. Esta moneda, debido a una serie de problemas económicos y legales bastante complejos, quedó depositada en el museo Bode de Berlín. Se trata del antiguo museo Kaiser Friedrich, construido entre 1898 y 1904 por orden de Guillermo II, en la llamada Isla de los Museos de la capital alemana.

Como les estaba contando, la moneda, que inicialmente había sido prestada para exposición, terminó siendo donada por su propietario. Desde entonces permaneció en la sala 265 del museo.

En el centro de la sala, la moneda era exhibida en una vitrina exenta protegida por una urna hecha de cristal antibalas. El orgullo de la Casa de la Moneda de Canadá. La mayor moneda acuñada jamás, con el más puro oro. La verdad es que el récord les duraría poco, ya que los australianos se picaron con el asunto y en el año 2011 decidieron acuñar una moneda más grande todavía. La moneda australiana tiene 80 centímetros de diámetro, 12 de grosor, una pureza del metal del 99,999 % y un peso de una tonelada. La moneda, ingeniosamente bautizada como «el canguro australiano», debe su nombre al animal representado en su reverso. Pero volvamos a la Hoja de Arce.

La moneda donada al museo permaneció allí hasta la madrugada del 27 de marzo de 2017. A finales de febrero de ese año, un joven de nombre Denis y únicamente identificado por la inicial 'W' de su apellido (era entonces menor de edad), empezó a trabajar en el museo Bode. La enorme pieza de oro era demasiado conspicua dentro de las piezas exhibidas por el museo y un día Denis se lo comentó a un amigo de su infancia: Ahmed Remmo.

Resulta que la familia de Ahmed, de origen libanés, era una muy conocida familia de delincuentes, cuya larga trayectoria criminal se inició en el año 1992 con un asesinato.

Ahmed inmediatamente se puso a elaborar un plan para hacerse con la moneda. Para ello contaba con la información que le proporcionaba Denis desde el interior. Además, podía contar con la colaboración de su hermano Wayci y de su primo Wissam Remmo.

La noche del 21 de marzo colocaron una escalera en uno de los laterales del edificio del museo, hasta una ventana de la segunda planta. La ventana estaba protegida por un cristal de seguridad que estaba atornillado. Como en una mala comedia, desatornillaron el cristal del marco, pero no pudieron sujetarlo debido al peso del mismo y cayó, con gran estrépito, a la calle. Los ladrones huyeron espantados por el escándalo que habían armado. Durante la noche, uno de los guardas del museo, que no se habían enterado de nada, descubrió la escalera y el cristal desatornillado, pero no le dio importancia y no informó a nadie.

Los Remmo volvieron a la carga la siguiente noche. Utilizaron la escalera, que nadie había tocado desde el día anterior, y con su ayuda alcanzaron la segunda planta. Denis les había informado de que la alarma de la planta no funcionaba. Con ayuda de un hacha rompieron el cristal antibalas –prueba de que debía de ser bastante malo–, pusieron la moneda sobre una plataforma con ruedas como las usadas en las mudanzas. Se ve que no controlaban mucho la técnica, ya que dejaron roces y señales de impacto en todo el camino hasta la ventana.

Arrojaron la moneda a la calle, donde impactó con el ruido lógico y normal que produce un objeto metálico de 100 kilos de peso al caer desde una altura de varios metros. Recogieron la moneda, la introdujeron en el coche que tenían allí cerca aparcado y desaparecieron. El robo había durado poco menos de 16 minutos.

Denis, los dos hermanos y el primo fueron detenidos por la policía. El registro de sus domicilios presentó pruebas que demostraban la participación de los jóvenes en el robo. En ese momento, tres de ellos eran menores de edad.

La moneda jamás apareció. Se sospecha que fue troceada y fundida para su posterior venta. En cuanto a los delincuentes: Denis fue condenado a tres años y cuatro meses de prisión; Wissam y Ahmed Remmo, a cuatro años y cinco meses; y el primo Wayci fue absuelto. En cuanto a las multas impuestas, dio igual, ya que todos se declararon insolventes.

La familia Remmo se vio implicada en el robo de la famosa Bóveda Verde de Dresde. En este caso, las joyas se recuperaron, pero tan deterioradas que su restauración costó 23 millones de euros. Los habitantes de Sajonia asumieron este último delito como un atentado contra su patrimonio histórico, generando una ola de rechazo y odio hacia estos grupos delincuentes que obligó a los Remmo a buscar un acuerdo con la policía.

0
comentarios
tracking