Correo Mayor de Indias o cómo recibir y enviar información de forma segura entre el Nuevo Mundo y la Península
A medida que las llamadas Indias se iban conquistando, se hizo necesario un sistema seguro para recibir y enviar información, documentos y cartas en las dos direcciones
La Reina Juana I, en el 1514, por orden de su padre Fernando el Católico, regente de Castilla por incapacidad de su hija, otorgó a Lorenzo Galíndez de Carvajal el cargo de Correo Mayor de Indias. ¿Qué significaba esto? A medida que las llamadas Indias se iban conquistando, se hizo necesario un sistema seguro para recibir y enviar información, documentos y cartas en las dos direcciones. Con esta cédula del 1514 se estableció un monopolio. Sólo Lorenzo Galíndez de Carvajal tenía la potestad de recibir y enviar toda esta documentación de ambos lados del Atlántico. El monopolio significaba que se encargaba de la comunicación marítima y terrestre.
Con anterioridad, en el 1504, se había creado la Casa de la Contratación de Indias, que se instaló en Sevilla. Este funcionaba, pero no tenía a nadie al frente de dicha institución. Lo que se hizo en 1514 es poner al frente de ella a una persona que asumiera que todo funcionara correctamente. El cargo era perpetuo y hereditario. Esta persona controlaría todo el correo que circulara a partir de ese momento. Si alguien pretendía saltarse aquel control, o enviar cualquier documento por su cuenta, se le impondría una multa.
Un hombre importante en la Corte de Carlos I
Lorenzo Galíndez de Carvajal (1472-1527) era hijo de Diego González de Carvajal, arcipreste de Trujillo y arcediano de Coria, y de una mujer de mala reputación, por lo que explican las crónicas. Estudió Leyes en la Universidad de Salamanca. Se casó con Beatriz de Ávila, cuyo padre fue oidor de la Chancillería de Valladolid y prestamista de los Reyes Católicos.
A Lorenzo Galíndez lo nombraron oidor de la Chancillería de Valladolid, miembro del Consejo Real de Castilla y obtuvo la cátedra de Prima de Leyes de la Universidad de Salamanca. Se debe a él que Fernando el Católico cambiara el testamento a favor de su nieto Carlos y en detrimento de Fernando, hermano del futuro rey. Asimismo convenció al cardenal Cisneros de que a Carlos se le intitulase rey a pesar de vivir todavía su madre. Conservó la confianza con Carlos I, cuando asumió el trono, manteniéndolo en el Consejo Real de Castilla.
Se convirtió en una de las personas más importantes y de prestigio de la aquella nueva Corte. De su extensa producción literaria, a parte de las leyes, dictámenes, asuntos de gobierno, debemos destacar las crónicas del reinado de los Reyes Católicos. También enmendó y adicionó crónicas de tiempos de Enrique III, Juan II y Enrique IV.
Todo el correo se centralizaría en Sevilla
Volviendo al cargo de Correo Mayor de Indias, Carlos I lo ratificó en el cargo en 1525. Aunque ostentaba este cargo no lo podía ejercer personalmente en España. ¿Por qué? Dentro de sus competencias no estaba distribuir la correspondencia que llegaba de América a toda España o la que desde aquí se tenía que enviar allí. Por eso se creó una red de arrendamientos que se encargaban de la distribución. A estas personas se las conocía como lugartenientes.
Esto supuso que algunos poseyeran cierta información que llegaron a utilizar en beneficio propio. Estos lugartenientes vivían en Sevilla y estaban vinculados a la Casa de Contratación. Entre ellos destacamos a Juan Ochoa de Salcedo, Alonso Ruiz, Andrés de Salcedo, Juan Galvarro o Álvaro Díaz de Medina, entre 1520 a 1558.
En 1580 Felipe II promulgó unas ordenanzas que regulasen el Correo Mayor. En ellas se recogía que los miembros de esta institución debían residir en Sevilla. Todo el correo se centralizaría en esa ciudad. También se tenía que detallar en un libro la entrada y salida de los despachos. Como es de suponer hubieron diferentes pleitos vinculados a poseer el poder que tenía tener tanta información. Algunos quedaron inscritos en diferentes abusos.
A la muerte de Lorenzo Galíndez de Carvajal lo sustituyó su hijo Diego Vargas de Carvajal. En 1559 se trasladó a Lima para asegurarse los derechos y privilegios del correo de este virreinato. En 1562, tras su muerte, heredaron sus hijos Diego y Juan de Carvajal Vargas. El primero siguió instalado en Perú y el segundo en Sevilla. Es en esta época cuando se perdió el carácter perpetuo, pasando a ser vendible y renunciable. Así, de 1576 a 1625 poseyeron y fueron Correos Mayores de las Indias Rodrigo de Xerez, Hernando Díaz de Medina, Rodrigo de Tapia Vargas, Pedro Dávila, Lázaro Sánchez, Juan Ruíz de Villaescusa, Fernando de Medina Mendoza, y Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera, conde-duque de Olivares. Este se lo vendió a Íñigo Vélez de Guevara Tassis, conde de Villamediana y Oñate.
No fue hasta el 1716 cuando Felipe V instituyó que pasara formar parte del Ministerio de Estado, creándose la Administración General de las Estafetas de dentro y fuera del Reino de España. Para dicha institución nombró a Juan Tomás de Goyeneche como juez superintendente y administrador. Y en 1768 Fermín Francisco de Carvajal Vargas, duque de San Carlos con Grandeza de España y conde de Castillejo, como IX Correo Mayor de Indias, renunció y cedió este oficio a la Corona española.