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08 de septiembre de 2024

Caída de Constantinopla en 1453

Caída de Constantinopla en 1453Museo Panorama 1453

Un cambio de era o la caída de Constantinopla en 1453

La toma de Constantinopla por los otomanos en 1453 marcó el final del Imperio bizantino

El 29 de mayo de 1453, las murallas de Constantinopla, que hasta la fecha habías sido inexpugnables, cayeron. La capital del Imperio bizantino llevaba casi un mes bajo el asedio implacable de las fuerzas otomanas. Esta victoria no solo significó el fin de una ciudad, sino la caída del Imperio romano de Oriente y el inicio del poderoso Imperio otomano. Hasta entonces Bizancio había frenado el deseo expansionista del islam, en todo su territorio se construyó una sociedad cultural próspera, cristiana que cayó junto a Constantinopla, mientras otra islámica se extendió por el suroeste europeo y otras regiones orientales.

La ciudad imperial la fundó Constantino el Grande en el año 330 y enseguida se convirtió en la joya del Imperio Romano de Oriente. El enclave geográfico en el que se situaba –y se sitúa– la convirtió en un centro de comercio, cultura y poder político único. Fue la puerta de entrada, la unión entre Europa y Asia. Sus más de mil años de existencia son el testimonio de la historia de la Edad Media, de luchas de poder, guerras y esplendor cultural.

Siglos en los que la ciudad vivió unos diez intentos de conquista por parte de los árabes, búlgaros y eslavos entre el siglo VII y XI, aunque todos fracasaron gracias al potencial militar de los defensores, la imponente flota y el legendario fuego griego y especialmente las murallas, que suponían un sistema de defensa casi impenetrable.

Mehmed II entra en la ciudad, pintura de Fausto Zonaro

Mehmed II entra en la ciudad, pintura de Fausto Zonaro

Se habían empezado a levantar con Teodosio II, siglo V, y se diseñaron en tres hileras distintas con una extensión de más de seis kilómetros. Tenían un espesor de unos cinco metros y 12 de altura. A lo largo del muro se extendían casi cien torres de vigilancia de 20 metros de altura. Este era el panorama defensivo que cayó por primera y última vez en mayo de 1453, cuando las tropas del sultán Mehmed II, apodado «el conquistador», asediaron la ciudad.

Los últimos días de Constantinopla

En abril de 1453 los vigías de la muralla de la ciudad observaron cómo unos 80.000 efectivos liderados por Mehmed II avanzaron y tomaron posiciones frente a Constantinopla. Así empezó un asedio que duraría un mes, en el que los otomanos intentaron derribar las murallas con un arsenal de munición inmenso, entre los que había cañones diseñados expresamente para tirar los muros de piedra. La ciudad estaba defendida por apenas 8.000 soldados genoveses, venecianos y romanos.

Constantino XI se enfrentaba a una lucha desesperada, con ataques continuos por parte de los otomanos. Según pasaron los días las murallas se iban debilitante, al igual que los defensores, y la situación dentro de la ciudad se volvió cada vez más desesperada; los alimentos y suministros escaseaban, y el ánimo de los defensores se desmoronó. Los otomanos lanzaron un ataque final. Mehmed II ordenó un asalto a gran escala que finalmente rompió la resistencia bizantina.

Los defensores, superados en número y agotados, no pudieron mantener las murallas. Constantino XI, el último emperador bizantino, murió luchando junto a sus hombres, su cuerpo nunca fue encontrado. La entrada de los otomanos en la ciudad fue devastadora. Constantinopla, una vez próspera y vibrante, fue saqueada. Mehmed II entró a caballo en Santa Sofía, un gesto que marcó el final de una era de más de mil años. La ciudad pasó a llamarse Estambul y allí se estableció la capital del emergente imperio otomano.

«La caída de Constantinopla fue un evento que tuvo consecuencias profundas para la historia mundial, no solo por la desaparición del Imperio Bizantino, sino también porque abrió las puertas a la expansión otomana en Europa», apuntó el historiador Steven Runciman. Para Europa, significó la pérdida de un baluarte cristiano frente al islam y un punto de inflexión que abrió nuevas fronteras al oeste. Para el mundo islámico, la conquista de Constantinopla fue un triunfo que consolidó el poder otomano. En palabras del historiador turco Halil İnalcık, «la conquista transformó el mundo otomano y europeo, marcando el inicio de una nueva era de interacción y conflicto».

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