La masacre de la Das Reich en Tulle, una represalia contra la Resistencia francesa
La Das Reich entró abriendo fuego, disparando al aire y contra las casas. Tres tanques se detuvieron frente a la prefectura y empezaron a disparar. Aquella noche nadie durmió en Tulle
Como represalia a la acción llevada por la Resistencia francesa, que había matado a 40 soldados alemanes, el 9 de junio de 1944 ahorcaron de los balcones de Tulle a 99 civiles y a 321 se los llevaron a un campo de concentración, de los cuales fallecieron 101. Los soldados alemanes pertenecían a la 2ª División blindada SS Das Reich, que estaba bajo el mando del Gruppenführer Heinz Lammerding. ¿Qué ocurrió aquel día en Tulle?
Aquella zona estaba sufriendo una represión brutal por parte del ejército alemán. En abril de 1944 se habían arrestado a 3.000 vecinos de la zona y se fusiló a 70 judíos. Además quemaron casas y granjas. Pretendían infundir miedo e influenciar para que dejaran de apoyar a los maquis pertenecientes a la Resistencia.
El 7 de junio de 1944 la División Das Reich se le ordenó que reprimiera las bandas de maquis que pudieran estar situadas en la zona Cahors-Aurillac-Tulle. Lammerding, aquel día, recibió la orden de reunir sus hombres y llevarlas a Tulle-Limoges. Se le informó que aquella zona la recorrían maquis de tendencia comunista. Así pues, la Das Reich proclamaría un toque de queda, la entrega de armas, el incendio de casas y ahorcar a los maquis. Se buscaba que la gente civil se revelara contra la Resistencia y que los declararan bandidos de caminos, utilizando medidas de intimidación contra ellos.
Al día siguiente Lammerding supo que la Resistencia había matado a 40 soldados alemanes y decidió ir hacia Tulle. Evacuó a los heridos, liberó a los soldados capturados y organizó la represalia. Su objetivo era golpear con a mayor potencia y extremo rigor, sin mostrar debilidad. Ordenó a sus hombres que los miembros de la Resistencia fueran tratados como francotiradores y que, de inmediato, fueran eliminados. Se les informó a los soldados de que si en el ataque caían civiles la culpa no sería suya, sino de los terroristas de la Resistencia, pues ellos eran el enemigo a batir.
La idea, alejada de la realidad, de Lammerding era que Tulle-Limoges era una pequeña Rusia, debido a la adscripción política de la Resistencia, y por ello debía ser exterminada. Llegaron a Tulle el 8 de junio a las 20.30 horas. Aquello sorprendió a los Francotiradores Partisanos (FTP). Estaban a punto de liberar Tulle y decidieron huir apresuradamente. La Das Reich entró abriendo fuego, disparando al aire y contra las casas. Tres tanques se detuvieron frente a la prefectura y empezaron a disparar. Aquella noche nadie durmió en Tulle. Se produjeron saqueos, las patrullas registraban las casas, el miedo se adueñó de la ciudadanía. Murieron 10 ciudadanos de Tulle.
Llegamos al 9 de junio. La represión contra los civiles continuó. La primera acción de la Das Reich aquel día fue ir a la prefectura y robar la comida y cubiertos. Al encontrar ahí cajas de municiones y armas abandonadas, agredieron físicamente al prefecto, acusándole de ser cómplice de los maquis. También lo acusaron de profanar y mutilar cuerpos de los soldados alemanes. El prefecto pudo dialogar con ellos y los llevó al hospital, para demostrarles que todas aquellas acusaciones eran falsas. Al llegar a la habitación de estos soldados, aseguraron que habían sido bien tratados.
Entre las 9 y las 10 de la mañana el prefecto fue llevado a la entrada de Tulle, en la carretera que lleva a Brive. Ahí se entrevistó con el Sturmbannführer Aurel Kowatsch, el cual le agradeció su actitud con los soldados alemanes. Sin embargo, estaba obligado a mantener, sobre la población, una dura represión para subsanar el honor de los 40 soldados asesinados el día anterior. Le comentó que todos los hombres, entre los 16 a los 60 años, serían detenidos. Para calmarlo le prometió que todos aquellos que fueran indispensables, tras probar su actitud, serían liberados. Con esto el prefecto quedó tranquilo.
Kowatsch mintió al prefecto. Le ordenó a Lammerding que ordenara a sus hombres que reunieran y que estos llevaran a la plaza a todos los hombres entre 16 a 20 años. El proceso duró varias horas. Ya reunidos en la plaza empezó la selección. No eran los imprescindibles, como dijo Kowatsch. De los reunidos se escogió a 120 hombres. De ellos los soldados alemanes colgaron a 99 en los balcones de las casas y algunos en las farolas. De los que no sufrieron el ahorcamiento, 311, además de 660 jóvenes miembros de los Chantiers de Jeunesse, fueron trasladados de Tulle a Limoges.
Tras una nueva selección, en la que los miembros de la Milicia desempeñaron un papel fundamental, 162 hombres y todos los miembros de los Chantiers de Jeunesse fueron liberados; 149 de los prisioneros restantes fueron trasladados a Poitiers, luego a Compiègne, y de allí fueron llevados al campo de concentración de Dachau el 2 de julio. De ellos 101 no sobrevivirían. Entre los ahorcados en Tulle había tres españoles.
La represión de la Das Reich no terminó en Tulle. El 10 de junio se trasladaron a Oradour-sur-Glane. Allí llevaron a cabo otra masacre. Ese día asesinaron a 643 personas, contabilizándose 190 hombres fusilados, 246 mujeres y 27 niños. Estos últimos fueron o bien ametrallados o quemados en la iglesia. Entre ellos había 18 españoles.