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Manifestación tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco

Manifestación tras el asesinato de Miguel Ángel BlancoEuropa Press

El legado de Miguel Ángel Blanco: «Toda España contra ETA»

Un día sombrío, un político más asesinado a manos de los terroristas de ETA, pero una nueva respuesta, el rechazo colectivo hacia el crimen, la banda y la imposición de su régimen totalitario

El 12 de julio de 1997 marca una fecha clave para la resistencia civil contra la violencia del terrorismo. Un día sombrío, un político más asesinado a manos de los terroristas de ETA, pero una nueva respuesta, el rechazo colectivo hacia el crimen, la banda y la imposición de su régimen totalitario.

Dos días antes el joven concejal del Partido Popular de la localidad de Ermua (Vizcaya), Miguel Ángel Blanco, fue abordado cuando bajaba de un tren para dirigirse a una reunión por una gudari con el sobrenombre de ‘Amaia’ (Itziar Gallastegui) e introducido a la fuerza en un vehículo donde le esperaban otros dos compañeros del comando de Donosti de ETA: Txapote (Francisco Javier García Gaztelu) y Oker (José Luis Geresta Mijika).

¿El precio de su liberación? El acercamiento de los presos de la banda a las cárceles en País Vasco. ¿Tiempo? 48 horas. El Gobierno tenía hasta las 16:00 del sábado 12 de julio para cumplir con el chantaje.

Con las cartas sobre la mesa se inició una frenética contrarreloj de los dirigentes políticos, las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad del Estado para intentar salvar la vida del concejal popular. Paralelamente, comenzó una movilización ciudadana no sólo a nivel local y autonómico, sino que traspasó las fronteras regionales para convertirse en nacional. Como recogió el titular del periódico El País el 12 de julio: «Toda España contra ETA».

Tras el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, hubo una manifestación de 1.200.000 personas en Madrid

Tras el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, hubo una manifestación de 1.200.000 personas en MadridEl Debate

Las manos blancas fueron el símbolo escogido para la reclamación de la libertad del secuestrado. Abanderados con esta insignia y con las palmas de las manos pintadas de blanco, los españoles se mantuvieron en vilo y conservaron hasta el último momento la esperanza de su liberación.

El plazo venció y los secuestradores cumplieron con su amenaza. Trasladaron al concejal a una zona forestal donde Txapote le disparó dos tiros en la cabeza mientras sus compañeros vigilaban. Dejaron con vida al prisionero, que fue encontrado por dos paseantes y trasladado al hospital Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián en estado de «extrema gravedad». El edil no pudo recuperarse de sus heridas y murió al día siguiente.

El efecto social fue inmediato y la respuesta de la sociedad conformó una revolución democrática en torno al 'Espíritu de Ermua' contra toda organización vinculada a ETA y a los partidos nacionalistas que habían creado un ambiente propicio para su mantenimiento. Durante tres días tuvo lugar una oleada de ataques a las sedes y locales vinculados a la izquierda abertzale que tuvieron en muchos casos que ser protegidos por unidades de la Ertzainza. Un escenario nunca visto en los más de cuarenta años de actividad de la banda.

Su caso abrió los ojos de la sociedad frente al silencio e impunidad de los crímenes de ETA y consiguió unir a todo un país bajo una misma misión

Por otra parte, la población se volcó con la familia de la víctima, que recibieron cajas de cartas de ciudadanos anónimos de toda España, desde el extranjero, telegramas institucionales… entre otras muchas otras muestras de apoyo. De esta forma, las manos blancas que reclamaron la libertad de Miguel Ángel se convirtieron en un símbolo para el cese de la violencia y el anhelo de paz.

Del joven concejal no solo se recuerda su final trágico, sino que destaca su valentía, su trabajo por la libertad política y su oposición al pensamiento único que quisieron implantar en el País Vasco. El legado de Miguel Ángel Blanco es que la brutalidad de su secuestro y asesinato fue un punto de inflexión contra el terrorismo. Su caso abrió los ojos de la sociedad frente al silencio e impunidad de los crímenes de ETA y consiguió unir a todo un país bajo una misma misión: acabar con la violencia, apostar por la libertad y pedir justicia para las víctimas y sus familias.

El edil fue el secuestro número 78 de la banda, el décimo de los secuestrados asesinados y el número 778 de los muertos por la organización. Si como reveló la Cadena Ser en la actualidad uno de cada dos jóvenes no sabe quién es Miguel Ángel Blanco y su relevancia como figura clave contra el terrorismo, es deber de las todos los españoles recordarle para que ni él ni ninguno de los que sufrieron por las acciones terroristas caigan en el olvido.

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