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27 de septiembre de 2024

El carguero italiano Duchessa d’Aosta en la Isla de Fernando Poo

El carguero italiano Duchessa d’Aosta en la Isla de Fernando Poo

El año que la Segunda Guerra Mundial llegó a la Guinea española

Tras el verano de 1940, algunos alemanes refugiados en Fernando Poo se marcharon a río Muni y desembarcaron en Bata, posiblemente con la idea de escapar de la guerra o volver a Alemania, pero las autoridades francesas se pusieron en alerta ante una posible operación militar para ayudar a los petenistas que todavía resistían

La Segunda Guerra Mundial tocó tangencialmente la colonia española de Guinea. Las prevenciones aliadas contra los infiltrados alemanes y la poco clara postura de Franco en la etapa de no beligerancia, desataron reticencias. Había poco fundamento en las sospechas y no se llegó a nada importante, pero durante un tiempo el territorio español de río Muni estuvo vigilado por los franceses. Los británicos obtuvieron un éxito grande en la isla de Fernando Poo (Bioko) al apresar al Duchessa d’Aosta, en una operación de comandos llamada Potsmaster. Los franceses no fueron tan osados, ni tuvieron oportunidad.

El África francesa se posicionó mayoritariamente al lado de Pétain en esa especia de guerra civil entre franceses que marcó la contienda. No obstante, hubo dos colonias que optaron por el bando de De Gaulle: Chad y Camerún. Y no fue una decisión pacífica. Los franceses gaullistas de Camerún tenían como objetivo tomar el control también de Gabón y dominar el puerto de Libreville a 70 kilómetros de río Muni. Ello dio lugar a algunas batallas cruentas que luego se extenderían a Senegal y culminarían en Argelia.

Entre Camerún y Gabón se encontraba la colonia española, ajena a la guerra pero constituyendo una buena base de operaciones para que, llegado el caso, los alemanes tuvieran un santuario desde donde realizar operaciones de suministro o espionaje. Tras el verano de 1940, algunos alemanes refugiados en Fernando Poo se marcharon a río Muni y desembarcaron en Bata, posiblemente con la idea de escapar de la guerra o volver a Alemania, pero las autoridades francesas se pusieron en alerta ante una posible operación militar para ayudar a los petenistas que todavía resistían.

Aquí entra en escena el coronel Leclerc, luego famoso por mandar la división que entró en París, mandado por De Gaulle para poner de su parte a los territorios africanos. No sin dificultades, consiguió que Camerún y Chad lo hicieran y plantó batalla a sus compatriotas en Gabón. Cuando se enteró de la llegada de alemanes a Bata, puso en aviso a las tropas fronterizas y cortó las comunicaciones con la Guinea española en Ebebiyin. De Gaulle estaba satisfecho y viajo a Duala en octubre de ese año.

Leclerc visitaba personalmente la frontera española, no sabía como iba a reaccionar el gobernador español y si tropas españolas participarían al fin en la guerra. En octubre Franco se había entrevistado con Hitler en Hendaya y no se sabía a ciencia cierta el contenido de las conversaciones. La Guardia Colonial española era una fuerza pequeña y con poco armamento, solo fusiles y algunas ametralladoras y morteros. A pesar de tener encomendada la vigilancia de fronteras, no estaba preparada para ninguna guerra, solo para operaciones de policía y orden público.

Todo ese clima de suspicacias y desconocimiento era mutuo. Como bien señala Jesús Ramírez Copeiro del Villar, mientras los franceses temían una invasión desde la Guinea continental española, los españoles sospechaban que eran los franceses los que querían tomar los territorios españoles para unirlos al África Occidental Francesa. Todo un galimatías por la falta de información veraz.

El gobernador español no tenía órdenes de entrar en combate, ni siquiera de prevenir las tropas. No se recibieron refuerzos peninsulares. La Guinea española era en este aspecto, como en los demás, un lugar remoto y sin importancia del que lo único que se esperaba era que no presentara problemas a la metrópoli. Es cierto que los combates entre franceses se desarrollaron muy cerca de la zona española. Los gaullistas enviados desde Camerún atacaban a los partidarios de Pétain apenas a 40 kilómetros de la frontera, pero sin que esto afectara a la colonia española. El mayor incidente lo causó un avión francés sobrevolando cielo español, lo que provocó una amenaza de Serrano Súñer, ministro de Exteriores, de bombardear las aeronaves que volvieran a violar el espacio aéreo. Más palabrería que intención verdadera.

Todo aquello se fue calmando sin necesidad de actuar y la Guerra Mundial en África fue para los españoles un episodio próximo pero ajeno. En todo caso, algunos franceses vencidos en Gabón se refugiaron en Bata hasta que pudieron tomar un avión que los llevó a Dahomey todavía bajo control de Pétain.

Los detalles de estas circunstancias no están narrados en ninguno de los libros de historia, sino en la novela Leclerc briseur de fers (París 1963) de Christian Laigret. El autor fue un militar y gobernador colonial francés, nacido en 1903, que se puso desde el primer momento en el bando de De Gaulle. Estuvo en Camerún cuando se actuó para poner la colonia en el bando aliado. Buen conocedor de los sucesos, decidió novelarlos.

Laigret, autor de otras novelas sobre colonias, escribió una historia de intrigas cuarteleras. Un relato sobre un mundo de colonos en conflicto con otros colonos en un escenario tropical que presentaba características diferenciadoras como la dificultad de comunicaciones, etc.

Lo interesante es el punto de vista que el narrador ofrece, que es el pensamiento que tenían las autoridades de Camerún sobre lo que podía pasar en la Guinea española. Entendían los franceses que los alemanes de Fernando Poo, que el autor cuantifica exageradamente en unos 400, algunos de los cuales eran los internados de la Primera Guerra Mundial, eran una amenaza para los franceses de la zona. Los franceses no se fiaban de la libertad de que gozaban los alemanes en la colonia española y sospechaban de la presencia de barcos suyos en la bahía de Santa Isabel.

Pensaban que tenían previsto atacar y tomar posiciones en las colonias francesas, recuperar Camerún para Alemania. Por eso idearon un plan que golpeara a los alemanes de la zona. Y esto pasaba por una operación de comandos en Santa Isabel, que nunca llegó a realizarse. Pero sí que hay constancia de una continua actividad de espías franceses en la colonia española, observando la situación para detectar posibles movimientos sospechosos de españoles y alemanes.

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