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Hugo O´Donnell

Hugo O´Donnell

Entrevista I Hugo O’Donnell, censor de la Real Academia de la Historia

«La inmunidad soberana de España debe ser reconocida en el proyecto de rescate del galeón San José»

Si se tiene una «mala conciencia de la actuación española y se asumen esas tesis (...) difícilmente se pueden defender nuestros derechos», considera el historiador sobre el caso del buque de guerra español que naufragó frente a las costas de Cartagena de Indias en 1708

Historiadores del calibre de sir John Elliot, Miguel Ángel Ladero, Enrique Kreuze, Carmen Iglesias, Giovanni Muto y ahora, Carla Rahn, han convertido al Premio de Historia Órdenes Españolas «en uno de los de mayor prestigio en el panorama internacional», considera en conversación con El Debate el historiador militar y censor de la Real Academia de la Historia (RAH), Hugo O'Donnell y Duque de Estrada, quien, además, ha sido miembro del jurado de la VI edición de este premio.

El galardón responde, por lo tanto, «a la manifiesta necesidad de ensalzar el valor de la historia de España y de aquellos investigadores de cualquier parte del mundo que han dedicado su esfuerzo y su trayectoria profesional a su estudio de forma especialmente relevante», comenta.

Aunque este premio es joven —«su andadura comenzó en 2017», explica al periódico O'Donnell— obtuvo una inmediata respuesta, no solo del mundo académico sino de instituciones, empresas y personalidades «especialmente comprometidas con incentivar la investigación y la difusión de este acervo nacional, que hacen de la española una de las grandes civilizaciones del mundo por su herencia, su legado, su singularidad y su éxito: potencia cultural con pocos parangones», advierte.

Asimismo, el premio ha contado «desde su inicio», apunta el historiador, con el apoyo del Rey, «a quien nunca son ajenos este tipo de proyectos y su aval no se redujo a una mera manifestación o respaldo generales, sino que ha querido presidir personalmente la entrega». Al igual que la edición anterior, la ceremonia tendrá lugar en el Palacio de El Prado el próximo 11 de octubre.

Artífice del impacto en el exterior de los estudios hispánicos

El jurado de la VI edición de este galardón ha reconocido el trabajo de la profesora y doctora Carla Rahn Phillips, de la Universidad de Minessota. De la premiada, el censor de la RAH ha destacado su contribución durante tres décadas a convertir la Universidad de Minessota en «el centro referente americano de Historia española, como piedra angular del Centro de Historia Moderna temprana». Por este arduo trabajo como docente y su línea de investigación, los miembros del jurado han querido reconocer su larga trayectoria con este premio.

«Su indudable éxito profesional y editorial hay que cifrarlo en su polifacética solidez intelectual y didáctica a la que han conducido sus años de investigación, su saber enseñar y su saber decir», destaca O'Donnell. Por otro lado, subraya la habilidad de la premiada para «hacer de sus asignaturas y de convertir su temática en lecciones atractivas para una juventud que, indecisa respecto a sus preferencias y a su futuro, han elegido el conocimiento de lo hispánico como objetivo intelectual».

Un trabajo de estudio y análisis que viene de hacer de numerosos archivos su segunda casa, en especial los españoles como el de Indias, Histórico Nacional, Viso del Marqués o el de la Academia de la Historia. Y advierte que la doctora Rahn es «artífice muy señalada del enorme impacto actual exterior de los estudios hispánicos como profesora y como mentora y tutora de licenciados, de estudios de grado superior y de doctorandos que continúan su legado».

Reconstruir la historia del galeón español San José

Uno de sus trabajos más destacados e importantes ha versado sobre el galeón español San José, de notable actualidad por el proyecto de incursión que está llevando a cabo Colombia: «Una política simplista, interesadamente alejada de la realidad, puso en el pecio sus ojos y sus objetivos con el argumento de lo mucho que España había arrebatado a los colombianos, causa de muchos de su males», responde el también licenciado en Derecho y Comandante de Infantería de Marina al ser preguntado por este tema.

Además, considera que el trabajo de la hispanista podría perfectamente «desarmar muy pronto tan primarios argumentos con documentos y reflexiones al reducir a una enorme pero más realista cantidad lo hundido [el tesoro] y al aclarar la pertenencia de la mayor parte al Estado». En 1989, la profesora Rahn trabajó en la viabilidad y rentabilidad de una excavación en aguas profundas del pecio al ser convocada por el Paul Getty Museum de Los Ángeles junto a otros expertos, según explica O'Donnell. Y como fruto de su investigación, la premiada elaboró «para el público en general el que se considera libro de referencia sobre el buque: 'El tesoro del San José. Muerte en el mar durante la Guerra de Sucesión Española'».

Sin embargo, «pronto se manifestaron las intenciones colombianas, cada vez más encaminadas de dar primacía a lo crematístico sobre lo científico, excluyendo del proyecto a España contra la que se incrementaron declaraciones y argumentos como 'potencia colonial' culpable», cometa el censor de la Academia de la Historia. Fue entonces, cuando la hispanista y especialista en temas marítimos se separó del proyecto y expresó sus denuncias contra «este tipo de saqueadores culturales», críticas que también fueron dirigidas «incluso contra aquellos científicos que colaboraban con ellos», detalla el miembro del jurado del Premio de Historia Órdenes Españolas.

«Para mí los cazatesoros son piratas y nada más. Algunos dicen que son científicos, personas de categoría, pero en todos los casos que conozco, incluso la fragata 'Mercedes', han demostrado que son piratas», condenó en su momento la premiada. Unas palabras que suscribe el entrevistado.

En este sentido, la labor de Rahn ha permito reconstruir la historia de este galeón español que se hundió tras «un combate con una fuerza inglesa superior en 1708» y que «transportaba la carga más valiosa que jamás se haya perdido en el mar, aunque inferior a la que el mito, alentado por relatos literarios como el de García Márquez, le atribuía», indica el historiador.

El San José, un buque de Estado español

Al igual que sucedió con el caso de la fragata Mercedes, España «alegó la propiedad del 'San José', ya que lo titulaba de 'buque de Estado' por pertenecer a la Armada Española de la época, apelando a la normativa de la Unesco para considerarlo patrimonio subacuático de su titularidad», explica O'Donnell.

Por ello, el papel que debe adoptar España en el proyecto de investigación y futuro rescate del pecio solo se entiende si se consideran varias premisas: tanto España como Colombia y los demás países que conforman la Hispanidad siguen «compartiendo una misma cultura, común y propia. (...) El todo [Hispanidad] tuvo una cabeza generadora [España] que no puede ignorarse por razones de interés disgregador entre americanos y peninsulares que, basada en una comprensible necesidad propagandística en la época de la emancipación, se ha venido subrayando demasiado tiempo hasta carecer del menor sentido ahora», indica.

Y resalta que «los reinos y provincias americanas no sufrieron un trato 'colonialista', una reducción de derechos», sino que la monarquía española «puso su meta en ser 'benéfica', según los criterios de la época» a diferencia que otros sistemas de conquista europeos.

Explosión del San José. Ilustración de Samuel Scott

Explosión del San José. Ilustración de Samuel Scott

En este sentido si se tiene una «mala conciencia de la actuación española y se asumen esas tesis (...) difícilmente se pueden defender nuestros derechos». Unos derechos que están amparados por la titularidad de buque «de Estado». Por ello expresa que «la inmunidad soberana» de España «debe ser reconocida, y a partir de ese reconocimiento, se puede conversar, colaborar, ceder, porque, además de ser un derecho, en el caso español es una garantía para la arqueología y para la ciencia, en general, frente a la tentación de poner un legado histórico en manos desaprensivas, ya que puede haber empresas 'cazatesoros', pero también gobernantes, que no naciones, 'cazatesoros', al menos 'electorales'», sentencia el historiador.

El caso Odyssey, un ejemplo a seguir

Casos como el del San José llevan, quizá, a mirar atrás y recordar el caso Odyssey, un proceso que, según considera el historiador, constituyó «la reacción española más importante, aunque bastante tardía, ante el latrocinio que estaban sufriendo nuestros pecios». Tanto «las sentencias modélicas del juez instructor y del tribunal de apelación americanos parecieron paradigma para el tratamiento futuro de casos similares», observa el comandante de Infantería de Marina.

O'Donnell rememora también que en dicho litigio fueron dos los datos que «resultaron evidentes». En primer lugar, que la fragata Nuestra Señora de las Mercedes «gozaba de la condición de buque de guerra»; y en segundo, que «el yacimiento arqueológico debía ser considerado como un auténtico cementerio nacional, debiendo respetarse el osario y su entorno».

El galeón San José fue hallado en 2015 en las costas cercanas a Cartagena de Indias

El galeón San José fue hallado en 2015 en las costas cercanas a Cartagena de IndiasProcuraduría General de la Nación, República de Colombia

En todo este proceso fue importante encontrar «el documento clave, la prueba fehaciente de identidad del buque sobre la que montar todo», apunta. Cuando se consiguió definir «la propiedad de la fragata, sus restos y su carga» se consideró de «atentado cultural el método empleado, la extracción por medio de potente maquinaria aspiradora de cuanto se encontraba en el lecho marino, para a continuación, devolver al mar cuanto no tuviese valor crematístico, sin respeto por el material que pudiera dar información relevante, ni por los restos humanos», remarca O'Donnell, quien fue designado por la RAH para investigar a fondo la documentación que se conserva en dicha Real Institución en busca de la evidencia de la titularidad española.

Por este motivo, el historiador aboga porque en el proceso de rescate del San José, Colombia tenga «presente los derechos legales españoles» y que España cuente con «un proyecto arqueológico elaborado para esta ocasión, con ayuda de expertos y técnicos externos también». Asimismo, señala que se debe «respetar los requisitos científicos de toda excavación, pero también que se considere a los 600 ahogados que perecieron».

A este aspecto, la profesora Rahn sostuvo que la verdadera pérdida residió «en las casi seiscientas vidas desaparecidas en el desastre» y trasladaba su deseo de que «la compañía contratada por Colombia fuese de las pocas que respetasen a los científicos». Por su parte, el censor de la RAH valora que «los ahogados de entonces son hoy los grandes olvidados, cuyo recuerdo nadie parece querer respetar ni reclamar».

Por eso es importante establecer convenios y colaboraciones con todos los proyectos relativos a buques hundidos en América —solo se ha podido localizar los restos de alrededor del 23 % de los 700 buques que naufragaron, según desvela el historiador— para evitar que se alegue su abandono explícito «como sucedió con Odyssey Marine Exploration en su día y ahora sucede con el Gobierno colombiano y la empresa cazatesoros Maritime Archeology Consultants, probable y cuestionada socia suya para la explotación comercial del 'San José'».

Excluir a España en el proyecto de rescate

A su parecer, «la decisión del Gobierno colombiano de excluir cualquier posible intervención española; su resguardo en una legalidad de doble efecto, en contradicción con los principios de conservación y de transparencia de las convenciones internacionales y, finalmente, la campaña mediática que ha acompañado al proceso con declaraciones sobre un pretendido expolio de los bienes colombianos, cuestionan la actuación española del pasado y del presente».

Por ello, considera que «todo lo conseguido tras el éxito de la fragata 'Mercedes' —que consiste más en el reconocimiento de nuestros derechos que en la montaña de plata obtenida amenaza con venirse abajo. España debe participar en una solución que no atente contra el rigor de una excavación científica y que proteja que el relato histórico no se tergiverse, porque tiene sólidas razones para ser parte, razones por las que clama la comunidad científica», concluye.

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