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Howard Carter examinando el tercer ataúd de Tutankamón, el de oro macizo

Howard Carter examinando el tercer ataúd de Tutankamón, el de oro macizoThe Griffith Institute

Hallan una característica «olvidada» en la máscara de Tutankamón que podría redefinir la historia del faraón

Teniendo en cuenta este dato «se deduce que esta máscara fue hecha originalmente para otra persona», ha indicado Joann Fletcher, egiptóloga y profesora de la Universidad de York

La máscara mortuoria de Tutankamón es una de las reliquias egipcias más emblemáticas del tesoro encontrado en la tumba del joven faraón y que contenía más de seis kilos de oro. Sin embargo, un equipo de investigadores afirma que podría no haber estado destinada al difunto monarca, sino a otra persona.

Expertos de la Universidad de York, en el Reino Unido, considera que los agujeros en las orejas de la máscara sugieren que en realidad estaba fabricada para una mujer o niña de alto estatus.

«Esta máscara no fue hecha para un faraón adulto varón cuando se comparó el oro, [descubrieron] que la cara está hecha de un oro completamente diferente al resto», según ha explicado la egiptóloga y profesora de la universidad Joann Fletcher.

Los investigadores llegaron a esta nueva teoría tras reexaminar los registros históricos de la excavación de 1922, en los que se mencionaban modificaciones corporales que no se ajustaban a la tradición del antiguo Egipto. En el documental de History Hit, El Valle de los Reyes: La Edad de Oro Egipcia comentó que para su estudio se centró «en una característica que durante mucho tiempo fue pasada por alto: las orejas deliberadamente perforadas».

Teniendo en cuenta este dato «se deduce que esta máscara fue hecha originalmente para otra persona. Las investigaciones aseguras que Tutankamón no habría llevado pendientes más allá de su infancia», detalló la profesora en el documental. Por lo tanto, cuando murió siendo todavía un adolescente, «no habría sido retratado con las orejas perforadas», afirma.

Máscara de Tutankamón

Máscara de Tutankamón

Aunque los faraones llevaban pendientes, en las máscaras funerarias sólo se reflejaba esta característica en las máscaras de reinas y niños. Pero esta teoría ya se planteó en 2015, cuando el egiptólogo Nicholas Reeves señaló que el velo de oro pudo ser construido para la madrastra del joven faraón, Nefertiti, cuyo cuerpo y tumba jamás fueron hallados.

Nefertiti se casó con Akenatón, el padre de Tutankamón –también conocido como el rey Tut–, pero su tumba aún no ha sido descubierta. El rey Tutankamón ascendió al trono egipcio con solo nueve años y gobernó desde 1332 a.C. hasta 1323 a.C. En noviembre de 1922, el arqueólogo británico Howard Carter descubrió la máscara en la fastuosa tumba de Tut en el Valle de los Reyes, en la orilla oeste del río Nilo.

El dato clave: las perforaciones en las orejas

Tanto faraones como personas comunes fabricaban máscaras funerarias para honrar al difunto y establecer una conexión con el mundo espiritual. La única diferencia era que los monarcas realizaban las suyas en oro o plata, mientras que las de las personas de menor estatus lo hacían con madera o arcilla. Se moldeaban a semejanza del rostro de la persona para ayudar al alma del difunto a regresar a su cuerpo y poder ser juzgado por el dios egipcio Anubis.

Por ejemplo, la máscara de Tut tenía un amplio cuello de piedras semipreciosas, incrustaciones de cuentas de colores y una barba postiza de oro. La profesora Joann Fletcher examinó los registros funerarios de Carter sobre el rey Tut para ver si se podían hacer más descubrimientos más de un siglo después. Las perforaciones en las orejas le llamaron la atención de inmediato, ya que es una egiptóloga que lleva décadas estudiando la antigua civilización.

Famosos faraones como el bisabuelo de Tutankamón, Amenhotep III, y Ramsés II también fueron encontrados enterrados con máscaras mortuorias, pero ninguno de ellos presentaba modificaciones en las orejas, y ninguna de sus estatuas se halló con perforaciones en la oreja.

Sin embargo, la ubicación de las joyas se ha encontrado grabada en estatuas de reinas, como Nefertiti, y en la máscara mortuoria de Sobekneferu. La egiptóloga Fletcher sugirió que las pistas de la máscara significaban que el entierro del rey Tut fue precipitado, pues el joven faraón sufría problemas de salud debido a que Akenatón se casó con su hermana, que dio a luz al joven rey. Aunque no está demostrado, se cree que Tutankamón tenía pie zambo, paladar hendido, enfermedades óseas y escoliosis.

Algunos expertos sospechan que fue asesinado, mientras que otros creen que los problemas de salud le pasaron factura. La máscara mortuoria no sólo da indicios de un entierro apresurado, sino que los arqueólogos han documentado manchas de pintura en la pared que sugieren que no se había secado cuando la tumba se selló rápidamente. Además, el tamaño del lujoso enterramiento también era mucho menor de lo que se esperaba para un faraón de la talla de Tut.

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