Cinco curiosidades que no sabías sobre el emperador Vespasiano
Las legiones de Egipto lo proclamaron como nuevo emperador, y a estas se sumaron otras del resto del Imperio
Guerras civiles, problemas económicos e inseguridad, así estaba el Imperio romano antes de la llegada al poder de César Vespasiano Augusto, fundador de la dinastía Flavia. Era el año 69 d.C., y el nuevo emperador gobernaría durante diez años más, en los que devolvió la estabilidad al imperio, reformó la economía y la administración, pero más allá de eso, su nombre pasaría a la historia de Roma por cinco curiosidades que, tal vez, no conozcas.
«El dinero no huele» o sí
Para afrontar los diversos problemas del imperio, Vespasiano realizó muchas reformas de la administración y en los tributos, pero una de ellas desató las críticas entre los romanos. El emperador creó un impuesto sobre la recogida y uso de la orina, que se llamó vectigal urinae. Sí, Vespasiano grabó su venta. Puede parecer una locura, pero en las fullonicae, los negocios de lavandería se empleaba una mezcla de orina, cenizas y agua para limpiar la ropa. Al tener amoniaco las manchas se podían quitar con mayor facilidad, era el detergente de la época. No faltaron las críticas por esta decisión, pero Vespasiano zanjó cualquier discusión con una sola frase: pecunia non olet, es decir, «el dinero no huele». Los beneficios que aportaba, a pesar de su origen, no molestaban a nadie, sino que aumentó las arcas imperiales y mejoró la economía.
El emperador que construyó el Coliseo
Hay pocos edificios más simbólicos de la Antigua Roma que el Coliseo de la ciudad de Rómulo y Remo. Su construcción fue un símbolo de poder, ejemplo de la política de «pan y circo» que aplicaban los gobernantes romanos y una joya arquitectónica y tecnológica asombrosa con capacidad para unas 50.000 personas. En su arena se enfrentaron los gladiadores más populares, realizaron batallas navales (naumaquias) y fue lugar de martirio para los cristianos. Vespasiano financió la construcción del anfiteatro gracias al botín conseguido en la campaña militar de Judea, aunque fue su hijo Tito el que vio completada la obra, en el año 80 d.C.
De plebeyo a emperador
A diferencia de otros emperadores, Vespasiano provenía de una familia de plebeyos. Su padre era recaudador de impuestos, y su madre tenía ciertas vinculaciones con la élite política local. Desde ese punto, el joven romano siguió los pasos de muchos otros de su clase, ascendió rápido como militar y gracias a su carácter y a influencias consiguió que las dos legiones egipcias lo proclamasen emperador, y a estas dos se sumaron muchas otros de todo el imperio. Pero más allá de esta brevísima explicación de su ascenso al poder, la curiosidad está en que ya como emperador defendió sus orígenes como plebeyo y se mostró orgulloso de ello.
Un emperador con algo de humor
Al parecer Vespasiano tenía un buen sentido del humor. Según cuentan las crónicas, con una mezcla de leyenda y pomposidad, en cierto momento en el que el emperador notó que su final estaba próximo, deslizó una frase con cierta ironía: «¡Ay, me parece que me estoy convirtiendo en un dios!», una expresión que hace referencia a la costumbre romana de deificar a los emperadores tras su muerte.
'Pax' económica de Roma
Después de un periodo complejo de guerras civiles y caos general del «año de los cuatro emperadores», no parecía difícil mejorar la situación imperial, y Vespasiano lo hizo. Se centró en recuperar las arcas del Imperio, y para ello impulsó un férreo control del gasto, con la austeridad como estandarte para aumentar la capacidad financiera. El resultado fue un periodo de paz y estabilidad que seguiría durante el gobierno de su hijo Tito y el resto de los sucesores.