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Avance de la Infantería Republicana durante la batalla del Jarama

Avance de la Infantería Republicana durante la batalla del JaramaMorata Turismo (Ayuntamiento de Morata de Tajuña)

¿Quién ganó la batalla del Jarama en la guerra civil española?

Un destacamento de Regulares marroquíes de Franco capturó a una compañía entera de brigadistas haciéndoles creer que eran camaradas porque avanzaron hacia ello cantando La Internacional

«El valle del Jarama se llenó de cadáveres. No había victoria, solo muerte», escribió Fred Copeman, voluntario británico de las Brigadas Internacionales que fue herido durante la batalla y décadas después se convirtió al catolicismo. Ha pasado casi un siglo, pero las colinas de Jarama aún custodian bunkers, trincheras y puestos de una de las primeras grandes batallas de la Guerra Civil. Habían pasado seis meses desde el alzamiento. De Sevilla a La Coruña, españoles de uno y otro bando, con apoyos internacionales, combatían sin descanso. Sin embargo, a principios de 1937, el foco del conflicto estaba en Madrid.

Una lucha por Madrid

A mediados de enero, cada bando planeaba una ofensiva en la zona de Jarama, sin saber que el enemigo tenía las mismas intenciones. El general Sebastián Pozas, jefe del Ejército de Operaciones del Centro, pensó que la mejor forma de combatir a los sublevados era tomar la iniciativa con un ataque a sus guarniciones y líneas de comunicación.

Por su parte Franco quería cercar Madrid y cortar las comunicaciones de los republicanos con Valencia. Sin darse cuenta, ambos bandos eligieron el mismo punto para iniciar la ofensiva. Ahora la cuestión era quién daría el primer paso. El Estado Mayor Central de la República aprobó la ejecución de las operaciones, que debían comenzar el 27 de enero.

scena de lucha en las trincheras durante la batalla del Jarama

Escena de lucha en las trincheras durante la batalla del JaramaMorata Turismo (Ayuntamiento de Morata de Tajuña)

La idea inicial era atacar con dos fuerzas, una avanzaría dirección Valdemoro y Pinto, y la otra por Valdemorillo, Villanueva de la Cañada y Brunete. Sin embargo, la operativa se atrasó por la falta de coordinación y las discrepancias entre el general Miaja, al frente de las Fuerzas de Defensa de Madrid, y el general Pozas. Por su parte, los nacionales habían planeado una ofensiva en tres fases: en la primera tomarían el cerro de La Marañosa, Vaciamadrid y Ciempozuelos hasta llegar a la orilla del Jarama; en un segundo movimiento atravesarían el río y formarían una cabeza de puente para defender el paso del resto de unidades; y en la tercera fase avanzarían hacia Alcalá ocupando los pueblos de la zona.

Un mes de combates sin victoria

Los republicanos habían cambiado la fecha del ataque al 12 de febrero, pero los nacionales se adelantaron y comenzaron su ofensiva el 6 de febrero de 1937. El plan inicial siguió su curso, las tropas de Franco avanzaron sobre Pinto y Ciempozuelos, por el norte los combates se ampliaron al cerro de La Marañosa, y al día siguiente llegaron al cruce del Jarama y el Manzanares, obligando a los republicanos a replegarse a la orilla contraria del río Jarama. Era una guerra relámpago. Franco contó con la Legión Cóndor de Hitler, y los aviones Fiat italianos.

La República tenía el apoyo militar de la Unión Soviética y las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios comunistas, socialistas, antifascistas y una amalgama de identidades políticas. En Jarama se estrenó en combate la 15ª Brigada, compuesta por más de 26 nacionalidades, y el 1º Batallón estaba formado por ingleses, escoceses y galeses e irlandeses. Entre los brigadistas había alemanes, franceses y polacos en la XII y XI Brigada. También se formó el batallón Abraham Lincoln, compuesto por jóvenes norteamericanos, la mayoría universitarios que no habían disparado un arma en su vida.

El contraataque republicano

La infantería nacional atravesó el río a la altura de Ciempozuelos y San Martín de la Vega, por el norte avanzaron hacia Morata de Tajuña y Arganda. Los combates se sucedieron durante los días siguientes en diferentes zonas, como en La Colina del Suicidio, donde la «Brigada inglesa» perdió más de la mitad de sus 600 combatientes en un solo día. El 17 de febrero los republicanos emprendieron un contraataque contra la cabeza de puente que habían montado los nacionales en el Vértice Pingarrón.

Los carros T-26 soviéticos avanzan por tierra, mientras varias escuadrillas de aviones de la república, un escuadrón internacional y la aviación soviética formada por bombarderos como el «Katiuska» y cazas I-15 e I-16, controlaban el cielo frente a los Junker alemanes. A pesar del gran esfuerzo bélico, los nacionales comandados por el general Varela rechazaron el ataque. Las pésimas condiciones del terreno y la falta de coordinación jugaron en contra del bando republicano.

Las tropas rebeldes tampoco pudieron avanzar mucho más. Los legionarios y las Fuerzas Regulares Indígenas aseguraron posiciones estratégicas como el Pingarrón, pero sin poder avanzar mucho más allá. Ambos bandos fijaron sus posiciones, poniendo fin a la batalla de Jarama el 27 de febrero de 1937.

Los republicanos retrocedieron unos 15 kilómetros y los nacionales no consiguieron cortar la carretera de Valencia. Según el historiador Hugh Thomas, «ambos bandos se proclamaron vencedores, pero, en realidad, ambos habían sufrido una derrota».

En Jarama, al igual que en el resto de la Guerra Civil, «la muerte acechaba entre los olivos…» describió en este poema un voluntario inglés del Batallón inglés que el 12 de febrero defendió la Colina del Suicidio, sin éxito. Los republicanos tuvieron en torno a 10.000 bajas, entre muertos (unos mil), heridos y enfermos, algo más que los nacionales, con unas 6.000 bajas. La guerra no había hecho más que empezar, y en Jarama se demostró que la guerra iba a ser larga, sangrienta y sin cuartel.

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