Reino Unido
La hipócrita estrategia «verde» de Boris Johnson
El primer ministro, que antaño fuera escéptico del cambio climático, ahora quiere implementar una estrategia de miles de millones de libras
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha declarado sus ambiciones de una «revolución verde» que espera podría forzar a las economías occidentales a terminar con su dependencia en las energías fósiles.
Será Gran Bretaña la que, al final de este mes, hospede a los representantes de 196 países para la COP26, la más importante de la historia del Tratado de París. El objetivo de la reunión es reforzar la acción global contra el cambio climático.
«Con la cumbre climática COP26 a la vuelta de la esquina, nuestra estrategia pretende ser un ejemplo a seguir para los otros países. Queremos que se vuelvan más verdes, y liderar la acción global», dijo Johnson. Presentó una agenda de 368 páginas como documento que situaría a Reino Unido a la vanguardia de las economías verdes.
«Reino Unido lidera la carrera hacia la neutralidad de emisiones», dijo el primer ministro como preámbulo al informe Net-Zero Strategy: Build Back Greener. «Países como China y Rusia están siguiendo nuestros pasos con sus objetivos de «net zero», continuó, refiriéndose a la meta que se ha impuesto Inglaterra respecto a sus emisiones de gas.
La estrategia «net zero» de Johnson es esencialmente una serie de promesas a largo plazo de mover la economía inglesa hacía las tecnologías ecológicas, sobre todo a nivel doméstico. Pretenden asegurar 440.000 empleos nuevos, y desbloquear 90.000 millones de libras en inversiones privadas de aquí a 2030. Su intención sería depender únicamente de energías «verdes» para el año 2035.
Pero la credibilidad de Boris Johnson en el ámbito ecológico aún es frágil, conllevando a que el pueblo inglés no se fie del todo de la intención de su primer ministro.
Un historial dudoso
Ya son muchas las instancias en las que Johnson ha demostrado escepticismo respecto al cambio climático, algo que pone en duda su repentina concienciación por una gestión más verde en Inglaterra. En 2015, el periódico The Telegraph publicó un articulo firmado por Johnson, en el que alegaba que «la ciencia –del calentamiento global– no tiene fundamento».
Cinco años más tarde, contaría a una rueda de prensa en Londres que «las pruebas son abrumadoras. Este fenómeno del calentamiento global se está cebando con las poblaciones más vulnerables del planeta».
En aquel momento, su ministra de energía Claire O’Neill contó a la BBC que Johnson «estaba jugando a hacer política en vez de intentar arreglar el problema». No es de extrañar que la misma reina de Inglaterra Isabel II haya querido regañar a Boris Johnson, exigiendo a los políticos que hablasen menos e hicieran más.
Instancias como esta ponen en duda la intención de las grandes economías de utilizar la COP26 como plataforma de diálogo y auténtico cambio, en vez de otro juego político más donde regatear con la diplomacia. De momento, el primer ministro juega el papel ecologista emulando a la rana Kermit; imita su voz y recuerda al pueblo inglés que «es fácil ser verde».