Entrevista
José Lagos, director de Respublica: «El resultado de las elecciones podría modificar el proceso constituyente en Chile»
El Instituto Respublica participa activamente en el proceso constituyente que vive Chile y cuenta con un observatorio político electoral
José Francisco Lagos, es el director ejecutivo de la organización chilena 'Respublica' desde agosto 2019. Lagos es abogado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Estudios Políticos en la Universidad de Los Andes.
El Instituto Respublica –con sede en Santiago, Chile– es un centro de estudio y de formación que se dedica a la promoción de ideas, pero también a promover el liderazgo en el servicio público. En el Congreso chileno participan activamente en el proceso constituyente que vive el país y desde hace un tiempo cuenta con un observatorio político electoral.
Lagos ha concedido una entrevista a El Debate desde Santiago, en vísperas de las elecciones presidenciales y legislativas convocadas para este domingo 21 de noviembre, donde 15 millones de chilenos están convocados a las urnas, en paralelo a un proceso constituyente que tendrá que redactar una nueva Constitución y determinará el futuro del país sudamericano.
–¿Cuáles serían las tres principales claves que caracterizan este proceso electoral?
–El proceso electoral está caracterizado por la atomización de las fuerzas políticas. Es decir, las principales fuerzas políticas que veníamos acostumbrados a ver desde hace al menos 30 años no serían las fuerzas políticas más importante en esta elección. Y eso genera un cambio de eje, porque esas fuerzas políticas siguen teniendo mucha representación en otras instituciones, como en el Congreso o en el mismo Gobierno.
Nadie nunca, por ejemplo, ha obtenido menos del 30 por ciento de los votos al pasar a segunda vuelta
Lo segundo es que en las elecciones presidenciales anteriores hemos tenido figuras muy potentes que arrastran el liderazgo institucional o de coaliciones políticas un poco más amplias, pero con liderazgos claros. Nadie nunca, por ejemplo, ha obtenido menos de 30 por ciento de los votos al pasar a segunda vuelta, inclusive cuando se han presentado muchos candidatos. Pero hoy día esa realidad se ve más difícil.
Y lo tercero es que estas son elecciones generales: hay elecciones de presidente, de la mitad del Senado y toda la Cámara de Diputados, así como también de consejeros regionales. Pero lo relevante será el resultado de las elecciones en el Congreso, porque el Congreso tiene la capacidad de reformar la actual Constitución y podría, eventualmente, modificar el proceso constituyente que está en curso. Y eso obviamente le agrega más información a este nuevo proceso que estamos llevando a cabo.
–Dado que se está llevando a cabo un proceso electoral prácticamente en paralelo con un proceso constituyente para elaborar una nueva Constitución ¿Cómo se condicionan mutuamente?
–A mi juicio, nosotros vamos a ver dos convenciones constitucionales una es antes de la elección y otras después de la elección, según quién gane. Porque como bien decía la Convención Constitucional –Asamblea constituyente encargada de redactar una nueva Constitución– si bien en el plebiscito hubo mucha participación, es una participación prácticamente histórica de un 51 por ciento.
Esa participación disminuyó muchísimo en el momento de elegir a quienes iban a componer esa Convención y bajó a un 40 por ciento. Y eso no es tanto para los estándares chilenos, donde el promedio de una votación parlamentaria es de cuarenta y seis por ciento. Entre otras cosas porque lo elegimos junto con el presidente de la República.
Eso evidentemente puede generar un conflicto político, quizás no institucional, pero por ejemplo, si gana José Antonio Kast que es una de los dos candidatos que mejor posicionado está para llegar a segunda vuelta, y que se opuso a este proceso constituyente, los votos José Antonio Kast probablemente van a ser más que aquellos que han elegido a los miembros de la Convención Constitucional.
Esto se sumaría al caldo cultivo de que la Convención Constitucional ha tenido un importante desprestigio durante los pocos meses de su funcionamiento. Y todo esto es relevante porque la Convención Constitucional después tiene que ir a un plebiscito de salida para su aprobación definitiva. La Convención lo único que tiene que hacer es presentar una propuesta de nueva Constitución y los chilenos con voto obligatorio, que eso también puede cambiar el escenario tiene que aprobar o rechazar esa propuesta y por tanto, si esto se politiza con el escenario que te planteaba, obviamente va a ser más incierto el resultado, porque va a haber una clara división.
–¿Cuál consideras será la relación participación-abstención teniendo en cuenta la participación histórica de Chile?
–Yo creo que es difícil predecirlo por dos cosas: primero, porque con el plebiscito constitucional se incorporó cerca de un millón de personas menores de 35 años que solían no votar. Pero a su vez, y esto también puede ser producto de la pandemia o porque las personas no se sentían representados por el proceso constituyente, las personas mayores de 50 años también disminuyeron muchísimo su participación.
Hoy no solamente cambió la opinión de los chilenos, sino que cambiaron los chilenos que opinaron
Entonces hoy no solamente cambió la opinión de los chilenos, sino que cambiaron los chilenos que opinaron. Y eso es lo que podría verse modificado en esta elección presidencial, donde en general hay una mayor participación. Los jóvenes, en general, no participan mucho de este tipo de procesos, pero esta la condicionante que acaban de votar y por tanto podría ser razonable que sigan participando.
–¿En qué medida ha afectado o condicionado el juicio político que se intentó contra el presidente Sebastián Piñera en el proceso electoral?
–La verdad es que la oposición hizo una apuesta. Como marco general esto ha tenido más impacto internacional que nacional, porque en Chile entendemos que el proceso de juicio político, que no es un juicio político propiamente tal, porque hay que entrar en algunos tecnicismos, lo relevante es que nunca ha habido votos suficientes para que puedan aprobar una acusación constitucional. Si bien era previsible que la podían tener en la Cámara de diputados, el Senado exige un quórum especial en el caso del presidente de la República y ningún parlamentario del oficialismo dejó de apoyar la posición del Gobierno, que básicamente era rechazar esta acusación constitucional.
Yo creo que esto fue una apuesta más bien electoral por parte de la oposición
Yo creo que esto fue una apuesta más bien electoral por parte de la oposición. De hecho, hicieron mucho esfuerzo para que esto se presentara y se decidiera antes de la elección presidencial. Un poco para tensionar el ambiente y condicionar el resultado. Pero terminaron perdiendo en su apuesta porque no tuvo un impacto mayor.
Al final eso terminó en nada, porque en el Senado desestimó esta esta acusación. A tal punto no tuvo ningún impacto político que ni siquiera en el debate presidencial de este pasado lunes no se le dio importancia, nadie habló de ello. Entonces hay una señal de que, en verdad, las cartas ya estaban encima de la mesa y la acusación no tenía mayor novedad.
–Las encuestas disponibles coinciden en que los dos candidatos que eventualmente podrían pasar a una segunda vuelta son José Antonio Kast, por la derecha, y Gabriel Boric, por la izquierda. ¿Cómo podrías definirías a estos dos candidatos y su propuesta política?
–Hay en cada uno de los personajes algunas particularidades, porque José Antonio Kast, en primer lugar, lo que hizo fue armar un movimiento, un partido, ahora, de derecha distinto a la centroderecha tradicional. Sin embargo, el gran matiz que hay que hacer es que él también perteneció a uno de esos partidos. Durante 16 años fue diputado por la UDI –Unión Demócrata Independiente– que uno de los partidos que compone la coalición de Gobierno.
Entonces, si uno lo mira en cuanto a sus ideas y hace una radiografía de qué piensa José Antonio Kast, es lo que ha venido diciendo la centroderecha durante los últimos 30 años. Y en Chile en particular tenemos una centroderecha que en general es bastante cohesionada en cuanto a su idea. Es decir, si bien algunos se dicen socialdemócrata, en Chile no hay una centroderecha socialdemócrata en una centro derecha donde se promueve más la subsidiariedad o un estado más bien liberal que una visión más socialdemócrata.
Por otro lado, Gabriel Boric, es una persona que también contribuyó a armar un movimiento que está a la izquierda de lo que veníamos acostumbrado, que era la Concertación –Coalición de partidos de izquierda–. Fue una de las puntas de lanza, es decir, uno de los primeros diputados electos por esa coalición. Pero también se vio enfrentado a algunos dolores de crecimiento; respecto a la polarización que vivió su organización política, su alianza con el Partido Comunista y ha tenido puntos de inflexión respecto a su misma coalición. Por ejemplo, al sumarse al proceso constituyente, cuando su sector político era más bien escéptico de negociar con las fuerzas políticas más tradicionales, una salida institucional a lo que pasó después el 18 octubre del 2019. Ahí adquirió un liderazgo distinto Gabriel Boric, porque fue capaz de desligarse de la posición de algunos de su coalición y adquirir un liderazgo propio.
Lo que dicen las encuestas hay que acogerlo con beneficio de inventario
En ese sentido, lo que dicen las encuestas hoy hay que acogerlo con beneficio de inventario, porque en Chile tenemos la prohibición de publicar encuestas dos semanas antes de la elección. Lo relevante es que si uno ve la encuesta de dos semanas antes de las primarias, que fueron hace poco, las encuestas no predijeron el resultado. Es decir, lo que decían que iba a pasar, terminó siendo completamente distinto y por eso están con ese condicionante de preguntarnos si la encuesta que conocimos hace dos semanas atrás van a ser capaces de reflejar el resultado, y el escenario en Chile está muy movido.
Por tanto, uno podría decir que quizá no va a cambiar el resultado, pero sí los porcentajes y eso evidentemente va a tener consecuencias para la segunda vuelta, que es donde finalmente se termina resolviendo todo.