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El presidente de España, Pedro Sánchez, en la expo de DubáiAFP

El eco internacional de las filtraciones de los documentos de la OTAN

La exposición de documentación pone en riesgo la seguridad de la Alianza Atlántica y agrava esta situación de máxima tensión ante la crisis de Ucrania

La prensa internacional se hace eco de las indiscretas e inoportunas filtraciones de documentos, publicadas por El País este 2 de febrero. Una exposición de material que pone en riesgo la seguridad de la Alianza Atlántica y agrava esta situación de máxima tensión, ante la crisis de Ucrania.

La prensa pro rusa ha celebrado tal filtración con alborozo como afirma en sus titulares dos noticias de Sputnik News: «El Gobierno de Estados Unidos y la OTAN descartaron un acuerdo sobre seguridad en Europa con Rusia e insistieron en la política de puertas abiertas de la Alianza Atlántica, que hiciese posible la incorporación de Ucrania». Otro titular de Sputnik añade: «Una fuente diplomática confirmó a Sputnik la autenticidad de los documentos (…) las respuestas de la Alianza y EE.UU. a las demandas de seguridad planteadas a finales de 2021 por Moscú están contenidas en dos documentos titulados «Confidential/Rel Russia» por parte de Washington; y NATO-Russia Restricted, de la Alianza Atlántica. El País asegura haber obtenido acceso a ambos informes».

Como se ve, aprovecha la filtración para culpar a nuestros socios occidentales de impedir la vía diplomática.

A la zaga, algunas agencias europeas, como la agencia Efe o Swissinfo tratan de revertir un tanto la dirección de la noticia y afirman que «Rusia no quiere comentar las filtraciones aparecidas en el rotativo español» y más bien cargan las tintas del bloqueo diplomático en la testarudez del Kremlin y en sus posiciones.

En Alemania, acerca de estos documentos publicados por el diario español El País, el Frankfurter Allgemaine Zeitung (FAZ), sobre los mismos papeles, destaca que los estadounidenses manifiestan, en ellos, su voluntad de descartar el estacionamiento de sistemas de misiles y tropas de combate en Ucrania, siempre que Rusia también esté dispuesta a tomar las mismas medidas.

Algo poco probable, comentan, porque Crimea ya es considerada territorio ruso desde 2014.

Según los documentos expuestos: La OTAN aceptaría que los rusos inspeccionen los sitios de lanzamiento de misiles «Aegis Ashore», en Polonia y Rumania, dirigidos contra misiles iraníes y que podrían lanzar antimisiles «Patriot», pero a cambio, Washington pide poder inspeccionar dos plantas de su elección en Rusia, porque Occidente también está preocupado por el despliegue de misiles rusos. Según la respuesta estadounidense, Rusia podría solicitar lo dicho en Polonia y Rumania, siempre que estén de acuerdo en respetar la «política de puertas abiertas de la alianza» y renunciar a «la exclusión explícita de Ucrania» para entrar en la OTAN. He aquí uno de los grandes escollos de la negociación.

FAZ, además, se hace eco en este día de que Xi Jinping está ahora recibiendo a Vladimir Putin y lo titula: «Xi y Putin: dos amigos contra Occidente» y se preguntan: ¿volverá el ruso a robar el protagonismo a China durante los Juegos Olímpicos? Este tema estará en la mente de la gente cuando el presidente chino, Xi Jinping, se reúna con el presidente ruso, Vladimir Putin, para una cumbre bilateral el próximo viernes.

Como El Debate señalaba ayer, adelantándose al resto de la prensa nacional e internacional, me remito a los certeros artículos de Carmen de Carlos y de Pérez Maura, lo grave de este asunto es la alta probabilidad (parece la única posible) de que la filtración venga del entorno de Pedro Sánchez.

En mi modesta opinión es que sí; se trata de un nuevo error imperdonable atribuible a Sánchez y su gobierno, que buscando hoy en las noticias internacionales solo parece haber contentado a alguna prensa «chavista». Un error que ha disgustado enormemente a todos nuestros socios occidentales en un momento tan crítico; y una filtración indiscreta que no aporta nada, máxime cuando está en juego el inicio de una guerra incierta que podía arrastrarnos a una nueva confrontación mundial.

Estamos, en primer lugar, ante una gravísima vulneración de la Ley de secretos oficiales, pero, mucho más allá, padecemos un presidente en el gobierno que, no solo, ha dejado a España en la mayor irrelevancia internacional (en Alemania desde los tiempos de Merkel es visto por la opinión pública y por la gente de la calle como un «don nadie» –ein Niemand– y «poco fiable» –unzuverlässig–) sino que nos conduce a un descrédito sin precedentes.

Por este camino puede que Sánchez logre la atención de Putin y obtenga un encuentro bilateral, algo más largo que aquellos veinte metros de pasillo en los que, tras sobresaltar al presidente Biden, no consiguió que éste girase el cuello un solo segundo.