Guerra Rusia - Ucrania
Las armas de Ucrania procedentes de la OTAN que pueden acabar en poder de Rusia
Desde 2014, países de la OTAN han entregado una ingente cantidad de sofisticado armamento que ahora puede caer en manos rusas
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Los poderosos «terminator» rusos, tanques que destruyen tanques
Misiles antitanque y antiaéreos de fabricación estadounidense Javelin, Stinger y Nlaw. Drones de fabricación turca Bayraktar. Armas ligeras como fusiles de asalto, cascos, chalecos antibala y otra clase de material militar.
En los últimos meses, en realidad, desde el año 2014 en que se produjo la primera agresión rusa a Ucrania, los países de la OTAN han estado armando al ejército ucraniano y financiando su modernización para paliar las graves deficiencias que le llevaron a caer derrotado ante el todopoderoso Ejército ruso.
Ahora, todo ese material puede acabar en manos de Rusia si el Ejército ucraniano colapsa y el ejército ruso conquista todo el país. El incidente sería similar al ocurrido tras la caída de Kabul en agosto de 2021, cuando los talibanes incautaron una gran cantidad de material militar estadounidense del Ejército afgano.
Ucrania ha mejorado mucho sus capacidades defensivas, pero sigue estando a años luz del ejército ruso.
Quizás, el arma más emblemática de fabricación estadounidense en manos del ejército ucraniano, y que podría caer en poder ruso, son los misiles antitanque FGM-148 Javelin, principalmente cedidos por Estonia.
Se trata de un sistema portátil de misil antitanque con un peso de 11,8 kilogramos la unidad, un alcance máximo de 4,7 kilómetros y con un coste de 153.690 euros cada uno. Además, está dotado de cabezal inteligente que le permite perseguir de forma automática el objetivo fijado.
Rusia poseía un arma similar en 2014 que le permitió doblegar rápidamente a Ucrania durante la anexión de la península de Crimea y la guerra del Donbás.
Este tipo de arma en poder del ejército ruso le permitió, entonces, destruir los carros de combate ucranianos. Desde entonces, Ucrania ha estado obsesionada por conseguir un sistema similar. De hecho, no es la única arma de esta categoría que ha adquirido Ucrania.
Ucrania también adquirió de Lituania un lote de misiles FIM-92 Stinger antiaéreos, con un sistema de rastreador mediante rayos infrarrojos. Al igual que los Javelin, los Stinger son misiles ligeros de 10 kilogramos con un alcance máximo de 5,5 kilómetros. Su valor es de 35.569 euros la unidad.
Pero la joya de la corona de los misiles portátiles adquiridos por Ucrania son los misiles NLAW, de los que Reino Unido proporcionó 1.080 unidades. Cada uno cuesta 23.855 euros, son de fabricación británica con participación de Suecia y están dotados de un sistema de control de tercera generación que recibe el sugerente nombre de «dispara y olvida».
Por otro lado, Turquía, que se ha revelado como uno de los más entusiastas aliados de Ucrania, entregó 20 drones Bayraktar TB2. Se trata de un avión tripulado muy versátil en el que pueden instalarse motores de fabricación ucraniana, lo que abarata su coste.
Se trata de una poderosa arma que el mundo ya vio en acción en la reciente guerra entre Armenia y Azerbaiyán y que permitió a los segundos doblegar al ejército armenio. En 2014, Ucrania tampoco contaba con drones de reconocimiento y ataque, mientras que los separatistas prorrusos del Donbás, sí.
La guerra de 2014 supuso todo un trauma para Ucrania. La pérdida de Crimea y el Donbás se convirtió en una obsesión, y recuperar esos territorios, en un objetivo prioritario. Desde la frágil paz de los Acuerdos de Minsk de 2015, el gobierno ucraniano sabía que un nuevo enfrentamiento con Rusia sería solo cuestión de tiempo.
Para estar preparados para el nuevo conflicto y evitar repetir los errores del pasado, el gobierno ucraniano ha tratado por todos los medios de mejorar su ejército mediante la compra de armamento de última tecnología de los países de la OTAN que, ahora, puede acabar en poder de Rusia.