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Zelenski habla desde su despacho en Kiev

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en su despacho en KievAFP

¿Qué significa ser neutral? Ucrania busca un modelo que contente a Putin

Zelenski trata de alcanzar un estatus de neutralidad ventajoso para su país que lo aleje de futuras agresiones rusas y lo acerque a la Europa democrática

La neutralidad ucraniana es la piedra angular del posible acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia.

Se trata de la principal exigencia del Kremlin desde el inicio del conflicto y la única que Kiev podría admitir sin grandes traumas.

Las otras exigencias de Rusia (la desmilitarización, el reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea o la independencia del Donbás) son imposibles de aceptar por Ucrania, por lo que difícilmente se lograrán encontrar puntos de encuentro.

En cualquier caso, las partes enfrentadas tratan de agarrarse al pragmatismo, por lo que centran sus esfuerzos en la búsqueda de un estatus político para Ucrania que satisfaga a todos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, quiere una Ucrania alineada con el Kremlin.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, defiende el derecho de su país a ingresar en la OTAN y en el bloque occidental.

Ambos objetivos son inalcanzables. El punto intermedio sería la neutralidad. Ahora bien, ¿cómo sería esa neutralidad?

Sin bases de la OTAN

No existe ninguna legislación internacional que regularice ese estatus, por lo que las características de cada Estado neutral dependen de la voluntad interna del país.

Rusia quiere que Ucrania quede desmilitarizada, sin bases militares de la OTAN y sin armamento ofensivo.

Ucrania busca alternativas a la OTAN que le permita garantizar su seguridad y una fórmula de integración en la Europa democrática.

Lo cierto es que, en virtud del Memorándum de Budapest, Ucrania ya tenía un estatus de neutralidad vigente hasta el año 2014.

En virtud de dicho Memorándum, adoptado en 1994 con la firma de Ucrania, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China, Ucrania renunciaba a su arsenal nuclear adquirido tras la caída de la Unión Soviética y adoptaba un estatus de neutralidad a cambio de garantías de seguridad de los demás firmantes.

En el año 2014, tras la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia y el apoyo de las tropas rusas a la independencia del Donbás, Ucrania consideró que el Kremlin había incumplido lo firmado en Budapest y se inclinó hacia la OTAN y la Unión Europea con la vista puesta en ingresar en ambos organismos.

Según las informaciones que se han filtrado de las negociaciones entre Rusia y Ucrania, Kiev habría aceptado la demanda rusa de renunciar a la OTAN y establecer un estatus de país neutral desnuclearizado.

A cambio, Rusia podría aceptar que Ucrania ingrese en la Unión Europea siempre que los compromisos de seguridad y defensa del club comunitario no contradigan el estatus de neutralidad.

Modelo suizo

El encaje parece complicado, sin embargo, hay precedentes. El más obvio es el de Suiza. País neutral por tradición nacional que se remonta a la época de las guerras napoleónicas. Suiza no pertenece ni a la Unión Europea ni a la OTAN.

No obstante, el modelo al que podría tender Ucrania es al de Austria, Finlandia o Suecia, países que pertenecen a la Unión Europea, pero no a la OTAN, aunque desde el inicio de la invasión se ha producido un debate interno sobre el cambio de estatus e ingreso en la Alianza.

No son los únicos países de la Unión Europea que se encuentran en esa situación. Irlanda, Malta y Chipre tampoco pertenecen a la OTAN y sí a la Unión Europea.

Austria, Finlandia y Suecia, de un modo u otro, son modelos más cercanos a la realidad ucraniana. En primer lugar, porque la neutralidad de los tres países estuvo de un modo u otro forzada por sus relaciones con Rusia.

Modelo austríaco

En el caso de Austria, la neutralidad fue impuesta por la Unión Soviética en 1955 durante la Guerra Fría como condición para la salida de las tropas soviéticas que ocupaban su territorio tras la Segunda Guerra Mundial.

La neutralidad austríaca se diseñó a imagen de la suiza, está garantizada por la Constitución e implica que no podrá ingresar en ninguna organización militar, acoger tropas extranjeras ni embarcarse en conflictos fuera de sus fronteras.

Modelo finlandés

El caso finlandés es similar, aunque hay que distinguir dos etapas en su neutralidad. La primera es la conocida como «finlandización» y consiste en una neutralidad tutelada por la Unión Soviética.

Ambos Estados alcanzaron un acuerdo en 1948 en virtud del cual la Unión Soviética respetaba las fronteras de Finlandia y garantizaba su libertad para adoptar el modelo político que considerara conveniente.

A cambio, Finlandia aceptaba un tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua con Moscú.

El acuerdo alejaba a Finlandia de la órbita occidental y, en particular, de OTAN cuando se conformó la Alianza.

El modelo de neutralidad finlandés cambió tras la caída de la Unión Soviética. Finlandia mantuvo su estatus neutral, pero sin la supervisión soviética, y se acercó al modelo austríaco.

Aún sin integrarse en la OTAN, Finlandia inició un acercamiento a occidente que culminó con su ingreso en la Unión Europea.

Modelo sueco

El modelo sueco de neutralidad está a medio camino entre el modelo suizo y el austríaco o finlandés.

La neutralidad de Suecia se adoptó por libre decisión tras la pérdida de los territorios finlandeses en favor de Rusia en el contexto de las guerras napoleónicas, tiene una larga tradición de 200 años y no está garantizada por ningún tratado.

De todos los países citados, es el más cercano a las estructuras de la OTAN. No pertenece a la Alianza Atlántica, pero tiene un acuerdo de Asociación firmado en 1994 con la organización defensiva.

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