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Viktor Orbán vota elecciones Hungría

El primer ministro, Viktor Orbán, acudió a votar a primera horaAFP

Elecciones en Hungría

Hungría vota en una jornada electoral marcada por la guerra en la vecina Ucrania

Viktor Orbán acudió a votar a primera hora de la mañana, convencido de que logrará una «gran victoria»

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, afronta la hora de la verdad. Salvo sorpresas de última hora, el político de centro derecha repetirá victoria y se mantendrá al mando del gobierno de Hungría.

Frente a él, una alianza de seis partidos demasiado heterogéneos como para generar la confianza de un electorado que prefiere amarrarse a lo seguro en un contexto de crisis causada por la guerra en la vecina Ucrania y por las consecuencias de la pandemia de coronavirus.

Orbán madrugó este domingo para acudir a votar junto con su esposa en un colegio electoral de la periferia de Budapest. Tras cumplir con su derecho al voto auguró una «gran victoria».

Sus opositores tratan de lograr un improbable vuelco de última hora. Las acusaciones de fraude electoral corren de boca en boca entre los partidos de la oposición. «Es una vergüenza nacional. Tenemos que ganar para lavar el nombre de Hungría», declaró su principal rival, Peter Marki-Zay en su mitin de cierre de campaña el sábado recogido por AFP.

Frente a las acusaciones, Orbán anunció unas elecciones «justas y equitativas» y recordó que hay 200 observadores internacionales en Hungría para asegurarse de que las elecciones son limpias y democráticas.

Ley de Protección de la Infancia

En Bruselas contienen el aliento. La Comisión Europea ha funcionado en los últimos años como ariete contra el gobierno de Orbán: acusaciones de autoritario, «antiliberal» y caballo de Troya del Kremlin en la Unión Europea se han repetido como cantinelas.

Pero la principal polémica que ha centrado los ataques de la Comisión Europea estos años ha sido el proyecto de Ley de Protección de la Infancia que, según la Comisión, consagra la homofobia en la legislación húngara y supone un ataque a la comunidad LGTB.

Se trata de un tema que polariza a la sociedad húngara y que tanto unos, el gobierno de Orbán, como otros, la oposición, tratan de emplear para arañar algunos votos.

No en vano, además de votar al nuevo primer ministro, los electores húngaros están llamados a votar hoy en referéndum la Ley de Protección de la Infancia.

El gobierno de Orbán ha rechazado las críticas, ha exigido respeto a la soberanía húngara y ha insistido en el europeísmo del gobierno y del pueblo húngaro.

Las últimas encuestas electorales parecen apuntalar la victoria de Orbán, después de 12 años en el poder.

Sin embargo, no todo está decidido. Mientras que en Budapest la victoria de la oposición se da por descontada, Orbán tiene su principal caladero de votos en las zonas rurales de Hungría. Es ahí donde se está librando la batalla electoral y, en concreto, en unas 30 circunscripciones donde las encuestas dan un empate técnico con una gran cantidad de indecisos.

En este contexto, el estallido de la guerra en Ucrania algo más de un mes antes de las elecciones se presenta como un endiablado golpe de mala suerte que podría dar la vuelta al tablero.

Marki-Zay ha visto la oportunidad de emplear la tradicional cercanía entre Orbán y Vladimir Putin como la palanca que podría activar el cambio a última hora.

Si bien Orbán se ha negado a enviar armas al gobierno ucraniano de Volodimir Zelenski ni ha respaldar las sanciones contra Rusia, el primer ministro húngaro se ha afanado en difundir el mensaje de que un gobierno de Marki-Zay acercaría a Hungría a la guerra.

Por el contrario, Orbán prometió que con él en el poder alejará la guerra del territorio húngaro.

Orbán, además, ha defendido su posición equidistante con el argumento de que Hungría podría convertirse en el mejor mediador entre Rusia y Ucrania para lograr la paz: «Les he propuesto que las discusiones tengan lugar en Budapest, un lugar seguro», declaró en un mensaje publicado en Facebook y recogido por AFP.

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