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Una mujer vestida de bruja aviva las llamas de una hoguera, en una imagen de archivoAFP

Guerra Ucrania-Rusia  Las brujas de Putin: el ritual esotérico para apoyar a Rusia en la guerra

Se reunieron en un hotel y, a base de ritos nigrománticos, lanzaron hechizos de apoyo al líder del Kremlin

Unas cien mujeres, vistiendo capotes color medianoche, y túnicas bordadas con aves de presa, al atardecer de un día de marzo, se congregaron en un hotel de Moscú, formando un corro ceremonial.

En el centro, junto a un mantón y una vela encendida, una foto enmarcada del presidente Vladimir Putin reposaba sobre el suelo.

Un único y siniestro objetivo las reunía: ofrecer su apoyo al presidente de Rusia a través de rituales y hechizos nigromantes, y favorecer, a base de magia negra, su victoria en Ucrania.

«Aquellos que escuchan sin escuchar, que ven sin ver, los que están, estuvieron, y estarán, que no olviden mis palabras: exaltad la fuerza de Rusia, dirigid a nuestro presidente, Vladimir Putin, al camino de la justicia», invocó Aljona Polin, cabeza del aquelarre y bruja número uno del país. Fue ella quien convocó el consejo de hechiceras, como fundadora de la asociación Grandes Brujas de Rusia.

En respuesta a su convocatoria, las brujas acudieron de todos los rincones del país. Según la agencia AsiaNews, que recogió varios testimonios, consideraban que el presidente estaba en apuros. Los últimos acontecimientos habían situado a Putin en el punto de mira de sus numerosos enemigos.

«¡Deja que la fuerza de Rusia se manifieste!», repite de forma hipnótica Aljona. Y, por cada plegaria, lanza una maldición al mundo entero, mientras sus hermanas asienten con entusiasmo y responden: «¡Sí! ¡Sí!».

Las brujas del consejo, entregadas a su labor, tejieron maldiciones especiales contra los enemigos del Kremlin: «Aquellos que intentan adentrarse en nuestro dominio, los que decidieron abandonaros, aquellos que mienten en todo lo que dicen. Que estos enemigos sean malditos para siempre jamás», ruge el encantamiento, y cuando concluye, las voces del resto se alzan en un tétrico coro de «¡malditos, malditos!».

Entre las brujas, se percibe a algún hombre. Con sus túnicas y largas barbas, los hechiceros parecen sacerdotes ortodoxos, y están tan involucrados en el rito como sus contrapartes femeninas.

No es política, es el bien de Rusia

A pesar del tupido velo de ocultismo del asunto –magia oscura, túnicas azabache, maldiciones tenebrosas– las integrantes del aquelarre no se resisten a las preguntas de la prensa. Es más, las reciben con alegría, felices de compartir con el mundo su filosofía nigromante.

Queremos asegurar que todos los esbirros de la mentira se callan para siempreUna de las brujas del aquelarre

«Yo ayudo a la gente, purifico sus mentes aplicando al pie de la letra las instrucciones de Aljona», explicó una de las meigas al canal ruso Currentime.tv. «Se necesita un profundo conocimiento del bienestar de las personas y, sobre todo, se debe ayudar a nuestro presidente con toda la fuerza que poseemos», agregó.

«Putin está luchando por nosotros, contra todos aquellos que lo atacan. Queremos asegurar que todos los esbirros de la mentira se callan para siempre», manifestó una segunda bruja.

Resulta extraño contemplar este cruce entre la política y la magia negra. Es un choque entre dos disciplinas diferentes, que sin embargo tienen un núcleo en común: el poder, sus orígenes, y su utilización. ¿Están de acuerdo las brujas con Putin? No necesariamente.

«Como ciudadana de Rusia, no tengo derecho a dudar de las decisiones de quienes nos gobiernan. Yo siempre estoy de acuerdo con aquellos por encima de mi», afirmó una de las mujeres, hechicera autodenominada 'Afrodita'.

Otra bruja, Psidelja, señaló que su ritual «no tiene que ver con la política, sino con el bien de Rusia». De hecho, comenta la bruja a AsiaNews, que a ella «no le interesa la política».

«Llevamos a cabo nuestros rituales en el tiempo adecuado y con las proporciones necesarias de cada momento, con el objetivo de mejorar las vidas de todas las personas del mundo a través del compromiso de Rusia», concluyó Aljona.

En aquella «cámara mágica» del hotel, el ritual se desarrolló sin imprevistos. Duró cerca de veinte minutos, y se cerró con una conexión física de todas las brujas, que se dieron las manos y fundieron su energía. Así, entraron en una unión espiritual con el mismo Putin, zar de la brujería del siglo XXI.