69 días de la guerra en Ucrania
Orbán reveló al Papa que Rusia intentará poner fin a la invasión a Ucrania el 9 de mayo
Vladimir Putin pretende presentarse el 9 de mayo en Moscú con un gran triunfo en Ucrania para recordar la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi
La fecha totémica del 9 de mayo podría marcar el fin de la invasión rusa a Ucrania. Así lo aseguró el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en una conversación el 21 de abril con el Papa Francisco en el Vaticano.
En Rusia se festeja ese día la victoria soviética sobre el nazismo con un gran desfile militar en Moscú.
Vladimir Putin pretende llegar a ese día con una contundente victoria en Ucrania y tapar así las consecuencias desastrosas que la invasión ha supuesto para el ejército ruso en bajas de soldados, pérdida de material y desprestigio internacional.
En una entrevista publicada este martes en el diario italiano Corriere della Sera, el Pontífice reveló que Orbán le aseguró que «los rusos tienen un plan para que el 9 de mayo finalice todo».
«Espero que así sea», aseguró el Santo Padre. «Eso explicaría la celeridad de la escalada en estos días. Porque ahora ya no es sólo el Donbás, es Crimea, es Odesa, es quitar a Ucrania el puerto del Mar Negro y todo», lamentó el Papa.
Francisco reconoció en la entrevista a Corriere della Sera que «soy pesimista, pero debemos hacer todo gesto posible para que esta guerra se acabe».
El desplante de Putin
En la entrevista, Francisco también hizo público que solicitó una reunión al presidente de Rusia para tratar de poner fin a la guerra, pero aún no ha recibido respuesta. El Papa aguarda con paciencia, pero Vladimir Putin parece no tener prisa.
El Pontífice expresó su pesimismo por la disposición del presidente ruso a verse de nuevo con él.
Jorge Mario Bergoglio recuerda en el diario italiano que transcurridos 20 días de la invasión solicitó al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, que trasladará a Putin el mensaje de que estaba dispuesto y tenía buena voluntad para ir a Moscú.
«Por supuesto», observa Su Santidad, «era necesario (para viajar) que el líder del Kremlin abriera algunas ventanas. Todavía no hemos recibido respuesta pero seguimos insistiendo, aunque me temo que Putin no puede y no quiere tener esta reunión ahora mismo».
Primero tengo que reunirme con Putin (sobre ir a Kiev)
La posibilidad de ir a Kiev la descarta el Papa porque, «siento que no tengo que ir. Primero tengo que ir a Moscú, primero tengo que reunirme con Putin», insiste.
Al hilo de este comentario añade: «Yo, soy sacerdote ¿qué puedo hacer? Hago lo que puedo. Si Putin abriera la puerta...».
En la entrevista con el diario italiano el Papa observa la diferencia de actitud que encontró en Volodimir Zelenski con quien, pese a la invasión, pudo mantener una conversación a fondo.
Francisco reflexiona sobre el último contacto que mantuvo con Putin y recuerda que fue el pasado mes de diciembre. Entonces, recibió una llamada por su cumpleaños. Tras la felicitación, lamentó, no ha vuelto a tener noticias suyas salvo las que lee en la prensa.
La percepción del Papa es que no hay visos de que la guerra vaya a terminar a pronto. En ese contexto, expresa su desconcierto sobre si la OTAN fue el detonante del «enojo» de Putin pero cree que no ayudó mucho a mantener las aguas en calma.
Por el contrario, considera que su aproximación a los países fronterizos con Rusia sin duda «facilitó» su malestar.
Las guerras se libran para esto: para probar las armas que hemos fabricado
Un tema delicado se pone sobre la mesa en la entrevista del diario italiano. El periódico le pregunta al Papa sobre el envío de armamento de otros países a Ucrania para su defensa. «Estoy demasiado lejos de la pregunta de si es correcto abastecer a los ucranianos», responde.
A renglón seguido, reflexiona: «Lo que está claro es que en esa tierra se están probando armas. Los rusos ahora saben que los tanques sirven de poco y están pensando en otras cosas. Las guerras se libran para esto: para probar las armas que hemos fabricado».
Francisco asegura que «este fue el caso que se dio de en la Guerra Civil española antes de la Segunda Guerra Mundial».
El comercio de armas es un escándalo
«El comercio de armas», denuncia, «es un escándalo, pocos se oponen. Hace dos o tres años llegó a Génova un barco cargado de armas que hubo que trasladar a un gran carguero para transportarlas a Yemen. Los trabajadores del puerto no querían hacerlo. Dijeron: pensemos en los niños de Yemen. Es una cosa pequeña, pero un bonito gesto. Debería haber muchos así».
El papel desempeñado por el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Kirill, es otro tema delicado sobre el que opina el Papa. Con él mantuvo una videoconferencia donde «los primeros veinte minutos me leyó todas las justificaciones de la guerra».
El Papa no ve posible que Kirill esté dispuesto a presionar a Putin. «Tenía una reunión programada con él en Jerusalén el 14 de junio. Sería nuestro segundo cara a cara, pero no tenía nada que ver con la guerra. Ahora», observa, «él también está de acuerdo en que reunirse podría ser una señal ambigua».