Cómo recibe España a las refugiadas ucranianas
«Te ofrezco alojamiento, compartimos mi cama»: el acoso a las refugiadas ucranianas en las redes
Dasha solicitó alojamiento a través de un grupo de Facebook y, en lugar de ayuda, recibió docenas de propuestas sexuales a cambio de una habitación en un piso compartido
Cuando 'Dasha Petrenko' publicó en un grupo de Facebook, desesperada, un mensaje pidiendo ayuda, lo hizo con la intención de encontrar alojamiento gratuito en España. Buscaba un lugar seguro hacia donde huir de la guerra en Ucrania, sola y sin alternativas.
Pero entre los muchos mensajes de ayuda genuina, se coló una docena de ofertas fraudulentas. Eran hombres que prometían alojamiento gratuito mientras daban a entender deseos ocultos: esperaban de la refugiada ucraniana favores sexuales, o una relación.
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«¡Hola! Mi nombre es Dasha, soy una mujer de 25 años de Mykolaiv. Quiero mudarme sola a España. Tuve que escapar de mi ciudad después de que los ataques rusos fueran demasiado abrumadores. Si pudiera ayudarme a encontrar una habitación pequeña en cualquier ciudad española durante 3-4 meses mientras me instalo, estaría muy agradecida», rezaba su publicación.
«Me gustaría conocerte. Si nos gustamos, podemos vivir juntos», fue la respuesta de un hombre de Barcelona a la petición de la ucraniana. Otro, de La Rioja, ofreció «su casa, y una relación estable».
Un tercero sugirió incluso compartir habitación, ya que tenía «cama de matrimonio».
Por suerte, el perfil de Dasha es falso, y fue creado para una investigación de El Debate, similar a la que llevó a cabo The Times en Reino Unido. Pero, aunque 'Dasha' no exista, su situación es atrozmente real para muchas de las ucranianas que huyen a países europeos con lo puesto, sin conocidos ni información, y terminan a la merced de quien las acoge.
A lo largo de la semana, un total de 87 personas se pusieron en contacto con Dasha. Muchos pertenecían a organizaciones de voluntarios, otros ofrecían pisos compartidos con más refugiadas ucranianas. La gran mayoría parecían proposiciones de buena voluntad y verdaderos actos de caridad, pero cerca del 20 % de los mensajes resultaron inquietantes.
«Hola guapa», «hola bonita», emoticonos sugerentes y piropos. Así saludaban muchos de los usuarios a la mujer que, supuestamente, acababa de vivir la traumática experiencia de huir de un país en guerra.
«Podemos dormir juntos, yo soy un chico potente como tú, necesito una pareja guapa», decía por ejemplo un hombre de Barcelona. Muchos, al no recibir respuesta, borraron sus mensajes.
Entre la abrumadora caridad, destaca un dato: sólo 15 de las personas que escribieron a Dasha eran mujeres. De los 72 hombres restantes, 40 indicaron o resultaron estar solteros, y muchos ofrecían habitaciones en pisos que habrían compartido a solas con la ucraniana.
«¿Qué signo del horóscopo eres?», preguntó repetidamente un madrileño. «¿Qué importa eso?», respondió la falsa refugiada. «Es para ver las compatibilidades», contestó el hombre, antes de indicar también su peso y altura, hobbies, y gustos, detalles más propios de una primera cita que de una consulta sobre apartamentos.
Facebook cuenta con una veintena de grupos de ayuda a Ucrania. Algunos suman más de 1.000 miembros, que pueden unirse y responder a solicitudes como las de 'Dasha' sin filtro alguno. Como red de apoyo es tremendamente útil, pero también supone un puente entre mujeres vulnerables y personas capaces de aprovecharse de ellas.
Muchos preguntan, innecesariamente, si la ucraniana está casada o si tiene pareja en Ucrania. Otros, mienten. Un hombre que vive en Galicia ofreció alojamiento compartido en su piso, «de dos habitaciones». Pero cuando Dasha pidió un vídeo del pequeño apartamento, la grabación solo mostraba un dormitorio.
«Es una habitación y un salón», se justificó el gallego. «¿Y dónde dormiría yo?», quiso saber entonces la refugiada, a lo que el hombre respondió, simplemente, con el emoticono de la rosa.
Desde que empezó la guerra en Ucrania, se han creado cientos de organizaciones en España para facilitar la salida de las refugiadas del país invadido. El ministerio de Inclusión fundó, junto a La Caixa, un programa para la acogida en Familias del Ministerio de Inclusión.
Pero ante la desinformación, muchas mujeres recurren a las redes sociales, medio conocido y a menudo el único disponible, para solicitar ayuda.
«Lo que hacemos habitualmente, y a diario es recordar a las personas que buscan asilo que lo hagan a través de las vías adecuadas para evitar problemas de esta índole», explicó Pablo Pérez, portavoz de JuPol.
Desde su perspectiva policial, la seguridad de las ucranianas en España está en juego, y pide prudencia: «Entendemos que hay personas que se benefician con esta situación de vulnerabilidad, y que tratarán de aprovecharse de las refugiadas. A ellas, les aconsejamos que hagan todo a través de los canales oficiales, y organizaciones».
«Vienen huyendo de su país, están en un proceso difícil, y eso las vuelve vulnerables. No todos los que ofrecen asilo tienen buena fe, y las ucranianas pueden verse involucradas en asuntos como la trata o los abusos», agregó Pérez.