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La lucha en la región de Nagorno-Karabaj

La lucha en la región de Nagorno-KarabajAFP

El Cáucaso meridional: Armenia, Azerbaiyán y el conflicto de Karabaj

La centralidad de Rusia para cualquier solución de esta tensión está en duda, y la Unión Europea está buscando desplazarla en la mediación de este conflicto

La guerra de Ucrania ha dejado el Cáucaso Meridional bajo una fuerte inestabilidad. Esta zona situada entre los mares Caspio y Negro fue escenario en 2020 de una guerra entre Armenia y Azerbaiyán por un territorio: Nagorno-Karabaj, un enclave poblado por armenios dentro de Azerbaiyán y las regiones adyacentes.

Fue una guerra corta y brutal de 44 días que dejó más de 7.000 muertos y supuso una aplastante derrota para Armenia. Revirtió las pérdidas territoriales que había sufrido en los combates de la década de 1990.

La guerra también dejó heridas abiertas. En marzo, al igual que Ucrania, Azerbayán utilizó drones «Bayraktar» de fabricación turca para atacar a las tropas armenias en Karabaj.

Ahora la centralidad de Rusia para cualquier solución de esta tensión está en duda, y la Unión Europea está buscando desplazarla en la mediación de este conflicto. Se están llevando a cabo conversaciones de paz entre Armenia y Azerbaiyán bajo los auspicios de la Unión Europea.

En mayo, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, se reunieron en Bruselas en unas conversaciones que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, calificó de «productivas».

Las partes están avanzando en dos cuestiones importantes: la reapertura de las rutas de transporte a través de las fronteras cerradas y la demarcación de la frontera oficial entre Armenia y Azerbaiyán.

Pero la cuestión central del conflicto, desde 1988, la constituye el estatus de la población armenia de Karabaj, en este punto continúan las intensas disputas incluso hay un gran desacuerdo en los términos del debate. La sombra de la guerra en Ucrania pesa sobre estas negociaciones.

La paz rusa

El Kremlin ayudó a forjar un acuerdo de alto el fuego en noviembre de 2020, en virtud del cual desplegó «una fuerza de paz» en Karabaj.

En 1994, los armenios obtuvieron una victoria militar en la primera guerra con Azerbaiyán, tras la cual no sólo retuvieron Karabaj, sino que ocuparon parcial o totalmente los siete distritos azerbaiyanos que rodean el enclave, habiendo expulsado a más de medio millón de personas que vivían allí.

En 2020, los azerbaiyanos reconquistaron estas siete regiones y se apoderaron de alrededor de un tercio del territorio de Nagorno-Karabaj, expulsando al menos a 20.000 armenios. Son los armenios de Karabaj los que ahora se sienten amenazados, preocupados porque, de no ser por la fuerza de paz rusa, se verían obligados a abandonar sus hogares.

El pasado marzo, las tensiones y la violencia se recrudecieron porque el gasoducto de Armenia a Karabaj cortó el suministro y dejó a los armenios de Karabaj sin calefacción a temperaturas bajo cero. Los armenios alegaron juego sucio azerbaiyano en el corte del gasoducto.

Así mismo, las fuerzas azerbaiyanas instalaron altavoces en las afueras de las aldeas armenias y tocaron su himno nacional y mensajes intimidatorios en lengua armenia, diciendo a los habitantes que hicieran las maletas y se fueran.

Después, los azerbaiyanos desafiaron a las fuerzas de paz rusas y entraron en el pueblo armenio de Parukh. Las fuerzas armenias locales trataron de frenarles, pero los azerbaiyanos respondieron desplegando drones turcos Bayraktar que les habían ayudado a ganar la guerra de 2020, matando al menos a tres soldados armenios.

La misión en Karabaj

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, el número de tropas rusas en la región del Karabaj ha disminuido ligeramente, pasando de un máximo de 1.960 a unos 1.600. A diferencia de otras zonas de conflicto en las que Rusia ha desplegado tropas, como en los estados escindidos de Abjasia y Transnistria, su misión en Karabaj tiene fecha de caducidad: noviembre de 2025.

La misión puede renovarse por otros cinco años, pero también puede darse por terminada si una de las tres partes del acuerdo de 2020 –muy probablemente Azerbaiyán– retira su consentimiento seis meses antes de la fecha de finalización.

Azerbaiyán se siente confiado. La guerra en Ucrania hizo que los funcionarios europeos se apresuraran por acudir a Bakú, desesperados por el gas azerbaiyano como sustituto del suministro energético ruso.

La actual tensión con Rusia por Ucrania impide cualquier cooperación formal con Moscú en el Cáucaso, pero la participación de Moscú es necesaria. Los rusos, así mismo, consideran las recientes intervenciones de la Unión Europea en este conflicto como «un intento occidental de secuestrar el proceso de paz que ellos lanzaron».

En abril, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso condenaba abiertamente los «descarados intentos de la UE de apropiarse del tema de los conocidos acuerdos ruso-azerbaiyano-armenios» alcanzados en noviembre de 2020.

Durante más de 30 años, el conflicto del Karabaj ha sido el centro de las modernas identidades nacionales de armenios y azerbaiyanos. Tras el conflicto local siempre han estado las ambiciones internacionales de sus vecinos más poderosos Rusia, Turquía e Irán. Ahora la reciente intromisión de la Unión Europea en este asunto suma una amenaza más a la hegemonía rusa.

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