¿Deberían compartirse las imágenes de los cadáveres de Uvalde?
La masacre a una escuela primaria en Texas abre un nuevo debate: ¿podría el impacto de las fotografías sin censura incentivar la prohibición de las armas?
Del brutal tiroteo en Uvalde, Texas, donde un joven de 18 años disparó a matar a 19 niños y 2 profesoras en un colegio, han provocado varios debates. El principal es la permisiva normativa de posesión de armas en Estados Unidos.
Una segunda cuestión, relacionada con la anterior, es si compartir imágenes de los cuerpos de las víctimas influiría en la prohibición de la compraventa de rifles de asalto como el que se utilizó en Uvalde.
Jeh Johnson, exsecretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, sugirió, a través de una columna de opinión en el periódico Washington Post, que aquellos que apoyan el derecho a la posesión de armas deberían ver fotografías de las víctimas de Uvalde, para entender la magnitud y el peligro de ese derecho.
«Tal vez necesitemos un momento como el de Emmett Till», barajó el político, antes señalar una injusticia: los niños, compañeros supervivientes de las víctimas, fueron obligados a presenciar la tragedia, pero los que legislan «pueden vivir tranquilos sin ver las consecuencias de su inacción».
El «momento Emmett Till» del que habló Johnson se refería a cuando, en 1955, el público vio una foto de Till, de 14 años, víctima de un asesinato racial. Su madre pidió dejar abierto el ataúd durante su velatorio, para que el mundo presenciase lo que hicieron los asesinos de su hijo. Una fotografía del momento, tomada por la revista Jet, se difundió internacionalmente y ayudó a impulsar el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Las fotografías tienden a empezar debates, no a zanjarlos
«Algunas imágenes hacen algo más que decir mil palabras. Algunas revelan lo que las palabras no pueden describir. Las imágenes tienen la capacidad de motivar a la población, llamar a la acción, y cambiar el curso de la historia», agregó Jeh Johnson en su pieza.
Pero en lo que concierne a Uvalde, pedir a los padres que compartan imágenes de sus hijos tras la masacre (son los únicos que pueden hacerlo), podría ser inútil. En su artículo para el periódico The New York Times, la profesora de periodismo Susie Linfield argumenta que «ninguna imagen en la historia ha traído el cambio que pedían sus seguidores».
«Las fotos de la masacre de My Lai y el video del asesinato de George Floyd dieron a la historia un empujoncito. Pero no resolvieron ningún problema. Las fotografías de Siria, como la del pequeño refugiado Aylan Kurdi, o las 55.000 que revelaban las torturas en las prisiones de Bashar al-Assad no tuvieron ningún efecto político. Las fotografías tienden a empezar debates, no a zanjarlos», escribió Linfield en respuesta a la polémica idea de Johnson.
El rifle AR-15 que utilizó Salvador Ramos en Uvalde es un arma diseñada para la guerra, capaz de reventar sus objetivos. Cuando se dispara hacia un cuerpo humano, sus balas viajan con tanta velocidad que pueden decapitar a una persona, o dar la impresión de que allí ha explotado una granada, explicó al New York Times Peter Rhee, cirujano en la Universidad de Arizona.