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Rey de Bélgica Congo

El Rey de Bélgica estrecha la mano al presidente de la República Democrática del CongoAFP

Pesar, pero no perdón: el Rey de Bélgica trata de cerrar las heridas coloniales en el Congo

El monarca belga expresó su pesar por los abusos cometidos por Bélgica en el Cono durante la época colonial

El Rey Felipe de Bélgica, de visita a la República Democrática del Congo, ha tratado de cerrar la etapa más oscura de la historia de su país: la del colonialismo decimonónico y los crímenes cometidos durante el reinado del Rey Leopoldo II en el Congo belga.

Durante su segundo día de visita, en Kinsasa, el Rey de los belgas ha tratado de coger el toro por los cuernos y pronunció ante el Parlamento nacional su «más profundo pesar por las heridas causadas» durante el periodo colonial.

«A pesar de que muchos belgas se comprometieron sinceramente, y amaban profundamente el Congo, el régimen colonial como tal estuvo basado en la explotación y la dominación», declaró el soberano durante un discurso en la explanada del Palacio del Pueblo, sede del Parlamento.

Este régimen, añadió, «suponía una relación desigual, injustificable en sí misma, marcada por el paternalismo, las discriminaciones y el racismo, dando lugar a abusos y humillaciones».

«Deseo reiterar mi más profundo pesar por las heridas del pasado aquí mismo, durante mi primer viaje al Congo, frente al pueblo congoleño y los que aún hoy en día las sufren», dijo el rey de Bélgica.

En 2020, Felipe escribió una carta al presidente congoleño Félix Tshisekedi para expresar su «más profundo pesar» por las «heridas del pasado».

La colonización belga del Congo fue una de las más duras impuestas por las potencias europeas que gobernaron la mayor parte de África a finales del siglo XIX y el XX.

El Rey Leopoldo II, hermano del tatarabuelo de Felipe, supervisó la conquista de lo que hoy es la RDC, gobernando el territorio como su propiedad personal entre 1885 y 1908, antes de que se convirtiera en colonia belga.

Algunos congoleños quieren ver en esta revisión del pasado colonial el inicio de una «nueva colaboración» con Bélgica, mientras otros piden que haya más arrepentimiento y reparaciones por el sufrimiento y el «saqueo» de las riquezas del país.

En ese sentido, el «pesar» y el «lamento» del Rey Felipe de Bélgica ha sonado más como una disculpa que como una petición de perdón.

Último veterano de la Guerra Mundial

El soberano belga llegó el martes para una visita de seis días anunciada como una oportunidad para la reconciliación con la antigua potencia colonial.

Un poco antes este miércoles, el Rey Felipe condecoró al último veterano congoleño de la Segunda Guerra Mundial vivo.

Después de visitar un monumento a los veteranos, Felipe de Bélgica condecoró al cabo Albert Kunyuku, de 100 años, que se alistó en la fuerza colonial belga en 1940 y prestó servicio en Birmania.

Kunyuku, el último veterano congoleño superviviente de la Segunda Guerra Mundial, y el Rey se estrecharon la mano durante largos segundos.

El Rey Felipe visitó después el museo nacional de la RDC en Kinsasa, creado en 2019, donde entregó una máscara que la etnia Suku utiliza en los ritos de iniciación.

La máscara ceremonial es un préstamo «ilimitado» del Museo Real de Bélgica, anunció.

El gobierno belga estableció el año pasado una hoja de ruta para devolver las obras de arte saqueadas durante la época colonial, un tema sensible en la RDC.

El viernes, Felipe tiene previsto pronunciar un discurso ante estudiantes universitarios en la ciudad de Lubumbashi.

El domingo, el soberano belga visitará la clínica del ginecólogo Denis Mukwege, galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2018 por su lucha contra la violencia sexual, en la ciudad de Bukavu.

La visita es la primera del Rey Felipe a la RDC desde su ascenso al trono en 2013. Su padre, el rey Alberto II, visitó el país en 2010.

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