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Durante una manifestación, una pancarta reza: "deportar a los refugiados está mal"

Durante una manifestación, una pancarta reza: «deportar a los refugiados está mal»AFP

Los inmigrantes que Johnson quiere deportar a Ruanda prefieren el suicidio

La Iglesia católica califica de «patética» y «escandalosa» la decisión del Gobierno británico

El primer avión con destino a Ruanda está a punto de despegar desde Londres. Se tratará de un «vuelo fantasma»: de los 130 inmigrantes ilegales para los cuales el viaje estaba programado, embarcarán menos de 10, debido a un alto número de apelaciones de último momento.

La iniciativa está pensada para disuadir a las personas de efectuar los peligrosos cruces del Canal de La Mancha. Sin embargo, la idea de ser deportados a Ruanda aterroriza a muchos solicitantes de asilo, y a inmigrantes que ya están en territorio británico.

La propuesta del Gobierno Conservador, que condujo a que se efectuase este vuelo, conlleva deportar a las personas que lleguen de forma irregular a través del Canal de la Mancha hasta Ruanda. Allí, esperarán en complejos de alojamiento especiales a que se tramite y resuelva su solicitud de asilo.

Cuándo Priti Patel, ministra del Interior británica, anunció que el primer grupo de solicitantes de asilo partiría a Ruanda el 15 de junio, una inmigrante de origen iraní intento suicidarse.

Según el periódico The Guardian, la mujer, que sobrevivió a la tentativa pero tuvo que ser hospitalizada, explicó a voluntarios de una organización que la posible deportación a Ruanda le empujó a quitarse la vida. Prefería morir, a ser enviada al país africano.

Por su parte, el periódico The Independent informó del caso de un solicitante de asilo afgano que fue detenido y preparado para Ruanda. Para evitar ser deportado, el hombre intentó suicidarse.

El proyecto 'Ruanda'

Bajo su nueva iniciativa, el Gobierno de Johnson criminalizará los cruces del Canal de la Mancha en embarcaciones pequeñas. Por su parte, aquellos migrantes detenidos en las costas del Canal serán enviados a campamentos en Ruanda.

Este país recibirá 120 millones de libras (o 144 millones de euros) «para acoger a demandantes de asilo y migrantes y darles una vía legal para la residencia» en ese país africano, informó su ministro de Relaciones Exteriores, Vincent Biruta.

Con el nuevo sistema impuesto por el Gobierno, y acordado con Ruanda, solo se deportará a migrantes masculinos, porque el Ministerio del Interior considera que son los que más comúnmente intentan entrar por motivos económicos.

«Patético y escandalizador»

Es el último proyecto de Boris Johnson, que entre la reescritura unilateral del Protocolo de Irlanda del Norte, y esta polémica idea de mandar a los inmigrantes del Canal a Ruanda, busca por todos los medios distraer al mundo del asunto de la moción de censura por su comportamiento durante la pandemia.

Tan criticado es el «plan de Ruanda» que el vuelo casi llegó a cancelarse; la Iglesia católica y ACNUR denunciaron el acuerdo de deportaciones, respuesta «patética y escandalizadora», según el arzobispo Nolan. Pero el Tribunal de Apelación británico dio luz verde para que el viaje saliera adelante, muy a pesar de los inmigrantes involucrados.

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