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El expresidente de EE.UU., Donald Trump., disfruta de una jornada de golf en VirginiaAFP

Trump se obsesionó con la posible venganza iraní tras ordenar el asesinato del general Soleimani

El expresidente de EE.UU. reconoció a amigos cercanos que tenía miedo a ser asesinado por los iraníes como venganza por el ataque en Irak donde murió el militar más importante de Irán

Donald Trump ordenó, y los drones de la fuerza aérea estadounidense ejecutaron, el asesinato del general iraní Qassem Soleimani el 3 de enero de 2020.

El militar persa, máximo responsable de la milicia Quds, brazo armado de la Guardia Revolucionaria de los ayatolás, murió en el ataque aéreo en Irak efectuado desde un dron MQ-9 Reaper.

Junto Suleimani murieron varios miembros de las milicias iraquíes creadas con el asesoramiento de Irán para combatir al Estado Islámico.

Trump se justificó con el argumento de que Quds era un grupo terrorista que había atacado, y tenía planes de atacar, objetivos estadounidenses. «Era un tipo malo. Un terrorista sediento de sangre. Ahora está muerto».

La justificación de Trump seguía la línea argumental dictada por el Pentágono: «El general Suleimani estaba desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región. Este ataque tenía como objetivo disuadir futuros planes de ataque iraníes», señaló el Pentágono por medio de un comunicado.

Los ayatolás clamaron venganza

El ministerio de Exteriores iraní definió el ataque como «un acto de terrorismo internacional de Estados Unidos» y recordó que Quds ha sido «la fuerza más efectiva en la lucha contra Estado Islámico, Al Nusrah y Al Qaeda».

Unas semanas más tarde, el líder supremo de la República Islámica de Irán, el gran ayatolá Ali Jamenei, anunció la intención de ejercer «justicia».

«Aquellos que ordenaron el asesinato del general Soleimani, y los que lo llevaron a cabo, serán castigados. Esta venganza se producirá, sin duda, en el momento adecuado», declaró en un mensaje.

Desde entonces, el presidente estadounidense ha vivido con miedo a que lo iraníes cumplieran su amenaza y lo asesinaran para cobrare la sangre de Soleimani, su más brillante general artífice de la victoria iraquí sobre los yihadistas de Estado Islámico.

Según publican los periodistas del New York Times y el New Yorker, Peter Baker y Susan Glasser, en su libro «The Divider», Trump compartió sus temores en varias ocasiones con sus amistades más cercanas.

Sin embargo, Trump no era el único objetivo de la venganza de la Guardia Revolucionaria iraní. El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, fue también un objetivo prioritario.

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