Entrevista | José Antonio Kast, líder de la oposición chilena
«Estoy convencido de que hubo fraude en Brasil»
José Antonio Kast hace repaso, en la redacción de El Debate, a estos meses de Gobierno de Gabriel Boric
De paso por Madrid, el presidente del movimiento Acción Republicana y candidato más votado en la primera vuelta de las elecciones de Chile, José Antonio Kast, hace repaso en la redacción de El Debate a estos meses de Gobierno de Gabriel Boric.
El político que estuvo a un paso de llegar al Palacio de La Moneda, advierte la influencia del Gobierno de Pedro Sánchez y de Podemos en Chile, no cree en el resultado de las elecciones en Brasil, tiene claro dónde están las dictaduras en la región, «Cuba, Venezuela y Nicaragua» y no descarta que la gente se eche a la calle si el Gobierno de Boric no cambia sus políticas públicas.
–En el XXIV Congreso Católicos y Vida Pública (CCVP) reivindicó el legado histórico de España. ¿Cómo valora los vínculos actuales?
–Así como nosotros tenemos un buen legado histórico con el idioma, la salud, la educación y el derecho, hoy día somos víctimas, o un laboratorio, de lo que ocurre en España. En Chile tenemos sus mismas normas de género o, incluso, peores: se modifica hasta la partida de nacimiento, cosa que es bastante inédita. Así que, a nuestro juicio, esa influencia «moderna» ha sido muy nefasta para lo que es la política y las políticas públicas chilenas.
Yo no hago diferencia entre si alguien es heterosexual u homosexual, porque la dignidad de la persona es lo primero
–Temas como los de género, la ley trans, pueblos originarios, etc, son los que les reprochan o usan para acusarles de falta de sensibilidad y de ser proclives a su discriminación. ¿A qué lo atribuye?
–¿Por qué no puedo exponer mis ideas sobre lo que es la familia, sobre lo que es la libertad de enseñanza de los padres a sus hijos, sobre lo que es la identidad de la persona, la dignidad de la persona sin que me insulten o lleguen a las agresiones? Yo no hago diferencia entre si alguien es heterosexual u homosexual, porque la dignidad de la persona es lo primero. Jamás he agredido a alguien físicamente, jamás he tenido la intención de agredir a alguien, como dicen ellos, psicológicamente y virtualmente.
Si se diera esa circunstancia (un hijo transexual), amaría a mi hijo como tal, pero eso no me obliga a cambiar la realidad
–Usted tiene nueve hijos, ¿qué haría si uno fuera transexual?
–Acogerlo como un hijo. Si se diera esa circunstancia, lo amaría como tal, pero eso no me obliga a cambiar la realidad, a modificar las leyes, para que mi hijo, entre comillas, logre la felicidad. La práctica también ha mostrado que por mucho que se avance, modificar las leyes para adecuarla a esta mirada de la sociedad no logran el efecto deseado y generalmente generan más tensión interna y muchas veces termina afectándolos más allá de lo que uno quisiera.
No tenemos problema en sentarnos a discutir cambios a la actual Constitución, pero dentro del marco institucional que corresponde, que es el Congreso
–Su grupo propone que el actual Congreso asuma las funciones de una Asamblea Constituyente. ¿Si se uniera con otras formaciones de derecha y centro derecha, podría lograrlo?
–Así es, tendríamos mayoría suficiente, pero también contamos con el apoyo de líderes de centro izquierda que rechazaron el borrador de la Constitución. Nosotros no tenemos problema en sentarnos a discutir cambios a la actual Constitución, pero dentro del marco institucional que corresponde, que es el Congreso.
El Gobierno no quiere porque no tiene la mayoría abrumadora que tenía antes. El presidente tiene menos del 30 % de aprobación, está muy desprestigiado, con problemas reales como narcotráfico, inmigración, salud, educación, vivienda y se plantea: corremos el riesgo de volver a perder.
Muchos jóvenes que son homosexuales lucen con orgullo la camiseta del Che Guevara sin conocer su historia y era un asesino en serie, una máquina de matarlos
–¿Qué puntos cree que hay que modificar de la Constitución de Pinochet que ya fue reformada más de 1.000 veces?
–Primero, el que reivindica la actual Constitución es Ricardo Lagos, expresidente, y cuando se le dice esta es la Constitución realizada por cuatro generales, responde: «Un momentito, esta Constitución la firmé yo». Por lo tanto, hay que desmitificar esto porque la izquierda siempre construye mitos. Construyó el mito del Che Guevara, que era un asesino en serie de homosexuales. Los odiaba, pero construyeron un mito. Y hoy día muchos jóvenes que son homosexuales lucen con orgullo la camiseta del Che Guevara, sin conocer su historia y era una máquina de matarlos.
Lo mismo sucedió con Allende. Todavía no reconocen que Allende fue el primer dictador de ese siglo en Chile, ya que quedó al margen del Congreso. El mito de la Constitución de Pinochet hay que enfrentarlo, pero pocos se atreven a hacerlo. Los mismos medios de comunicación han instalado eso. Y, si usted pregunta: ¿qué es lo que habría que modificar? Primero habría que preguntarle a la izquierda y a parte de la derecha, qué es lo que quiere modificar.
Lo más probable es que Lula dure un periodo y después vuelva a gobernar la derecha en Brasil
–Bolsonaro ha perdido las elecciones y usted está muy identificado y vinculado con él. ¿No cree que le puede perjudicar?
–No, no, yo creo que Bolsonaro ha demostrado en los hechos que aumentó su votación, que ganó en el Parlamento, ganó en la mayoría de las gobernaciones. Por lo tanto, hay un giro en Brasil muy interesante. Enfrentó a todos los medios de comunicación masivos, enfrentó toda la política internacional de izquierda.
Obtuvo un buen resultado que, a mi juicio, sigue en debate. Si no se puede revertir el resultado de la elección a través de las reclamaciones que se están haciendo, lo más probable es que Lula dure un periodo y después vuelva a gobernar la derecha en Brasil.
–¿Usted cree que hubo fraude?
Las máquinas iniciales, las más antiguas, no fueron chequeadas y curiosamente en los recintos donde estaban operando esas máquinas, la diferencia entre Bolsonaro y Lula era abismal. Había una desproporción en los votos, cosa bastante curiosa, por decir lo menos, a favor de Lula. Tendrá que ser el Tribunal Electoral el que ratifique el resultado. Si es así, habrá perdido Bolsonaro y tendremos que esperar cuatro años para que la derecha recupere el poder en Brasil. (Las declaraciones se hicieron antes de que el Supremo sancionara a Bolsonaro por la impugnación de las elecciones)
Cuba es una dictadura casi perfecta, estuvo Fidel Castro, Raúl Castro y ahora tienen un presidente títere: Miguel Díaz-Canel
–Hay un debate abierto sobre la definición de dictaduras. ¿Para usted qué países de Hispanoamérica responde a ese término?
–La más dura y la que afecta al resto de los países es Cuba. Claramente esa es una dictadura casi perfecta, porque estuvo Fidel Castro, Raúl Castro y ahora tienen un presidente títere, Miguel Díaz-Canel. Desde Cuba se exporta, como dicen ellos, la revolución, pero no es una revolución, es la dictadura.
Creo que hay un riesgo serio en Bolivia de que se encaminen a ese tipo de gobiernos (dictaduras)
–Y el resto de los países ...
–Venezuela es una narco dictadura. Hoy día lamentablemente hay una especie de intento de blanqueo de esa narco dictadura por distintos líderes internacionales, incluidos líderes políticos españoles que tienen un vínculo estrecho con ellos.
Nicaragua, que es una dictadura propiamente tal, donde se ha expulsado a congregaciones religiosas como las Hermanitas de la Caridad. En Bolivia hay presos políticos, la ex presidenta Janine Añez está encarcelada... Por lo tanto, creo que hay un riesgo serio en Bolivia de que se encaminen a ese tipo de gobiernos. Esas son tres dictaduras claras.
Uno siempre tiene que luchar por la libertad, pero no hay libertad sin seguridad y tampoco hay inversión
–La prensa chilena se ha hecho eco de un sondeo que advierte que el chileno prefiere seguridad a libertad. ¿Cómo interpreta esa valoración?
–Uno siempre tiene que luchar por la libertad, pero no hay libertad sin seguridad y tampoco hay inversión. Sin seguridad no hay desarrollo sano de las familias. Hoy día esto (Chile) es igual que en el lejano oeste, se va por una carretera y lo rodean tres autos, lo llevan al costado y le roban todo, incluido el auto y lo dejan ahí...
El valor de la vida en Chile es igual a lo que alguien cobra por asesinar, que es muy bajo
–...El expresidente Sebastián Piñera se refería a Chile como un «oasis» hasta que...
–El valor de la vida en Chile es igual a lo que alguien cobra por asesinar, que es muy bajo. Tenemos sicariato que no lo habíamos conocido nunca, narcotráfico, cárteles mexicanos, organizaciones criminales que se dedican al tráfico de personas, al robo de madera, al robo de minerales, de pescado... Por lo tanto, la situación en Chile es grave en términos de inseguridad.
–¿A quien atribuye la responsabilidad de esa ola de inmigración descontrolada, violencia, narcotráfico...?
–Claramente, a los delincuentes. Por otro lado, a las políticas garantistas de la izquierda y a las malas políticas de los gobiernos de derecha, que en este caso han sido de un mismo presidente: Sebastián Piñera. Llevó adelante buenas políticas económicas, es un buen gestor pero muy mal político. También hay que mirar a una derecha que ha claudicado en ciertos principios por comodidad. Es lo que le ocurrió a gran parte de los países cuando cayó el muro de Berlín y sentimos que ganamos. Con la izquierda uno nunca puede decir: ganamos porque la izquierda permanentemente se rearticula, se reorganiza, se replantea y va generando conflictos donde antes no lo había.
–¿Lo vincula a lo que sucedió en octubre de 2019 en Chile?
–Cuando ocurre esa pseudo revolución del 5 de octubre, le pedí al presidente que declarase el Estado de excepción que era solicitar la ayuda a las Fuerzas Armadas para reforzar las policías y evitar un desastre. Decidió que ese día era más importante el cumpleaños del nieto. El resultado está claro: dos días más tarde decretó el Estado de emergencia, cuando ya era tarde, cuando ya la violencia había crecido y la ciudadanía legítimamente salió a manifestarse. Eso terminó en un acuerdo político por la paz y la nueva Constitución. Y los únicos que rechazaron ese acuerdo fuimos nosotros, que dijimos: tú no puedes llegar a un acuerdo de paz y nueva Constitución con una pistola sobre la mesa. Ese es un acuerdo espurio que no fue realizado en libertad. El tiempo nos dio la razón.
El pueblo mapuche en su mayoría es un pueblo pacífico, que quiere orden, que quiere paz, pero también están los terroristas
–¿Cómo resolvería el problema de los mapuches violentos en la Araucanía?
–Trato de no decir que son los mapuches violentos, son terroristas que no tienen bandera y que no tienen patria. El pueblo mapuche en su mayoría es un pueblo pacífico, que quiere orden, que quiere paz. En las elecciones presidenciales votó mayoritariamente por mí, que soy la antítesis de lo que la izquierda dice que es.
En el plebiscito constituyente obtuvimos más del 75 % de los votos en las zonas de La Araucanía, siendo que esta supuestamente era una constitución indigenista. Es una revolución encubierta, es el uso de la fuerza por la izquierda. En la medida que usted aplique la ley recupere el Estado de derecho, va a volver la paz.
Nunca le vamos a pedir a Boric que se vaya, pero claramente él tiene que cambiar el rumbo de cómo está guiando el país
–¿ Gabriel Boric podría no terminar el gobierno?
–Yo espero que lo termine porque deseo que prime la institucionalidad. Cuando Sebastián Piñera tenía los índices de aprobación que tiene hoy él, le pedía que se fuera. Nosotros nunca le vamos a pedir a Boric que se vaya, pero claramente él tiene que cambiar el rumbo de cómo está guiando el país, porque no me extrañaría que en algún momento la ciudadanía se empiece a manifestar en contra de sus políticas públicas.
–Por la razón la fuerza, como en el escudo de Chile...
–Pero primero va la razón. Así que yo espero que siempre apelemos a la razón y a la democracia, que es la vía a través de la cual vamos a derrotar al actual gobierno de izquierda.