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Manifestaciones en el Capitolio de los Estados Unidos, en 2013, contra el espionaje de los estadounidenses por parte de la Agencia de Seguridad Nacional

Cuestión de Inteligencia: los nuevos retos de los servicios secretos

Internet, las redes sociales, los satélites, los análisis automatizados y otros avances han permitido a los civiles recopilar, analizar y difundir información de inteligencia

La invasión rusa de Ucrania ha marcado un antes y un después en el mundo de los servicios secretos. Algo decisivo para la defensa Ucraniana y para sus aliados occidentales.

La guerra ha dado paso a una nueva era de intercambio de inteligencia entre Ucrania, Estados Unidos y otros aliados y socios, que ha ayudado a contrarrestar las falsas narrativas rusas, defender los sistemas digitales de los ciberataques y ayudar a las fuerzas ucranianas a atacar objetivos rusos en el campo de batalla.

Durante semanas antes de que comenzaran los bombardeos, Washington hizo público un flujo incesante de hallazgos notablemente detallados, sobre todo, desde los movimientos de las tropas rusas hasta los ataques de falsa bandera que el Kremlin utilizaría para justificar la invasión.

Los avances tecnológicos han sido fundamentales en esta evolución. Al fin y al cabo, Internet, las redes sociales, los satélites, los análisis automatizados y otros avances han permitido a los civiles recopilar, analizar y difundir información de inteligencia. Pero, aunque las nuevas tecnologías han ayudado a arrojar luz sobre la actividad militar rusa, sus efectos distan mucho de ser uniformemente positivos.

Cada vez más, las tecnologías emergentes y los datos son fuentes importantes de poder nacional, y son intangibles, más difíciles de ver y comprender, y a menudo creados y controlados por empresas, no por gobiernos. Para la CIA y otras agencias de inteligencia, comprender los peligros geopolíticos y la dinámica del siglo XXI será probablemente mucho más difícil que en el siglo XX.

Las nuevas tecnologías están creando amenazas a un ritmo mucho más rápido

Para las agencias que componen la «Comunidad de Inteligencia estadounidense», las nuevas tecnologías están creando más amenazas a un ritmo mucho más rápido. Están aumentando drásticamente la cantidad de datos que los analistas deben procesar. Están dando a las empresas y a los ciudadanos una nueva necesidad de inteligencia, para que estas entidades privadas puedan ayudar a salvaguardar los intereses del país. Y están dotando de nuevas capacidades de inteligencia a organizaciones e individuos ajenos al gobierno estadounidense, así como a más países.

Los «deepfakes» de McFaul se han extendido tanto que el verdadero McFaul tuvo que tuitear advertencias pidiendo a la gente que no cayera en lo que llamó «una nueva arma de guerra rusa»

En marzo de 2022, alguien difundió un «deepfake» del presidente ucraniano Volodomir Zelensky diciendo a los soldados ucranianos que depusieran las armas. Más recientemente, se han utilizado «deepfakes» que suplantan la identidad de Michael McFaul, ex embajador de Estados Unidos en Rusia, para engañar a funcionarios ucranianos y hacerles revelar información sobre la guerra. Los «deepfakes» de McFaul se han extendido tanto que el verdadero McFaul tuvo que tuitear advertencias pidiendo a la gente que no cayera en lo que llamó «una nueva arma de guerra rusa».

Los servicios de inteligencia deben hacer frente a amenazas nuevas y transnacionales como las pandemias; la competencia de grandes potencias con China y Rusia; al terrorismo; a otras amenazas que pueden venir de forma sorpresiva de estados débiles y fallidos y a ciberataques que roban, espían, perturban, destruyen y engañan a velocidades y escalas asombrosas. Las agencias de inteligencia están sobrecargadas.

Tanto a demócratas como a republicanos les preocupa ahora que TikTok pueda permitir al gobierno chino acceder a todo tipo de datos

Poe ejemplo, la empresa china ByteDance es propietaria de «TikTok», la popular aplicación de redes sociales que cuenta con más de mil millones de usuarios, incluidos unos 135 millones de estadounidenses, es decir, el 40% de la población de Estados Unidos.

La tecnología hace que la lista de amenazas de hoy en día no sólo sea más larga, sino también más compleja. Durante siglos, los países se defendieron construyendo poderosos ejércitos y aprovechando la buena geografía. Pero en el ciberespacio, cualquiera puede atacar desde cualquier lugar, sin tener que atravesar las defensas aéreas, terrestres y marítimas.

Los países más poderosos son ahora a menudo los más vulnerables, porque su poder depende de los sistemas digitales

De hecho, los países más poderosos son ahora a menudo los más vulnerables, porque su poder depende de los sistemas digitales para los negocios, la educación, la sanidad, las operaciones militares y mucho más. Las agencias de inteligencia deben hacer frente a un entorno de datos que es vasto, no sólo rápido.

El volumen de información disponible en línea se ha vuelto casi inimaginablemente inmenso. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos ya están recopilando mucha más información de la que los humanos pueden analizar con eficacia.

Los responsables de los servicios de inteligencia occidentales saben que su éxito en el siglo XXI depende de su adaptación a un mundo con más amenazas, más velocidad, más datos, más clientes y más competidores.

Las agencias han estado trabajando duro para hacer frente a estos desafíos mediante el lanzamiento de reformas organizativas, programas de innovación tecnológica y nuevas iniciativas para reclutar a los mejores talentos de la ciencia y la ingeniería. Han cosechado algunos éxitos importantes. Pero se trata de problemas difíciles de superar y, hasta ahora, los esfuerzos de la comunidad de inteligencia han sido poco sistemáticos.

Las agencias secretas se enfrentan a una «peligrosa era» que incluye la competencia entre las grandes potencias; la actual guerra en Europa, con el peligro de ampliación en tiempo y espacio; los continuos ataques terroristas y los ciberataques.

Las nuevas tecnologías están impulsando cada vez mayores amenazas.