Los egipcios tienen que renunciar a la carne

Los egipcios tienen que renunciar a la carne

Egipto

Los egipcios no pueden comprar carne: el gobierno no logra frenar la inflación ante el malestar de la gente

Su precio ha subido más de un 100% y provocado que el consumo se haya reducido un 85 % desde el mes de marzo

Las políticas del gobierno de Abdulfatah al Sisi o Abdelfatah el Sisi, que por ambos nombre se conoce al exmilitar y presidente de la República, no logran mejorar la vida de los egipcios o al menos, lograr que conserven su poder adquisitivo.

Los precios están por las nubes y la cesta de la compra cada día es más cara. La inflación se come los sueldos y provoca un profundo malestar en las familias que ahora apenas pueden comprar un chuleta de carne y ven las piezas exhibidas desde fuera del escaparate de las carnicerías.

Sentados detrás del mostrador, los carniceros del centenario mercado de Bab el Louq, en el centro de la ciudad, esperan en silencio a que se acerque un cliente, un acontecimiento poco habitual en estos tiempos de crisis, como advierte la agencia Efe.

Llevo desde las ocho de la mañana y aun no ha venido ningún cliente. Ayer solo vendí tres kilosCarnicero del mercado Bab el Louq

«Llevo desde las ocho de la mañana y aun no ha venido ningún cliente. Ayer solo vendí tres kilos», asegura un tendero de este icónico mercado, que la crisis ha convertido en un desolado compendio de escaparates vacíos y caras largas.

Hasta hace poco, el mercado era un bullicio de gente, pero ahora el zoco de Bab el Louq se ha transformado en una suerte de parque de atracciones para oportunistas y gatos callejeros, que esperan a que la poca carne a la venta se estropee y les caiga como un regalo del cielo.

El Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) publicó un informe en diciembre donde observa que el consumo de carne en Egipto se ha reducido en un 85 % desde marzo.

En tan solo unos meses, de acuerdo con varios vendedores consultados, el precio del kilo de carne en el mostrador ha saltado de 80 a 160 libras (de 2,5 a 5 euros, aproximadamente), es decir, un aumento del 100 %. La respuesta de la población ha sido dejar de consumir el producto, alegan.

El salario mínimo en Egipto en 2022 estaba fijado en 4.300 libras mensuales.

Según cifras oficiales, la inflación en Egipto alcanzó en diciembre el 21,3 %, pero el reputado economista Steve Hanke, de la Johns Hopkins University, calcula en base a su propio índice que la cifra asciende al 102 %.

La percepción para cualquiera en el país es que la cifra se acerca más al cálculo del estudioso que a la reportada por las autoridades.

El desplome de la libra egipcia

Al drama de la inflación se suma que en menos de un año la libra egipcia ha perdido más de la mitad de su valor respecto al dólar.

Uno de los tenderos del zoco de Bab el Louq, que pidió no ser identificado, asegura a EFE que hace unos meses compraba al mayorista una caja de 25 kilos de carne importada por 1.000 libras (unos 30 euros), pero ahora se adquiere por 3.000 (92 euros) o 4.000 libras (122 euros).

«Algunas carnicerías han tenido que cerrar por la subida de precios», asegura el vendedor, que en 15 años que lleva trabajando en el mercado no ha visto jamás «una situación similar».

Otro de los tenderos de Bab el Louq asegura que los egipcios están haciendo una especie de «boicot a la carne» para que baje su precio, y advierte que hay carniceros que han aumentado el coste «por encima de la tasa de inflación o el valor del dólar» para compensar la falta de ventas.

Por su parte, una de las pocas clientas que transitaban por el mercado lamenta que debido al incremento desorbitado de los precios, ella y su familia han tenido que «reducir el consumo» de pollo y carne, y aumentar el de fruta y verdura.

De la misma forma, otra compradora lamenta que se ha visto obligada a cambiar la dieta de toda su familia, compuesta de ocho miembros.

De dos pollos por sema a uno cada dos

«Antes compraba dos pollos por semana y cada uno se comía un cuarto, pero ahora compro uno cada dos semanas y nos tenemos que apañar y dividir el pollo entre ocho», asegura la mujer, que también ha pasado a utilizar proteína vegetal para sustituir la carne.

Emad, un vendedor de pollos de Bab el Louq, se queja de que esta misma semana el precio del kilo ha subido entre 5 y 8 libras, «una locura», teniendo en cuenta «los bajos salarios en Egipto», asegura.

«Todo ha subido, incluso el precio de las lentejas y del aceite. Ya nada es barato. Parece que ha llegado el día del Juicio Final», sentencia.

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