África
Túnez, la esperanza de las primaveras árabes, al borde de una nueva revolución
La mala situación económica así como las últimas medidas aprobadas por el presidente tunecino están provocando un profundo descontento entre la población
Túnez fue el único país que, tras las primaveras árabes, consiguió llevar a cabo una transición pacífica y establecer una democracia, pero la llegada de Kais Saied a la Presidencia ha hecho tambalear todos los avances conseguidos durante la revolución. Said, en lo que podría considerarse un golpe de Estado, suspendió el Parlamento el 25 de julio de 2021 y se otorgó plenos poderes, con la promesa de que convocaría elecciones para elegir, precisamente, un nuevo Parlamento.
La segunda vuelta de estos comicios tuvo lugar el pasado domingo y dejaron negro sobre blanco el hastío de los tunecinos que, en su mayoría, ni se plantearon acudir a las urnas. La participación en estas elecciones fue de un 11,3 %. Un dato prácticamente idéntico al de la primera vuelta –el pasado 17 de diciembre– con un 11,22 %.
Cifras que dejan patente la oposición de los tunecinos a las medidas tomadas por su presidente. El investigador principal del Real Instituto ElCano, Haizam Amirah Fernández, experto en el Magreb y el mundo árabe, al ser preguntado por El Debate si se esperan nuevas revueltas en Túnez, explicaba: «La pregunta que nos hacemos muchos analistas no es si habrá una nueva revolución, si no ¿cuándo va a ocurrir?». Amirah Fernández explica que Túnez fue un experimento para intentar establecer un sistema político representativo, que respondiera a las necesidades de la población.
Bouazizi se convirtió en un héroe nacional y prendió la llama de las protestas que, posteriormente, se propagaron por gran parte del mundo árabe. Todas las revueltas, en los diferentes países, defendían una misma consigna: mejor calidad de vida para sus ciudadanos. A medida que las primaveras árabes iban cogiendo mayor repercusión, las exigencias fueron aumentado y ya no solo pedían mayores oportunidades, si no la caída de los regímenes autocráticos y el establecimiento de una democracia.
La pregunta que nos hacemos muchos analistas no es si habrá una nueva revolución, si no ¿cuándo va a ocurrir?Investigador principal del Real Instituto ElCano
Doce años después, todos aquellos países que protagonizaron las mal llamadas primaveras árabes, a excepción de Túnez, se vieron envueltos en guerras civiles –Libia, Siria y Yemen– o siguen bajo un régimen de carácter dictatorial –Egipto–. Túnez, donde precisamente se inició esta revolución, parecía ser la excepción.
Pero poco a poco, y a pesar de haber conseguido elaborar y aprobar la Constitución más democrática en la historia moderna del mundo árabe, los líderes del país no consiguieron responder a la principal exigencia de la población: más oportunidades. La situación económica de Túnez es alarmante. El país árabe se encuentra entre los Estados con mayor riesgo de declararse en suspensión de pagos a nivel mundial, señala el investigador Amirah Fernández.
En este contexto surge la figura de Kais Saied, un profesor de Derecho Constitucional, sin experiencia política y sin partido, pero que consiguió erigirse como el «salvador» ante el descontento de aquellos que esperaban cambios y veían que, tras la primavera árabe y con la llegada de un nuevo Gobierno, aunque más democrático, la economía y las oportunidades no mejoraban. Pero Saied tampoco ha conseguido remediar la mala situación financiera que atraviesa el país y, junto con su perfil autoritario, la llama de la revuelta de Túnez está cada vez más cerca de volver a prender.